Del no a Pedro Sánchez al sí a otros socialistas como García-Page, Lambán o Fernández Vara. Inés Arrimadas no pudo culminar su intento de sumarse al acuerdo presupuestario en España -o el Gobierno de PSOE y Podemos se lo impidió por su apuesta por ERC y Bildu- pero en cambio ha cuajado varios pactos a nivel autonómico que extienden la influencia de Ciudadanos por todo el territorio nacional. Hasta el punto de teñir de naranja 10 de los 19 Presupuestos de las distintas comunidades y ciudadades autónomas.
Además de donde gobierna, en coalición con el PP en Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León y también en Melilla, los centristas suman mayoría para aprobar los Presupuestos en otras cinco comunidades donde están en la oposición. Cuatro con presidente socialista: Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y Asturias. Y una más, la Cantabria que preside Miguel Ángel Revilla.
Incluso podía haberse sumado a este elenco una autonomía tan importante como la Comunidad Valenciana, para cuyos Presupuestos Ciudadanos ha terminado absteniéndose, como también hace con los de los presidentes socialistas insulares, el canario Ángel Víctor Torres y la balear Francina Armengol. El líder valenciano naranja, Toni Cantó, trató de lograr una bajada en el tramo autonómico del IRPF para dar su sí, pero no fue posible.
En declaraciones a EL ESPAÑOL, el vicesecretario general adjunto de Ciudadanos, José María Espejo, asegura que el presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, cedió finalmente a las presiones de su socio, Compromís (la formación de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra) para excluir a Ciudadanos.
Espejo, uno de los más estrechos colaboradores de Arrimadas y hombre fuerte tanto de la dirección del partido como del grupo parlamentario, asegura que la actitud de Puig fue muy distinta a la de Lambán. El presidente de Aragón "sí ha sabido resistir la presión de Podemos" pese a gobernar con los de Pablo Iglesias.
Sintonía con Lambán
Fuentes de Ciudadanos en Aragón atribuyen este distinto comportamiento el escaso peso político de Podemos en la región (en el Ejecutivo de Lambán conviven la formación morada con la Chunta Aragonesista y el PAR) y, también, al hecho de que la aritmética permitía al PSOE sumar con Ciudadanos.
Por lo demás, y durante las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado, fue Lambán quien junto a García-Page y Vara llevó la voz cantante contra el acuerdo con ERC y Bildu, dejando a las claras que eran socios "inquietantes" frente a los de Arrimadas, mucho más "fiables" según las palabras del propio presidente aragonés.
Este miércoles, el líder de los naranjas en Aragón, Daniel Pérez, defenderá el sí a los Presupuestos y presumirá de medidas como la no subida de impuestos, una línea naranja habitual, así como un plan de apoyo a PYMES y autónomos y una ley de simplificación administrativa en la que Ciudadanos ha puesto mucho mimo. Además, un apoyo a la escuela concertada cifrado en dieciseis millones de euros, que Pérez expondrá como contraste al revuelo que en ese tipo de centros ha provocado la Ley Celaá de Educación.
Un paquete de medidas muy similar al implementado en el resto de comunidades y que incluye también el plan de ayudas a los sectores más afectados por la pandemia. "Cuando apoyamos el plan de emergencia pedimos una memoria económica que lo sustentase, y qué mejor memoria económica que un presupuesto" explica Daniel Pérez a este periódico.
Sobre hasta qué punto esta situación puede marcar el futuro rumbo político de Ciudadanos, que en 2020 abrió la etapa de Arrimadas y enterró definitivamente el no es no de su antecesor en la presidencia de Ciudadanos al PSOE, José María Espejo produjo, traza un límite. "Se abren posibilidades de acuerdos centrados y moderados con el PP y con el PSOE, pero no con quienes estén en una deriva populista como la presidenta navarra Chivite [Bildu ha entrado en el acuerdo de Presupuestos] o el propio Sánchez" concluye el también secretario general del grupo de Ciudadanos en el Congreso.
El veto naranja al PSOE, dicho de otra manera, es ya historia. Tanto que parece más lejano en el tiempo que cuando se produjo, hace menos de dos años.