Medio en broma medio en serio, y en pleno espíritu navideño, Pablo Iglesias decía el pasado martes, durante una entrevista en Televisión Española, que Emiliano García-Page es el "malo" de la política española.
"Que es muy malo con nosotros. Se lo digo con cariño" afirmaba con media sonrisa el vicepresidente segundo, ante el juego que le proponía, en directo, Jesús Cintora, y tras haber dicho que "el bueno sería" Fernando Simón, "es buen tipo", y "el feo" él mismo.
En el entorno del presidente de Castilla-La Mancha se recibe con deportividad el dardo. "Le agradecemos el tono distendido y amable, casi como una muestra de respeto", afirman fuentes cercanas a García-Page.
Page es uno de los barones territoriales que junto al aragonés Javier Lambán y al extremeño Guillermo Fernández Vara suelen llevar la voz discrepante en algunos de los peajes que el PSOE tiene que pagar por gobernar con Podemos, como los acuerdos presupuestarios con ERC y Bildu.
Aseguran las fuentes consultadas que el líder de los socialistas castellanomanchegos respeta la "inteligencia" y la capacidad probada de Iglesias. No en vano, recuerdan casi con el susto en el cuerpo, en 2015 y 2016 a punto estuvo Podemos de acabar con la tradicional hegemonía del PSOE en la izquierda española. Eran los tiempos del sorpasso que, finalmente, y aunque estuvo cerca, nunca llegó.
Recuperar la mayoría
Pasado el tiempo, y cuando ya no está amenazada esa posición prevalente de los socialistas, que han ganado además las útlimas citas electorales, la ambición apenas disimulada de García-Page es, en lo referente a la formación morada, exportar su modelo. Es decir, reproducir a nivel nacional su relación con los de Iglesias.
Y es que si bien llegó incluso a gobernar con ellos en coalición al final de la pasada legislatura autonómica, en las elecciones de 2019 les barrió literalmente del mapa. Podemos desapareció de esa autonomía, en la que había logrado tres escaños en 2015 con los que primero respaldaron en el Parlamento regional al Gobierno socialista y luego se integraron en él.
"No ocultamos las ganas que tenemos de que en toda España pase lo mismo que ha pasado aquí, y que el PSOE continúe agrandando su mayoría hasta ocupar el lugar hegemónico que ha tenido en estos cuarenta y dos años de democracia", afirman las fuentes del equipo de García-Page.
Naturalmente, se antoja complicado que eso ocurra al menos en la misma magnitud, pues pensar en Podemos como fuerza extraparlamentaria no entra ni en los más desfavorables pronósticos para la formación. Lo que está claro es que el tira y afloja entre Iglesias y "Emiliano" -como familiarmente se refería a él el líder de Podemos-, no cesará en 2021.
Veremos si al final de la legislatura y tras las nuevas elecciones generales, previstas para 2023 si no hay adelanto, Podemos pasa, a la manchega manera, de formar parte del Gobierno a una posición mucho menos relevante.