Cuando a Fernando Manuel Enseñat Berea, teniente coronel del Ejército de Tierra, lo llamaron desde el Ministerio de Defensa para participar en el homenaje en honor de los 27 muertos por la Covid-19 en las Fuerzas Armadas, se entregó a ello con rigor y dedicación.
El encargo, cuenta a EL ESPAÑOL, era interpretar, con su excepcional voz de barítono, una versión del Hallelujah de Leonard Cohen. "La preparé a conciencia. Queríamos aportar nuestro granito de arena a la ceremonia. Fue un honor rendirles memoria".
Al acto, celebrado en la Escuela de Guerra del Ejército, en Madrid, asistió toda la plana mayor del Ministerio de Defensa: desde la ministra Margarita Robles, pasando por los jefes de los Ejércitos hasta la directora del CNI, Paz Esteban, así como otros representantes castrenses. También estaba la número dos de Robles, la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro.
Uno de los momentos más destacados fue cuando Enseñat alzó su voz e interpretó la pieza que le había sido designada. Su voz conmovió a los presentes y fue la imagen más destacada en un evento que sirvió para arropar a los familiares de los caídos y para recordar y resaltar la labor de los militares combatiendo la pandemia.
"Se ha escrito una página en la historia de España con mucho dolor y también con mucho orgullo por la labor de las Fuerzas Armadas", dijo la ministra.
Fernando Enseñat es gallego, de La Coruña. Tiene 53 años y lleva 34 en el Ejército de Tierra. Ingresó en la Academia Militar de Zaragoza en el año 1987. Su primer destino al graduarse fue como teniente en la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (BRILAT) en Pontevedra.
Estando allí, en los años posteriores, participó en diversas misiones internacionales. Pisó Bosnia, después Kosovo, y de manera más reciente estuvo destinado en El Líbano, también en zona de conflicto.
Actualmente es Agregado Militar ante la Embajada de España en Lisboa y a lo largo de su dilatada trayectoria militar, plagada de múltiples destinos como Estrasburgo, Hamburgo o Colonia, ha operado en buena medida como enlace entre las Fuerzas Armadas de España y las de distintos países.
Su relación con la música
Su relación tanto con el Ejército español como con la música le viene, en gran medida, de familia. Por un lado, creció en el seno de una estirpe de tradición castrense. Tanto él como su hermano Amador (teniente general y director del Gabinete Técnico de la ministra de Defensa) son, de hecho, la cuarta generación de militares de esa familia.
Por otro, la vertiente musical le proviene de los antepasados de su madre. Algunos tan ilustres como su tío bisabuelo, Andrés Gaos Berea, compositor y violinista gallego que cobró sobre todo gran relevancia en Buenos Aires a principios del siglo XX.
"La música siempre ha gustado en la familia. De niño mi madre me llevaba al Teatro de la Zarzuela, y también a la ópera en sus respectivas temporadas", explica a EL ESPAÑOL.
Empezó a estudiar canto en el conservatorio de La Coruña con apenas 14 años. En Madrid, Inés Rivadeneira, una de las grandes mezzosoprano españolas, se convirtió en su profesora. Acudía media hora a la semana a su estudio ubicado en la calle San Nicolás, muy cerca del Teatro Real. Hasta su fallecimiento el pasado mes de agosto, Fernando continuó acercándose por allí.
Al ingresar en la Academia Militar de Zaragoza, años después, la música se convirtió en una actividad para él secundaria, pero importante. "Ya desde el primer destino, intenté compaginar mi vida profesional con el estudio de la música. No de manera profesional, es decir, no ejercito la voz ocho horas al día, pero sí con mucha frecuencia todos los años desde la adolescencia", dice. Priorizando su empleo militar, así ha hecho siempre desde entonces.
Eventos solidarios
La interpretación, que sorprendió y conmovió a muchos, no era algo nuevo para Enseñat. La música ha sido un elemento de evasión, de formación de estudio a conciencia. También se trata de una de sus principales aficiones.
Ha participado en innumerables conciertos solidarios, interpretando piezas de ópera, zarzuelas. Humilde, dice que su voz es producto del trabajo y de una larga formación, pero en cada destino nuevo en el que recala, quienes conocen su fama le piden que cante en algún acto benéfico, en alguna gala solidaria, en compañía de otros virtuosos o de las bandas propias del lugar.
Hace dos años participó en el Concierto de Primavera de la Banda Sinfónica do Exército Portugués. Junto a los más de 80 músicos de esa prestigiosa banda, interpretó romanzas de Zarzuela de Luisa Fernanda (Los Vareadores), La Dolorosa (Me da mucho que pensar el hermano Rafael) y Katiuska (Calor de Nido).
Dice Fernando Enseñat que la tragedia del coronavirus también le ha tocado a él de cerca, ya que conocía a alguno de los 27 homenajeados: "Entre ellos había un compañero de promoción. Eso me concernía especialmente. Todos hemos vivido un año muy complicado. Hemos sentido y sufrido en carne propia lo que está pasando con nuestros familiares. Por eso, en el acto se respiraba tanta verdad y tanto sentimiento".