-Me plantea usted un panorama desolador.
-Pues lo que viene es peor.
Esas habrían sido las palabras con las que Manuel Morocho, el inspector de la Policía Nacional que encabezó la investigación sobre la trama Gürtel, describió en la mañana de este martes ante el juez de la Operación Kitchen las presiones que recibió durante sus indagaciones.
El policía, que lleva 10 años indagando en esa trama, describió ante un atónito Manuel García-Castellón, instructor de Tándem, los movimientos en la cúpula del Ministerio del Interior en el año 2013 para tratar de boicotear o apartarle de las pesquisas que afectaban al Partido Popular, cuando Mariano Rajoy ostentaba la presidencia del Gobierno.
Este nuevo interrogatorio se ha producido después de que el juez conociera, a través de las anotaciones de las nuevas libretas incautadas al comisario José Manuel Villarejo, de las intenciones que había en Interior en apartar a Morocho de su cargo. La declaración del agente ha venido a confirmar las notas del mando jubilado, desconocidas hasta hace unos días.
Entre ellas, Morocho ha revelado cómo le habrían ofrecido jugosos y exóticos destinos en lugares como Lisboa, o incluso la ONU, con la intención de desterrarle del caso que mayor preocupación suscita desde hace casi una década en la sede de Génova 13.
"Estoy con él"
El inspector, según fuentes presenciales en el interrogatorio relatan a EL ESPAÑOL, ha revelado al juez una reunión que habría mantenido en junio de 2013 con el comisario José Luis Olivera, jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF). Durante ese encuentro, Olivera le habría ofrecido un puesto en Lisboa e incluso en la ONU. Según el relato del inspector, la intención de fondo sería apartarle de las pesquisas en las que se indagaba en la 'caja B' del PP.
Mientras Olivera, según su versión, le ofrecía ese nuevo puesto lejos de sus labores de investigador en la Audiencia Nacional, el inspector presenciaría cómo su interlocutor recibía una llamada en el teléfono.
Olivera entonces lo coge, y dice: "Sí, ministro, estoy con él". Eso le ha contado Morocho al juez García-Castellón, con el fin de ejemplificar que Jorge Fernández Díaz estaría al tanto de los movimientos para apartarle de las pesquisas en Gürtel.
Influir en los informes
Las revelaciones del inspector coincidirían con algunas de las notas halladas en las nuevas agendas del comisario jubilado que se hallaron hace un año en una de sus viviendas. En ellas se hace referencia tanto a Morocho como a Lisboa, ese presunto destino que le habrían sugerido para alejarle del caso.
Algunas de esas anotaciones, correspondientes al año 2013, discurren en esa línea. El 29 de abril de aquel año, por ejemplo figura la siguiente frase en una de sus libretas: "Aviso de problemas en el último informe de MOROC".
El 16 de junio, dos meses después, Villarejo escribe: "MOROCHO-LISBOA". El mismo día, en otra entrada después de anotar el acrónimo COSPE -en referencia, según el juez, a María Dolores de Cospedal-, deja escrito lo siguiente: "Este MOROC nos necesita a Losa y a mí. MOROCHO-LISBOA".
Morocho ha revelado estos detalles en una declaración que se ha prolongado durante más de 3 horas. Aseguró también que tuvo conocimiento de "acciones" -con el ministro implicado en ellas- que irían encaminadas a quitarle de en medio, a sobrecargarle de trabajo -integrándole en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) mientras continuaba con sus indagaciones-, a influir, en definitiva, en los informes que iba remitiendo al juez instructor, Pablo Ruz.
Por todo ello ha descrito cómo tuvo que protegerse a sí mismo y a su equipo de 7 personas. Indicó cómo adoptaron medidas de seguridad en sus desplazamientos, sobre todo en las ocasiones que tenía que acudir a la Audiencia Nacional. También explicó el modo en que salvaguardó sus equipos informáticos, y también su despacho.
El policía señaló, además, cómo sus mandos le habrían pedido que suprimiera del cuerpo de los informes que presentó en 2013 los nombres de los dirigentes del PP que se beneficiaban de la Caja B del partido. Entre esos nombres estaría según su declaración el de Mariano Rajoy, el entonces presidente del Gobierno.