El 4 de mayo, Madrid, como prácticamente todo el resto del país, entró en la llamada Fase 0 del plan de desescalada. Los pequeños comercios pudieron abrir de nuevo después de casi siete semanas, aunque con cita previa. Bares y restaurantes podían aceptar recogida de pedidos directamente sin tener que pasar por aplicaciones online. La gente pudo volver a una peluquería o retomar su tratamiento de fisioterapia.
Aquel día, la Comunidad notificó un total de 3.568 ingresados en las plantas de los hospitales más otros 660 en UCI. Lejos quedaban los picos de casi 14.000 de finales de marzo y principios de abril. El número de casos se reducía cada día y la incidencia acumulada se colocaba por debajo de los 70 cada 100.000 habitantes.
La tendencia era claramente descendente y de hecho al día siguiente el número de ingresados bajó a 3.463 y el 6 de mayo ya eran 3.292. Desde aquel día, hace ya más de ocho meses, no se había vuelto a superar esa cifra.
Ni siquiera durante la segunda ola de septiembre-octubre. Eso hasta este 18 de enero, en el que la Comunidad ha notificado 3.371 hospitalizados en planta. Para hacer la misma comparación con el número de camas UCI ocupadas, tenemos que irnos al 8 de mayo, cuando había 537 pacientes en unidades críticas por los 525 que tenemos a día de hoy.
Recordemos que por entonces el número se consideraba tan alto que impidió a Madrid pasar a fase 1 durante unas semanas más que el resto de comunidades. Y la fase 1 consistía en poner dos mesas en la terraza y poco más.
Las cifras actuales no solo nos remiten a tiempos terribles sino que no pintan un futuro demasiado esperanzador. De entrada, ni siquiera sabemos dónde estamos. A nivel estadístico, la borrasca Filomena ha hecho estragos con la capital: se han desplomado los tests realizados, se ha disparado la positividad (por encima del 22%) y es imposible saber hasta qué punto el virus se ha propagado por la comunidad ni a qué velocidad se sigue propagando. En ese sentido, esta semana será clave.
Aun así, hay un aumento de casos del 13,27% respecto a la semana anterior, que no tuvo nevada alguna. En lo que averiguamos a qué ritmo suben los contagios en Madrid, centrémonos en lo importante: estos últimos siete días ha habido 2.906 nuevos ingresos en planta más 279 ingresos en UCI. Hablamos de un incremento respecto a la semana anterior del 52,62% y el 27,68% respectivamente.
Se trata de porcentajes altísimos para el volumen que manejamos. De seguir a este ritmo, la semana que viene habría 4.500 nuevos ingresos solo en Madrid y hasta 400, aproximadamente, en UCI.
La prevalencia ha aumentado en números similares: un 40,98% en planta y un 23,82%. Estamos en las mismas: el próximo lunes nos podríamos encontrar con un total de 5.402 hospitalizados, 650 de los cuales estarían en la UCI. Los números totales nos remitirían ya a abril y los de críticos al citado 4 de mayo.
El asunto es que ahora mismo todos los comercios abren con escasas limitaciones de aforo en toda la comunidad y no hay restricciones para la hostelería siempre que se guarden distancias de seguridad en el reparto de mesas. El único cambio significativo que ha implementado la Comunidad durante esta tercera ola es adelantar el toque de queda a las once de la noche y el de los restaurantes a las diez cuando otras comunidades están peleándose con el gobierno por rebajar hasta las ocho.
La Consejería de Sanidad confía plenamente en su plan de septiembre de confinamientos perimetrales por zonas básicas de salud combinado con cribados masivos de tests de antígenos. Eso funcionó de maravilla en su momento y se da por hecho que bastará para frenar la situación actual.
No es fácil asegurarlo ni desmentirlo teniendo en cuenta que, como ya he dicho antes, las cifras de casos detectados no son fiables. Lo averiguaremos en breve. Insisto en que la situación se presta a poco margen y las medidas en comparación con otras regiones y países son escasas, pero, en fin, hemos visto de todo con este virus.
Puede que el semiconfinamiento obligatorio que provocó Filomena durante unos días sirva para detener la transmisión. Por otro lado, los transportes públicos se llenaron bastante y este fin de semana de sol y gradual deshielo, se han visto muchos bares hasta arriba.
Con todo, aunque nos centremos en Madrid por su innegable importancia dentro del país, no es la Comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso la que peor pinta tiene ni mucho menos.
Con una incidencia acumulada a 14 días de 689,27 casos cada 100.000 habitantes a nivel nacional, es imposible no fijarse en las tres comunidades autónomas (Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia) que superan los 1.000 o las siete que superan los 750 (sumen a Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León más La Rioja a la lista).
De hecho, solo Canarias está por debajo de los 300 casos por 100.000 habitantes. La siguiente comunidad empezando por abajo sería País Vasco, con 349,72. Tres veces y media el nivel de alerta fijado por la OMS.
De todas estas regiones, la que más preocupa es Comunidad Valenciana en competencia con Castilla La Mancha. De ahí, probablemente, que Cuenca sea una de las provincias con mayor incidencia del país.
La Comunidad Valenciana comunica con retraso, especialmente tras fin de semana, y aun así roza los 800 casos por 100.000 habitantes de incidencia acumulada. El asunto es que esta incidencia es un 73,37% superior a la que notificaba hace solo una semana. Sus niveles de ocupación hospitalaria no tienen comparación posible: el 37,28% de todas las camas disponibles en sus hospitales están ocupadas por casos Covid (la media nacional es del 18,61%) y también lo están el 52,46% de las camas UCI ampliadas. Si esto les parece grave, imaginen lo que puede suponer el hecho de que las hospitalizaciones suban al 37% semanal.
Durante muchos meses hemos repetido aquello de “nada puede ser como la primera ola” y de alguna manera sigo pensando que es muy improbable que se repita, sobre todo en Madrid, donde fue dantesca.
Empiezo a tener dudas en Castilla La Mancha y los datos de buena parte del país van rumbo a superar lo de marzo. De la agilidad a la hora de detectar tendencias y ser flexibles con las restricciones dependerá el futuro de la pandemia a corto plazo. Nos quedan dos meses de frío intenso y las vacunas no van a hacer aún de muro con un 2% de la población habiendo recibido solo la primera dosis.
En lo que va de 2021, y son solo 17 días, se han notificado ya 2.932 defunciones, según el ministerio. Las Comunidades notifican unas 250 al día, lo que multiplica el número total en torno a las 4.000. No es probable que ese indicador esté recogiendo aún la campaña navideña, con lo que eso implica.