La entrada de más de 8.000 inmigrantes a Ceuta desde el inicio de esta semana fue debido a "un contexto de fatiga del dispositivo policial marroquí tras las fiestas del fin de ramadán".
Así se ha expresado el ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Burita, en una comparecencia restringida ante la prensa. El político también ha achacado los hechos a la Policía española y a su "inacción total" durante esta semana.
Es la primera referencia del Gobierno marroquí sobre la crisis diplomática desencadenada por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, por parte del Ejecutivo español.
Ghali, que sufre cáncer además de Covid-19, se encuentra hospitalizado en Logroño, en el centro San Pedro, desde el pasado 18 de abril. Viajó desde Argelia, con pasaporte diplomático e identidad falsa, hasta Zaragoza en un avión medicalizado del país africano.
Una ambulancia lo transportó hasta Logroño, donde estuvo ingresado en la UCI hasta el pasado viernes 14. "Mejora favorablemente", indicaron fuentes del hospital a EL ESPAÑOL.
El Polisario es enemigo de Marruecos por el territorio del Sáhara Occidental. El ingreso de Ghali en un hospital español, sin ser comunicado a Marruecos, encendió la ira del reino aluita.
Desde el lunes las fuerzas de seguridad marroquíes abrieron la mano y dejaron pasar a miles de ciudadanos en dirección a Ceuta. La mayoría lo hizo a nada, cruzando el espigón que separa ambos países. Muchos eran niños que corrieron a territorio español engañados con que Messi y Cristiano Ronaldo jugaban un partido allí.
Retirada de la embajadora
La embajadora marroquí en España, Karima Benyaich, "no regresará" a Madrid "mientras dure la crisis, y la crisis durará mientras continúen su verdadera causa", esto es la presencia de Ghali en Logroño.
El Gobierno español llamó a consultas a Benyaich el pasado martes tras sus palabras sobre la situación migratoria a la que se enfrentaba Ceuta: "Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir". En esa jornada entraron 8.000 inmigrantes en territorio español.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha alegado desde un principio razones "estrictamente humanitarias" para acoge a Ghali, pero las explicaciones no han satisfecho a Rabat, que ya el pasado 8 de mayo avisó de que extraería "consecuencias".