El drama de Cataluña: por qué la IA sigue siendo el mejor método para predecir una ola de Covid
Uno de los errores de este repunte ha sido decir que "la incidencia no sirve para nada, solo hay que mirar los hospitalizados".
24 julio, 2021 01:20Uno de los grandes errores de esta quinta ola ha sido empeñarse en asumir algo que no tenía por qué ser del todo cierto. Al ser la primera ola con una amplia vacunación, quizá deberíamos haber sido todos más precavidos en los análisis y no insistir tanto en que era imposible que los hospitales se llenaran y más imposible aún que hubiera un número relevante de muertos. Datos teníamos para pensar que era improbable, pero igual tendríamos que habernos esperado antes de imponer un exceso de tranquilidad por decreto.
Uno de los grandes mantras de este repunte ha sido el de “la incidencia no sirve para nada, solo hay que mirar los hospitalizados”. Es llevar al extremo algo que puede tener un cierto sentido pero que hay que matizar mucho. Si tú quieres saber el problema al que te enfrentas y ese problema es el virus, necesitas saber dónde está. Y eso es la incidencia, no hay más vuelta de hoja.
Si quieres saber si estás en una ola o no, no puedes esperar a que los hospitales ya estén llenos o a comprobar si siguen vacíos. No puedes confiar en el presente. El orden, estemos en el momento en el que estemos, sigue siendo el mismo: empieza a subir la positividad, luego la incidencia en siete días, luego en catorce y después ya el resto.
El problema de desatender la incidencia, de todos los días que hemos pasado diciendo “da igual, no hay casos graves”, es el tiempo que hemos perdido en el camino. Es cierto que puede pasar -y ha pasado por ejemplo en Castilla y León o eso esperamos- que una región tenga una altísima incidencia sin que se traslade a la atención hospitalaria… pero también puede pasar lo contrario y, si pasa, te has cargado el margen de reacción.
Lo que no va a pasar, desde luego, es que se te llenen los hospitales sin incidencias altas previas. Aparte, este empeño por medir todo según el número de camas UCI ocupadas es una falta de respeto a las posibles consecuencias a medio-largo plazo de la enfermedad y, sobre todo, a los profesionales de la atención primaria que sirven de primera barrera de contención.
Fijarte solo en los hospitalizados y en el presente hace que te pasen cosas como la de Cataluña. El 13 de julio, la incidencia acumulada superaba los 1.000 casos por 100.000 habitantes tras varios días notificando más de ocho mil positivos por día. Eran números insólitos en Cataluña. Nunca, a lo largo de la pandemia, habíamos visto algo similar.
Solo un par de días, durante lo peor de la ola de octubre, habíamos visto el número de nuevos casos diarios superar los 6.000 y ahora estábamos casi en 9.000. El aviso estaba claro y no se podía soslayar. De hecho, las primeras medidas y los primeros lamentos de Josep María Argimon, consejero de Salud de la Generalitat, vienen de esas fechas.
Ahora bien, para entonces ya era tarde. Aunque los hospitales seguían sin una presión extrema (1.420 hospitalizados totales, 251 en UCI, una ocupación del 20% sobre el total de camas disponibles y veintidós muertos semanales, es decir, tres por día) la tendencia era horrible. Obviamente, con el retraso habitual, esa incidencia se estaba trasladando a la asistencia hospitalaria sin ninguna previsión.
Los datos de este viernes, diez días después, son desoladores: la incidencia va bajando poco a poco, pero sigue en 1.184,80 casos por cien mil habitantes. Todo lo demás está patas arriba: hay 2.677 hospitalizados totales, un 88,52% más, de los cuales 505 (+101,2%) están en la UCI. La ocupación Covid en camas reservadas a pacientes críticos es del 40,05%, lo que indica una saturación del sistema, especialmente en Barcelona y su área metropolitana.
La cosa no acaba ahí: de los veintidós muertos semanales, hemos pasado a setenta. De tres por día a diez por día en poco más de una semana. Eso, en cifras consolidadas. Las no consolidadas apuntan a un crecimiento aún mayor que veremos en los próximos días.
Incluso previendo una bajada drástica en la tendencia del incremento, una simple subida del 33% en el número de UCI ocupadas la semana que viene nos dejaría en 672. El máximo, a lo largo de toda la pandemia, fueron los 824 del 1 de febrero. Si nos hubiéramos tomado en serio antes la incidencia, habríamos podido al menos prepararnos para lo que venía. Dimos por hecho que era imposible y nos equivocamos.
La duda ahora es qué va a pasar en el resto del país, porque, de momento, afortunadamente, no vemos nada similar a lo de Cataluña. En estos mismos diez días, la incidencia ha pasado en el total del país de 436,75 a 677,67 y aún subiendo, aunque ligeramente. Excluyendo a la región presidida por Pere Aragonès, la hospitalización ha pasado de 2.763 a 5.278 (+91%).
Los pacientes en estado crítico suben de 498 a 787 (+58,03%). No se aprecia una subida tan radical en pacientes críticos, desde luego, pero es raro que, cuando se detecta un problema, ese problema se quede encerrado en unos límites geográficos, sobre todo en un momento en el que la movilidad sigue siendo casi total a lo largo y ancho del país.
Sí se observa un aumento importante en el número de muertos: durante el principio de esta quinta ola, apenas se notificaban unos 10-15 por día. En la última semana, las Comunidades Autónomas han notificado un total de 215 defunciones. Eso, teniendo en cuenta que Aragón y País Vasco actualizan con retraso y por eso sus cifras no están incluidas. Hablamos de más de 30 fallecidos diarios con una clarísima tendencia al alza que nos podría llevar a los 1.000-1.500 muertos a lo largo de un mes.
¿Cuántos serían sin vacunas? Imposible saberlo. Nos hemos preocupado tanto en recordar que la tasa de hospitalización y defunción por contagio iba a ser más baja que antes… que no nos hemos ocupado lo suficiente en atender a la realidad. A una media de 30.000 nuevos casos por día laborable, llevaríamos más de una semana metiendo a más de 3.000 personas cada uno de esos días en los hospitales.
Afortunadamente, a lo largo de la última semana, como se puede ver en el primer gráfico de este artículo, han sido “solo” 6.459, es decir, 1.291 al día, menos de la mitad. Las UCI estarían al 35-40% y están al 14,1%. Es complicado imaginar que en un par de semanas no empezáramos a ver casi mil muertos por día o incluso más. Con vacunas, no pasarán de cien.
Ahora bien, si seguimos ignorando las incidencias, si seguimos considerando que no indican el peligro que corremos, estos números seguirán subiendo porque todo esto, como decíamos el jueves, funciona a porcentajes. Si antes ingresaba el 10% de los contagiados, ahora lo hace el 3%... pero si dejas que los contagios se vayan a 600.000 al mes, la situación va a ser caótica igualmente.
Si antes moría el 1,5% de los infectados, ahora no llega al 0,15%... pero estamos en las mismas si no bajamos el volumen. Nos hemos dejado llevar no ya en lo legal sino en lo personal. Nos hemos precipitado en el mensaje. Tenemos el virus por todos lados, incluso en la delegación española en Tokio, y ahora a ver cómo controlamos la cosa.