De héroe a villano en tan sólo cuatro años: Josep Lluís Trapero ya se ha convertido en el juguete roto de los independentistas. Los separatistas cuestionan el futuro del mayor de los Mossos d'Esquadra por el viaje secreto que realizó el pasado 15 de julio a Madrid, sin informar al conseller de Interior Joan Ignasi Elena.
Según la tesis de la que se han hecho eco los separatistas para alimentar el escándalo, Trapero visitó el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y el Palacio de La Zarzuela. Tan sólo cuatro días después, mantuvo uno de sus despachos habituales con el conseller de Interior designado con ERC, al que ocultó este viaje.
Pero el periplo madrileño de Trapero no tuvo mayor misterio. La finalidad de su visita fue entregar varias medallas que el cuerpo de los Mossos había concedido en 2019, un acto que había quedado aplazado a lo largo de los últimos meses debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus.
Trapero entregó personalmente estas distinciones al titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón; el magistrado del Tribunal Supremo Javier Hernández García (que en 2019 presidia la Audiencia Provincial de Tarragona) y a varios funcionarios, secretarios judiciales y personal administrativo de ambas instancias.
No pisó La Zarzuela
Josep Lluís Trapero viajó acompañado por el ex jefe de los Mossos Miquel Esquius y solicitó autorización al actual director general, Pere Ferrer, para entregar estas distinciones, que habían quedado aplazadas desde 2019. Por último, las fuentes próximas al mayor de los Mossos desmienten rotundamente que pisara en algún momento el Palacio de La Zarzuela. No tenía nada que hacer allí.
Hay otros motivos para que su visita a Madrid incomode especialmente a los independentistas, entre los que Trapero ha caído en desgracia desde que declaró ante el Tribunal Supremo que llegó a trazar un plan para detener a Carles Puigdemont.
El magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, al que Trapero entregó una de las distinciones, ha instruido durante los últimos tres años el caso Tándem, cuyo principal imputado es el comisario José Manuel Villarejo. De este modo han pasado por sus manos los principales escándalos que han conmocionado la vida política española: desde las finanzas ocultas de Juan Carlos I en varios paraísos fiscales al espionaje encargado por grandes empresas del Ibex.
Pero García-Castellón también ha sido el encargado de instruir otras causas que han levantado ampollas entre los separatistas, contra los CDR y contra dos de los mossos que se encargaron de proteger a Puigdemont tras su huída de España.
La fuga de Puigdemont
El magistrado procesó hace algo más de un año, por un delito de encubrimiento, a los agentes Carlos de Pedro López y Xavier Goicoechea, que acompañaban a Carlos Puigdemont cuando fue detenido en Alemania, en marzo de 2018.
Ambos mossos quedaron finalmente libres de cargo el pasado mes de julio, a pesar de que la resolución dictada por el titular del Juzgado Central de lo Penal, Jose Manuel Fernández-Prieto, considera probado que eran plenamente conscientes de que ayudaron a Puigdemont a eludir la Justicia española.
Pero que Trapero galardone al juez que ha sentado en el banquillo a dos mossos por proteger al ex presidente de la Generalitat huido de la Justicia no le ayuda a ganar simpatías entre los independentistas.
García-Castellón también ha sido el encargado de instruir la causa contra 13 miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), que fabricaron explosivos caseros con los que pretendían asaltar el Parlament y atentan contra diversas infraestructuras.
La masacre del 17-A
Este mismo viernes, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha presentado su escrito en el que solicita que los CDR sean procesados por los delitos de pertenencia a organización terrorista, así como tenencia, depósito y fabricación de sustancias y aparatos explosivos e inflamables de carácter terrorista.
Los partidos y medios independentistas comenzaron a construir el mito de Trapero como héroe de la futura República catalana tras los atentados yihadistas del 17-A, a pesar de que los Mossos cometieron evidentes errores en la investigación.
En un primer momento, atribuyeron a un laboratorio clandestino de drogas la explosión del chalé de Alcanar, en la que falleció el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, que había sido el encargado de reclutar y adoctrinar a la célula yihadista.
Cuando por fin lograron atar cabos e intentaron localizar a Younes Abouyaaqoub, este ya se dirigía a Las Ramblas al volante de una furgoneta alquilada, con la que mató a 13 personas y dejó más de un centenar de heridos.
Absuelto de sedición
La pasividad de los Mossos durante la jornada del referéndum ilegal del 1-O (la Policía autonómica presumió de haber incautado decenas de urnas, siempre después de que concluyera la votación y el recuento de papeletas) alimentó las sospechas sobre la complicidad de Trapero con el golpe de Puigdemont.
Pero cuando le llegó el momento de declarar durante el juicio del Tribunal Supremo, Josep Lluís Trapero aseguró que instó varias veces a Joaquim Forn y a Carles Puigdemont a que desistieran de celebrar el referéndum ilegal, e incluso trazó un plan para detener al presidente de la Generalitat. Nunca llegó a hacerlo: Puigdemont huyó de España oculto en un vehículo y protegido por varios mossos de confianza.
El propio Josep Lluís Trapero se sentó finalmente en el banquillo junto a otros miembros de la cúpula de los Mossos, acusado de los delitos de sedición y desobediencia ante la Sección Primera de lo Penal de la Audiencia Nacional.
En una sentencia dictada en octubre de 2020 por la Sala de lo Penal que preside la magistrada Concepción Espejel, quedó absuelto de todos los cargos. La Fiscalía no ha recurrido esta resolución judicial.