Ana Martínez Vidal estaba en paro cuando el secretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, la puso de número 3 en la lista naranja a las elecciones autonómicas de mayo de 2019. Hasta ese momento, Martínez Vidal tan sólo era una militante, con tres años de antigüedad, que aguardaba a que corriese la bolsa de empleo del Cuerpo Superior de Ingenieros de la Comunidad Autónoma a la que accedió tras aprobar la oposición -sin obtener plaza-. Los ascensos meteóricos marcan la progresión dentro de Cs de esta Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos: una política inteligente, educada, elegante, bella, exigente, impulsiva y con carácter que se postula a ser la nueva presidenta de la Región de Murcia.
Esa es la cláusula que incluye la moción de censura que su partido ha presentado con el PSOE en la Asamblea Regional: ser investida jefa del Ejecutivo murciano. El principal damnificado de la operación será el PP, precisamente, el partido con el que Ana Martínez Vidal se estrenó en la gestión pública como concejal de Infraestructuras y Calidad Urbana del Ayuntamiento de Murcia. Hasta la legislatura 2011-2015, esta valenciana era una desconocida en el espectro político porque trabajaba en Tragsa dentro de una asistencia técnica para la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).
“Estuvo contratada en Tragsa, entre dos y cuatro años, primero en una dirección técnica y luego en la Comisaría de Aguas desarrollando actuaciones en los cauces de la cuenca en Albacete y en el Campo de Cartagena”, tal y como detalla un empleado de la CHS. “En ese momento, Andrés Martínez, el padre de Ana, era un funcionario con una dilatada trayectoria en la Confederación Hidrográfica”, apunta un antiguo trabajador del grupo empresarial público Tragsa.
Ese es el único bagaje laboral que ha tenido Ana Martínez Vidal en la empresa privada, ya que en julio de 2010 se afilió al Partido Popular y al año siguiente entró a formar parte del último equipo de Gobierno que lideraría en el Ayuntamiento de Murcia el alcalde, Miguel Ángel Cámara. Un exconcejal popular de La Glorieta cofirma que “Cámara la fichó”: ocupó el puesto 12 en una lista con 29 nombres.
En su primera legislatura, la concejal novel, de 33 años, dio muestras del carácter que escondía su rostro angelical: “Es una persona difícil que tuvo encontronazos con compañeros del Partido Popular que estaban en la Corporación y con funcionarios”. No todo fueron discusiones puesto que en la etapa de Martínez Vidal como edil conoció al que a la postre se convertiría en su segundo marido: el entonces alcalde pedáneo de la Era Alta, José Francisco Pérez Rodríguez (PP). “Tenía mucha ambición y en las siguientes elecciones de 2015 no contaron con ella”.
El término del mandato trajó consigo que Martínez Vidal se diese de baja en octubre de 2015 del Partido Popular. De política pasó a ser opositora: devoró temarios para una convocatoria al Estado y a la Comunidad Autónoma. A esta valenciana, de 41 años, siempre se le ha dado bien hincar codos: atesora un expediente académico brillante en los colegios Jesús María y Capuchinos de Murcia, donde cursó Primaria y Secundaria, respectivamente. Todo ello, después de que su familia se instalase en la capital del Segura cuando Ana era una niña.
El motivo de ese cambio de residencia -uno de los seis que vivió- fue el trabajo de Andrés Martínez: su padre fue delegado de una empresa constructora antes de sacarse una oposición de Ingenieros de Caminos del Estado, que le llevó a trabajar en Murcia en la Confederación Hidrográfica del Segura. El estreno de la carrera política de Ana Martínez Vidal con el Partido Popular discurrió casi en paralelo con el mayor ascenso que tuvo su progenitor: en 2012 fue nombrado jefe de la Demarcación de Costas en Murcia -con Mariano Rajoy de presidente del Gobierno-.
Todos arquitectos e ingenieros
La impronta del cabeza de familia ha dejado huella en la excelente formación de sus cuatro hijos: todos son arquitectos o ingenieros. La futura presidenta de la Región de Murcia -siempre y cuando prospere la moción de censura- cursó su ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, especialidad Hidráulica y Medio Ambiente, en la Universidad Politécnica de Valencia. Allí dio muestras de su capacidad colaborando en la redacción de proyectos marítimos en el Laboratorio de Puertos y Costas, así como en la dirección de obra del Museo Arqueológico Marítimo de Cartagena.
“Es una mujer muy inteligente porque cursó el antiguo plan de Caminos, que eran seis años, y en su promoción no llegaron a terminar la carrera ni cuarenta de todos los que empezaron”, subraya una persona que trabajó en el equipo de Ana Martínez Vidal. “Tiene un nivel C1 de Inglés y una cosa que sorprende mucho es su caligrafía: tiene una letra perfecta”.
El alta de esta ingeniera como militante de Ciudadanos se produjo en 2016 y no estuvo exenta de polémica porque el partido naranja la dejó en suspenso al estar investigada por el caso de los ruidos en los locales de copas de la calle Pérez Casas de Murcia.
La foto de Twitter
Ese lastre judicial de su etapa como edil popular le pasó factura en el partido naranja hasta que en junio de 2018 dejó de estar bajo la lupa de la Justicia. Dos meses después, la secretaria regional de Organización, Valle Miguélez, subió a Twitter una fotografía en la sede de Ciudadanos con un mensaje que fue la antesala de la meteórica progresión en el partido de esta valenciana: “CsRegionMurcia es un imán para el talento. Hablando de futuro con Ana Martínez Vidal”.
Después de eso vino el empujón de Fran Hervías. El entonces secretario de organización, al que los militantes llamaban ‘señor lobo’ porque era el encargado de hacer limpiezas internas en el partido cuando surgían conflictos, aupó a Martínez Vidal al número 3 de la lista para las autonómicas en Murcia. Este fue su primer ascenso fulgurante hacia la cúspide del partido.
En la campaña electoral de las autonómicas de 2019 no quitó protagonismo a la cabeza de lista, Isabel Franco, pero cuando se inició la legislatura comenzó a ganar enteros en el Gobierno regional de coalición entre Cs y PP: fue nombrada consejera de Empresa y portavoz del Ejecutivo autonómico.
Martínez Vidal se posicionó en el foco mediático gracias a sus comparecencias semanales ante los medios tras cada Consejo de Gobierno. “Le encanta la política: se desvive”, precisa una persona que ha trabajado en su equipo. “Llegaba a la Consejería de Empresa a las ocho y media de la mañana y a veces salía a las nueve de la noche: el personal de seguridad debía marcharse a las ocho de la tarde, así que les tocaba hacer una hora extra”.
A veces era capaz de aguantar tales jornadas maratonianas de trabajo con una Coca-Cola y una empanilla de la afamada Confitería Roses. Durante 2020 se divorció de su segundo marido: José Francisco Pérez Rodríguez, el otrora alcalde pedáneo de la Era Alta, actualmente trabaja como asesor en el Ayuntamiento de Majadahonda. Ni siquiera esa ruptura matrimonial le hizo bajar el ritmo de trabajo y tomarse un descanso.
Salidas en su equipo
Ella misma ha reconocido en alguna ocasión que es muy exigente consigo misma. También aprieta a su equipo para sacar lo mejor y como botón de muestra un dato: en lo que va de mandato, por diversos motivos, por su Consejería de Empresa, Industria y Portavocía han pasado tres secretarios generales, tres jefes de Prensa y dos jefes de Gabinete. Al último, José Manuel Ruiz, lo destituyó porque fue condenado por un delito de insolvencia punible.
“Es una persona exigente, con carácter, no le gusta que vayan detrás de ella en actitud servil, y valora mucho la educación". Tanto es así que fue capaz de cambar a su chófer particular porque se metía en las conversaciones durante los viajes oficiales por la Región de Murcia. "Era una cotorra". De momento, al volante de su coche oficial, según una fuente de San Esteban, ya se han puesto tres coductores.
Otro rasgo que la caracteriza es su elegancia, crea tendencia entre las murcianas con sus conjuntos de Zara y Massimo Dutti, siempre adecuados a la ocasión, que luce en sus comparecencias ante los medios y en actos oficiales. “Es una mujer con mucho estilo". Esta persona no exagera, ya que cuando se casó con su primer marido, Alberto Retamero, este fue el titular de la revista Tribuna La Muralla: 'Ana Martínez Vidal, la novia más elegante del año 2009'.
El trabajo no le impide tener siempre un vestuario a la última: "Suele comprar su ropa por internet, porque cuando acaba con los asuntos del Gobierno, el resto de la tarde se lo dedica a los temas del partido”. Y si le queda tiempo, trata de desconectar dándose un paseo por la mota del río Segura que le pilla cerca del céntrico piso que se ha comprado en la capital -cerca de la sede del Banco de España-.
Se salió de Telegram
A esta imagen que siempre ha proyectado de eficacia todavía le quedaba otro empujón para catapultar su carrera política y vino a raíz de la investigación judicial sobre un supuesto fraude, en el voto telemático, de las primarias celebradas en Ciudadanos antes de las autonómicas. La direccion nacional constituyó una gestora hasta que en septiembre de 2020, el Comité Ejecutivo de Ciudadanos designó a Ana Martínez Vidal coordinadora del partido en la Región de Murcia, dejando sin poder orgánico a Isabel Franco, vicepresidenta del Gobierno regional.
A partir de ese momento ha situado como sus dos lugartenientes de partido: a María José Ros, secretaria de organización, y Gabriel Torregrosa, secretario de acción institucional. “Es muy desconfiada y celosa de que se puedan producir filtraciones”, apunta un concejal naranja en un municipio de la Región . “En cuanto la nombraron coordinadora se salió del grupo de telegram donde están todos los cargos institucionales”.
También ha prescindido de uno de sus dos teléfonos móviles. "Ha ordenado el rastreo de su teléfono para cerciorarse de que no tiene escuchas", asegura un miembro del Consejo de Gobierno. "Nunca está relajada".
Martínez Vidal, la niña que fantaseó con ser actriz, que estudió una ingeniería de Caminos, y que debutó en política con el PP, está a punto de hacerse con la presidencia de la Comunidad Autónoma con Ciudadanos después de haber pedido por tierra, mar y aire una remodelación del Ejecutivo autonómico para que su compañera Isabel Franco dejase la vicepresidencia. Ese era el puesto que ella anhelaba en el Palacio de San Esteban, pero ahora apunta a la cúspide de la política regional.
El escándalo de la vacunación de decenas de altos cargos del PP en la Consejería de Salud marcó el distanciamiento con el presidente regional, Fernando López Miras. La portavoz autonómica hizo de oposición en el seno del Ejecutivo autonómico del que formaba parte y exigió la constitución de una comisión de investigación en la Asamblea Regional. A partir de ese momento solo hubo tensiones en la coalición de populares y naranjas.
Un ejemplo de ello fue una comparecencia suya en una rueda de prensa del Consejo de Gobierno posterior al escándalo de las vacunas, donde anunció una remodelación del Ejecutivo autonómico, algo para lo que solo está facultado el presidente. No logró cambios, pero despertó algunas voces críticas entre miembros populares del Gobierno contra la "bipolaridad política" de Martínez Vidal: ejerciendo como portavoz y a la misma vez como oposición.
Poco le importó a la coordinadora de Ciudadanos cuya formación dio una vuelta de tuerca más para lograr la remodelación. El partido naranja presentó en la Asamblea Regional una propuesta para modificar la ley del Estatuto del Presidente: cambiando el tope de dos mandatos por ocho años. Tal cambio daba la oportunidad a Fernando López Miras de repetir como candidato en los próximos comicios autonómicos, pero el presidente no cedió a realizar una crisis de Gobierno que incluyera el cese de la vicepresidenta, Isabel Franco.
A fin de cuentas con ella había firmado el acuerdo de coalición PP y Cs. López Miras fue fiel a su palabra con Franco de acabar el mandato de cuatro años y ahora el Partido Popular está a punta de abandonar el Gobierno de Murcia tras 26 años de reinado. La responsable es una política que no se pone límites y que dejó aparcada su carrera al inicio de esta legislatura: "El mismo día que Ana tomó posesión de su acta como diputada regional la llamaron de la bolsa de trabajo del Cuerpo Superior de Ingenieros, pero congeló su plaza".
El caramelo de Ana Martínez Vidal al Partido Popular para cambiar la ley del Estatuto del Presidente no cuajó: se quedaba sin vicepresidencia. Ahora con la moción de censura con el PSOE corona el cielo de la política regional: el sillón del Palacio de San Esteban. Tales aspiraciones las comparte con su pareja Jerónimo Moya, funcionario en excedencia del Ayuntamiento de Mula porque en la actualidad desempeña un cargo electo con Ciudadanos, como primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Cehegín, donde, curiosamente, el próximo junio será investido alcalde tras el acuerdo que cerró con su socio el PP.