El relevo en el ministerio de Sanidad, en el que una abogada de profesión como Carolina Darias sucede a un licenciado en Filosofía como Salvador Illa, reabre el debate sobre la cualificación necesaria para opcupar esa cartera. Hay opiniones diversas, dentro y fuera del ámbito político.
En su primera comparecencia en la comisión de Sanidad del Congreso, el pasado viernes, Darias tuvo que escuchar los duros reproches del portavoz sanitario de Vox, Juan Luis Steegmann, médico de profesión. "Usted no tiene cualificación para tener éxito frente a una epidemia y menos como ésta" señalaba Steegmann.
El diputado de la formación de Santiago Abascal no dudaba en adoptar un tono profesoral con la ministra: "Espero que nuestras preguntas y propuestas le hagan aprender más de lo que aprendió su antecesor". Steegmann afirmaba en primera persona que "yo tengo ciencia y conciencia, y a usted le falta la primera, aunque lo segundo por supuesto que la tiene, ya veremos cómo la desarrolla".
"Ser médico ayuda"
La portavoz del PP en esa comisión, también médico de profesión y ministra de Sanidad entre 2002 y 2004, Ana Pastor, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL que ser profesional del ámbito sanitario, como ella, "ayuda" en la tarea ministerial.
"Esa pregunta ya me la hicieron hace veinte años cuando llegué al ministerio. Claro que ayuda ser médico, pero también me ayudó entonces ser funcionaria y conocer el funcionamiento del Estado" concluye Pastor. La dirigente popular niega que sea imprescindible ser médico para ocupar el ministerio de Sanidad, como, pone como ejemplo, "para dirigir la Policía no hace falta ser policía".
A su juicio, lo más importante es que el ministro de turno "se rodee de un buen equipo" y tenga una "visión estratégica de las políticas públicas". Pastor, tras su paso por Sanidad en el último Gobierno de José María Aznar, recaló en Fomento en 2011 en el primer Gobierno de Mariano Rajoy.
"Expertos en la asesoría"
El catedrático de ciencia política en la Universidad de Gotemburgo, Víctor Lapuente, considera en conversación con este periódico que la pretensión de que el ministro de Sanidad o de cualquier otra cartera sea un profesional de ese ámbito no tiene razón de ser.
"Creo que en el mundo latino tenemos esa creencia (quizás por la concepción jerárquica de la sociedad) de que los máximos responsables sean expertos (en América Latina muchos ministros tienen doctorados)" asegura Lapuente, quien cree que por el contrario "la incorporación sana de los expertos es en una asesoría experta" que sea "independiente y no politizada" subraya.
"El ministro no puede representar el 'expertise' en ningún área, sino la voluntad del pueblo. Si, además, sabe del tema, mejor. Pero no creo que deba ser su objetivo" concluye este experto en políticas públicas.
Los actuales ministros
En el actual Gobierno, siete de los veintidos ministros podrían encuadrarse en el perfil de profesionales del ámbito del que se ocupan en el Ejecutivo.
La ministra de Educación, Isabel Celaá, que es Catedrática de Bachillerato; el de Universidades, Manuel Castells, que ha ejercidido la dodencia universitaria en varios países; la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que viene del mundo sindical y es máster tanto en Recursos Humanos como en Relaciones Laborales; el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, licenciado en Económicas; el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, licenciado en Aeronáuticos y célebre astronauta; el responsable de Justicia, Juan Carlos Campo, magistrado en excedencia y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, licenciada en Económicas, además de en Derecho.
No es el caso del actual titular de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, doctor en Derecho, pero muchos de sus antecesores han sido profesionales de disciplinas artísticas, como la cineasta Ángeles González-Sinde, que ocupó el ministerio con José Luis Rodríguez Zapatero, o más remotamente el difunto escritor Jorge Semprún, titular de Cultura con Felipe González.
Hace muchos que en España, en cambio, no se suscita un debate sobre el ministerio de Defensa, que desde el capitán general Manuel Gutiérrez Mellado -que abandonó el cargo después del 23-F en el que se enfrentó en el Hemiciclo al golpista Antonio Tejero, hace justo cuarenta años- no ha vuelto a ser ocupado por un militar.
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