Pablo Casado hace un balance "muy positivo" de la campaña que el Partido Popular ha hecho en Cataluña, "a pesar de las circunstancias". El presidente de los conservadores se ha implicado tanto en este combate electoral que lleva varios meses viajando por la región todas las semanas. "No ha fallado ni una", resumen desde su círculo.
La noche electoral del 14 de febrero será el primer test en el que Casado medirá su músculo con su rival más fuerte, Santiago Abascal, desde que rompió definitivamente cualquier vínculo con Vox. El presidente del PP seguirá el recuento con su personal de máxima confianza desde la sede nacional del partido, en Madrid y, aunque todas las encuestas dan por hecho que Abascal sacará mejor nota, se descarta hacer lecturas políticas en clave nacional.
Los mensajes que se multiplican en los últimos días entre las filas conservadoras es que el BNG, la confluencia gallega de Pablo Iglesias, "superó a Pedro Sánchez en Galicia y nadie pidió explicaciones por ello al presidente del Gobierno". El propio Pablo Casado ha defendido en las últimas entrevistas que ha concedido el mismo argumento: que el PSOE fue superado por Podemos en algunas contiendas electorales y nadie atacó la figura del jefe del Ejecutivo.
La suerte está prácticamente echada y el resultado que obtenga el PP este domingo determinará el camino de Pablo Casado, que cerrará la campaña con su candidato, Alejandro Fernández, este viernes en Montjuïc. A pesar de los malos presagios para el PP, su presidente se muestra tranquilo y confiado en obtener un resultado mejor que el que indican todas las encuestas. "Nadie apostaba por José Luis Martínez-Almeida como alcalde de Madrid y le quitó el puesto a Manuela Carmena", se animan unos a otros.
Desde el equipo de Pablo Casado aseguran que se afronta "con total normalidad la recta final" de una campaña en la que los miembros del PP han intentado explicar que su proyecto para Cataluña va mucho más allá del 14 de febrero y que es necesario un partido fuerte en el centro para despojar del poder al independentismo.
Piedra en el camino
Los conservadores, sin embargo, se han encontrado con una inesperada piedra en el camino: el juicio contra Luis Bárcenas en la Audiencia Nacional ha llenado horas de televisión y los miembros del PP se han dedicado más a explicar los excesos del pasado que en seducir a los votantes del centroderecha con un proyecto ilusionante en Cataluña. "No es justo tener que rendir cuentas por algo que no tenemos nada que ver", se lamentan.
El candidato regional, Alejandro Fernández, cuenta con el absoluto respaldo de su dirección nacional, que se muestra también "muy satisfecha" con el trabajo hecho "a pesar de su delicada situación personal": su mujer ha sido operada de un tumor cerebral hace apenas unos días.
La brillantez intelectual del presidente del PP catalán está fuera de toda duda y alaban su talento dentro y fuera del partido. "Fue el mejor en el debate de Tv3: se conoce Cataluña como pocos, es rápido y tiene respuestas para todos... sin tergiversar y sin faltar", destaca un miembro de un equipo rival. El verdadero lastre para Fernández es, a juicio de todas las fuentes consultadas, "defender las siglas del Partido Popular en Cataluña. No es nada fácil: aquí nadie olvida que fue un Gobierno del PP el que aplicó el 155 después del referéndum ilegal", subrayan.
El 155
Pablo Casado ha intentado hacer pedagogía de aquel enfrentamiento entre el Ejecutivo central y el autonómico y ha reconocido errores, que las cosas se pudieron hacer de otra manera aquel 1 de octubre de 2017 en el que se votó un referéndum ilegal. El presidente del PP dio algún ejemplo en la radio catalana Rac1.
A su juicio, el equipo de Mariano Rajoy tuvo que haber tomado cartas en el asunto mucho antes, como evitar que se colocaran las urnas aquel día. El comentario del que entonces ejercía como vicesecretario de Comunicación ha provocado una gran indignación en el entorno del expresidente del Gobierno.
El entorno de Alejandro Fernández y el de Pablo Casado coinciden en el diagnóstico: los dos líderes "heredaron una tierra completamente abrasada por el fuego. No es justo que ahora los dos tengan que pagar los errores de sus antecesores". Si los pronósticos se cumplen y el PP se queda con los cuatro escaños que hoy tiene en el Parlament u obtiene un resultado peor, todas las miradas se posarán de nuevo sobre la cabeza de Pablo Casado.