El Partido Popular se siente muy decepcionado con la actitud de Cayetana Álvarez de Toledo. La diputada por Barcelona no ha dejado de criticar desde los medios de comunicación la estrategia política marcada por Pablo Casado desde que el presidente del PP decidió quitarle la portavocía del Congreso tras reconocerle en una reunión que su forma de ejercer la política era "incompatible" con ella.
La última gota que ha colmado la paciencia del partido es la entrevista que ofreció en martes a El Mundo, donde aseguró que Casado le había "defraudado" y vaticinó que su líder será incapaz de "reconstruir el constitucionalismo". Ese mismo día, el presidente del PP reunía a su Comité Ejecutivo Nacional para dar explicaciones sobre la debacle electoral del 14-F.
El equipo del líder de la oposición ha optado esta vez por ignorar los dardos de su exportavoz. Fuentes del partido subrayan que el escaño es personal y que no se le puede obligar a irse. Pocos entienden, sin embargo, que "reconozca públicamente que no se siente representada con Pablo Casado y no se vaya. Es muy poco coherente".
Las restricciones sanitarias por el coronavirus obligó al Congreso de los Diputados a reformular la manera de votar y a cada grupo le permiten que vayan la mitad de sus diputados. Cayetana Álvarez de Toledo es una de las diputadas rasas del Grupo Parlamentario Popular que en las sesiones del Congreso vota telemáticamente desde fuera del Parlamento.
En el caso del Partido Popular, son 42 los diputados que acuden semanalmente de forma presencial al Congreso. "Junto a Casado van los miembros del comité de dirección, los del grupo parlamentario y los diputados que tienen que intervenir ese día", aseguran fuentes del grupo parlamentario. Álvarez de Toledo es vicepresidenta segunda de la comisión de Hacienda "y cuando le toca acude". Como el resto de sus compañeros, como una más. "Pero si ya tiene la tribuna de los medios, ¿para qué necesita la de oradores?", se pregunta en tono jocoso un compañero de escaño.
El entorno de la diputada por Barcelona, sin embargo, se queja de que desde que Casado apartó a Cayetana y destacó a Cuca Gamarra "no solo se le ha intentado silenciar a ella, sino a todo su entorno", que cada vez tiene menos peso dentro del grupo parlamentario.
Falta "muy grave"
La dirección nacional prefiere no darle "más bombo" a las declaraciones "impertinentes de una diputada", pero animan a leer los apartados por los que un afiliado del Partido Popular puede ser expedientado con una falta "muy grave" que podría suponer la expulsión del partido: "Manifiesta lealtad al partido", "toda manifestación hecha con publicidad que incite a la descalificación de las decisiones democráticamente adoptadas por los órganos de gobierno" o "inducir a la creación de corrientes de opinión contrarias a los intereses del partido".
A pesar de las discrepancias evidentes con el nuevo rumbo del partido, por la cabeza de Cayetana Álvarez de Toledo no se pasa la idea de renunciar al escaño y dejar la política, como hizo en su día con el proyecto de Mariano Rajoy. El círculo más próximo a Pablo Casado cree que, "con sus insinuaciones constantes", quizá la diputada esté buscando "la expulsión". Algo que, de momento, Pablo Casado no se plantea hacer.
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