El 4 de mayo los madrileños están citados a las urnas en plena pandemia, con la amenaza de la cuarta ola vigente, la campaña de vacunación en marcha y en el tramo final del actual estado de alarma, el más largo de la historia, que terminará cinco días después de la cita con las urnas. Un cóctel explosivo en términos políticos, más aún si quienes confrontan son dos pesos pesados como Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso

Ambos convertían este martes la vacunación para la covid-19, que millones de españoles (incluidos muchos madrileños) esperan aún, en el campo de batalla de la precampaña. Y lo hacían al día siguiente del discutido sondeo del CIS que dibujaba un virtual empate entre bloques para los comicios de dentro de un mes.

Golpeaba primero el presidente del Gobierno, que ofrecía una rueda de prensa por sorpresa después de la reunión semanal ordinaria del Consejo de Ministros. Curiosamente la primera sin Pablo Iglesias, el exvicepresidente y ahora candidato madrileño de Unidas Podemos, sentado a su lado.

"Vacuna, vacunar, vacunar" afirmaba gráficamente Sánchez en la sala de prensa de La Moncloa, donde lanzaba, poco después del primer aniversario del gran confinamiento de 2020, un mensaje nítidamente otimista y esperanzador, que concretaba en números y, lo que no es menos importante, fechas.

Así, fijaba para el 3 de mayo, coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones madrileñas, el momento en el que España llegará a los cinco millones de vacunados; una cifra que se doblaría, hasta los diez millones, la primera semana de junio, y que se triplicaría hasta los quince millones de ciudadanos vacunados e inmunizados contra el virus en la segunda quincena de junio. Siempre según el calendario del líder del PSOE.

Sánchez, durante la rueda de prensa de este martes en La Moncloa. EFE

 

De ahí hasta los 33 millones de personas vacunadas, el 70% de la población, para el mes de agosto. Todo ello gracias, explicaba el jefe del Ejecutivo, a las más de 87 millones de dosis que, explicaba, "tenemos contratadas para recibir entre el mes de abril y el mes de septiembre" para que "cualquier compatriota que lo desee pueda ser vacunado en este periodo".

Casi de manera premonitoria, el líder de la oposición, Pablo Casado, en una entrevista horas antes en Telecinco, le pedía a Sánchez que no "patrimonializase" la campaña de vacunación. El presidente del PP le reprochaba incluso que hubiese puesto la pegatina de "Gobierno de España" a las primeras cargas de vacunas que con tanta esperanza se recibieron para mostrar un perfil propagandístico más bajo a medida que el calendario de vacunación se complicaba.

"Un uso bochornoso de la vacunación"

La propia Ayuso, en un acto de precampaña en el Hospital Universitario La Paz de la capital, denunciaba el "uso bochornoso que están haciendo desde Moncloa de la vacunación y de la pandemia". La presidenta madrileña denunciaba que "llevamos pidiendo vacunas desde hace muchos meses, nos están diciendo que no se podía y ahora vemos que sí que tenía Sánchez en sus manos la posibilidad de hacer este tipo de anuncios".

Ante los retrasos en la vacunación sufridos por los españoles, Sánchez echaba balones fuera asegurando que la culpable de los mismos "tiene nombre y apellidos, creo que hay una compañía que no ha cumplido con la entrega de dosis que había comprometido, que había fijado a lo largo del segundo y del primer trimestre, que es Astrazeneca". 

En Twitter, el PP rescataba otras intervenciones similares de Sánchez en el pasado para subrayar con sarcasmo que el líder del PSOE haría coincidir mensajes optimistas sobre la evolución de la pandemia con momentos preelectorales, como los vividos el año pasado en Galicia y el País Vasco y este mismo 2021 en Cataluña, antes de que se convocasen adelantadamente las elecciones a la Asamblea de Madrid el pasado 10 de marzo. 

A juicio de Ayuso, como afirmaba en otro acto de precampaña el mismo martes, esa convocatoria ha "obrado el milagro" de que Sánchez hable ya, como hacía en su rueda de prensa tras la reunión semanal de su Gobierno, del fin del estado de alarma. Terminarían el 9 de mayo, cinco días después de las elecciones en Madrid, los seis meses decretados a finales de 2020 para aplicar, entre otras medidas, el toque de queda que las comunidades autónomas han podido modular dentro de una horquilla horaria fijada por el Ejecutivo central en su decreto. 

Ayuso y el consejero Ruiz Escudero, este martes en Madrid.

Discordia por la Sputnik 

Y por si al choque de trenes entre los gobiernos central y madrileño, una tónica dominante en el último año coincidiendo con la pandemia, le faltase algo, se confirmaba la noticia, adelantada por ABC, de que el consejero madrileño de Salud y ahora candidato a las elecciones dentro de la lista del PP, Enrique Ruiz Escudero, se reunió hace dos meses con proveedores de la vacuna rusa Sputnik V para lograr un preacuerdo de compra.

Se trata de una vacuna aún pendiente de validación por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), algo que provocaba las críticas a Ayuso de todos los partidos, incluidos esta vez Vox y Ciudadanos, y del propio Sánchez. "Tenemos que ser responsables, tenemos que ser serios, tenemos que ser leales" afirmaba, al tiempo que subrayaba que "una de las claves del éxito de la estrategia europea es que todos vayamos juntos".

Ayuso confirmaba las gestiones con los responsables de Sputnik V y presumía de las mismas ya que, afirmaba, "no será la primera, ni la quinta, ni la décima vez que la Comunidad de Madrid se adelanta al Gobierno de España y analiza todos los escenarios posibles para seguir luchando contra el virus". Pese a que falte aún la validación de la EMA, algunos países del Este de Europa como Hungría y Eslovaquia han roto el consenso comunitario comprando dosis de vacunas rusas e incluso chinas. 

La batalla electoral de Madrid no es una cualquiera, y este pulso a cuenta de la vacunación entre Sánchez y Ayuso, que a buen seguro no será el último en las próximas semanas, es un buen botón de muestra de ello. 

Noticias relacionadas