A finales de septiembre de 1701, Felipe V visitó Barcelona por primera vez. Era un hombre joven, apenas tenía 18 años recién cumplidos. Llegó a la Ciudad Condal en carruaje y con un séquito enorme.
A su llegada, el conseller en cap, Josep de Campany, le dijo que la ciudad se postraba a sus pies. El monarca se lo tomó al pie de la letra y paseó por la Rambla, conoció a fondo la iglesia de Santa María del Mar y disfrutó en la plaza del Born.
Felipe V, primer monarca español de la casa de los Borbón y el que más tiempo estuvo en el trono -más de 45 años- siguió el consejo de su abuelo Luis XIV. El rey de Francia le dijo que si "complacía a la clase social y económicamente dominante" tendría "paz territorial".
Pero todo cambió cuando Felipe V entró el 11 de septiembre de 1714 con sus tropas en Barcelona. Tras la caída de la ciudad, el decreto de Nueva Planta eliminó los fueros del Principado, suprimió instituciones de autogobierno e impuso un sistema centralista a imitación del francés, el más moderno entonces de Europa. Desde entonces, el nombre de Felipe nunca volvió a ser visto igual en Cataluña.
Más recientes en la memoria son las visitas de Juan Carlos I a la Ciudad Condal. Las oficiales, muchas -desde la de la boda de la Infanta Cristina a las Olimpiadas- y las particulares: Barcelona también ha sido un lugar para el relax del Emérito. En la Clínica Planas se hacía sus famosos tratamientos antiaging.
El ex Jefe del Estado siempre tuvo fuertes lazos con Cataluña, donde tiene grandes amigos como Josep Cusí, y ha podido conocer a grandes personalidades. Se reunió con Dalí, visitó a Pla, y fue tratado por el doctor Trueta, al que peguntó qué podía hacer para agradar a los catalanes. "No llame Felipe a su hijo", le dijo el médico en referencia al Felipe V, consejo que el Emérito ignoró.
Tres visitas
Tres siglos después de que reinase el primer Borbón llamado Felipe y de que se paseara por Barcelona, Felipe VI tiene programadas tres visitas a Cataluña en apenas dos semanas. Pareciera que sigue también la recomendación de Luis XIV.
No es difícil suponer cuál va a ser la postura institucional del nuevo Govern de ERC y Junts hacia la Corona, pese a la etapa de distensión y diálogo que el Gobierno de Pedro Sánchez aspira a abrir con la Generalitat.
"No tiene nada que ver. Son tres actos que llevamos meses preparando. La agenda del Jefe del Estado no se ve comprometida ni cambia por la situación que viven los partidos políticos. Hace mucho que teníamos programadas estas visitas", asegura una fuente cercana al equipo del Rey.
El Cercle d'Economia ha invitado el próximo miércoles a Felipe VI a inaugurar en Barcelona su reunión anual, que clausurará Sánchez 48 horas después. Se trata de un foro que se centrará en la reconstrucción económica y empresarial ante la grave crisis a la que nos enfrentamos en estos momentos.
El 27 y 28 de junio, el Rey regresará a Barcelona para el estreno del Mobile World Congress, una cita que se canceló el año pasado por la pandemia, pero que siempre está en la agenda del Monarca.
Pero el plato fuerte llegará el 1 de julio, cuando acompañado por la Reina Letizia y sus dos hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, Felipe VI asista a la ceremonia de entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona.
Ni Zarzuela ni la Fundación que gestiona estos galardones han confirmado todavía dónde será la ceremonia, suspendida también por el coronavirus en 2020 y que en 2019 tuvo lugar en Barcelona por las trabas puestas por el Ayuntamiento gerundense.
"No pasa nada. Se celebrarán donde se tengan que celebrar. No importa el lugar, lo importante es el simbolismo. La fundación hace un trabajo increíble, y eso es lo que importa a los Reyes y a la Princesa. Lo demás, es postureo", comenta una persona cercana al equipo de Felipe VI.
Rechazo institucional
La última vez que el Rey estuvo en Cataluña fue con Pedro Sánchez el pasado 5 de marzo para visitar la fábrica de Seat en Martorell. "Cataluña es una tierra que representa el espíritu global, audaz y emprendedor que ha de identificarnos con los cambios que vemos en el mundo", dijo en un perfecto catalán.
Entonces, ni Pere Aragonès ni ningún conseller acompañaron al Rey y al presidente del Gobierno, según dijeron, para "no blanquear la institución". "El Rey ignora esos comentarios y luego, cuando le ven en persona, muchos de sus críticos se cuadran los primeros. Felipe VI es el rey de todos los españoles y visita cualquier punto del país cuando considera oportuno y cuando el Gobierno se lo pide", aclara la misma fuente.
El Jefe del Estado ha hecho más de 40 visitas a Cataluña, la que más ha visitado con diferencia respecto a las demás. El Monarca habla un catalán perfecto y fluido porque siempre se ha preocupado de ello.
Cuando ha tenido público cerca, ha pasado siempre lo mismo: ha sido aplaudido y abucheado por igual. "Siempre que vamos a Cataluña estamos preparados para encontrarnos pancartas, insultos, pitos… pero también encontramos palabras de agradecimiento y mucho cariño. Al 'Jefe' (apodo con el que le tratan sus colaboradores más cercanos) le encanta Barcelona y se siente allí como en su casa", añade la misma persona.
Zarzuela siempre tiene los ojos puestos en Cataluña. Su política es no alejarse ni acercarse de forma radical. Cada paso que se da se mide al milímetro para no cometer errores. Pero también se ha sido firme cuando la situación lo ha requerido.
Fue a causa de Cataluña que Felipe VI se bautizó con su primer mensaje a la nación, el 3 de octubre de 2017, coincidiendo con la crisis por el golpe independentista. Acusó a los líderes de la Generalitat de haber mostrado una "deslealtad inadmisible" hacia los poderes del Estado.
El discurso de 2017
"El Rey no se arrepiente de nada de lo que dijo en aquel discurso, ¿cómo se va a arrepentir?". Así de contundente se muestra una de las personas cercanas a su equipo de Zarzuela al preguntarle por una jornada que muchos consideran el "23-F de Felipe VI".
Aunque ya ha pasado tiempo, "no cambiaría ni una sola coma, y menos con todo lo que sigue pasando", añade la fuente. "Fue firme en el momento en el que había que serlo, mostrando que la Jefatura del Estado arropaba la Constitución y a todos los catalanes que se sentían abandonados en aquellos días de octubre de 2017".
En el plano personal, Cataluña siempre ha estado ligada a la vida de Felipe VI. En la memoria del Monarca hay momentos únicos en esa tierra. Como cuando, en 1992, lideró al equipo olímpico español portado la bandera en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos.
La Ciudad Condal también fue testigo de los primeros meses de noviazgo de los actuales Reyes. A mediados de 2003, el entonces Príncipe de Asturias y la entonces periodista Letizia Ortiz, quedaban allí cuando podían escaparse, porque eran más fácil mantener la privacidad que en Madrid.
Más recietemente, en 2019, su hija, la heredera al trono, Leonor, dejó a todos sin palabras cuando en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Girona habló en un perfecto catalán. "Fue un momento único, muy significativo, porque la Corona se siente unida a Cataluña por muchísimas razones, y lo bueno es que, en el futuro, seguirá siendo fundamental para la institución. La Princesa de Asturias lo es también de Girona, le pese a quien le pese", sentencia la misma fuente.
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