El padre de la única víctima española del 11-S: "Tras 20 años, se ha hecho poco contra el terrorismo"
Silvia San Pío se encontraba trabajando aquella mañana junto a su marido en una de las Torres Gemelas. Tenía 26 años y estaba embarazada.
11 septiembre, 2021 02:49Noticias relacionadas
Poco antes de que el reloj marcase las nueve de la mañana, hora de Nueva York, Silvia San Pío, 26 años, embarazada de siete meses, se encontraba ya sentada en su puesto de trabajo en el piso 92 de una de las Torres Gemelas, en pleno corazón de Manhattan. John Resta, su marido, también estaba allí.
Silvia trabajaba como analista en la compañía Carr Futures. En cuanto su padre, José Luis, abogado de profesión, se enteró de la noticia del ataque supo que su hija había fallecido. Iba a diario a trabajar al World Trade Center, en el centro de Nueva York, y por eso aquel 11 de septiembre del año 2001 después de estrellarse las dos aeronaves supo que era muy difícil, casi imposible, que hubiera sobrevivido.
El primer impacto se produjo a las 8.48 de la mañana. Un avión comercial procedente de Boston se estrellaba contra la torre norte. Menos de una hora antes había sido secuestrado por terroristas en pleno vuelo. 18 minutos después, a las 9.06 un segundo avión comercial chocó contra la segunda de las torres.
La columna de humo se divisaba a varios kilómetros a la redonda. La Casa Blanca fue evacuada de inmediato. Una hora más tarde la torre sur, la segunda en ser atacada, se derrumba. A las 10.30 cae la torre norte y la humareda se extiende por todo Manhattan, inundando, al igual que el pánico y el espanto, a todos los habitantes de la Gran Manzana.
Han pasado ya 20 años de una jornada fatídica que cambió el mundo para siempre. El ataque perpetrado por terroristas suicidas de Al Qaeda fue un punto de inflexión en el panorama mundial y dejó tras de sí 2.996 muertos. Entre las víctimas estaba Silvia. Fue, según los registros, la única víctima española de los atentados del 11 de septiembre.
Junto a ella, otras dos personas de origen español pero con nacionalidad estadounidense: Jerónimo Domínguez, un policía que participó en las labores de rescate, y Edelmiro Abad, un empleado de banca de origen burgalés.
"Sin ánimo de venganza"
El padre de Silvia, que todavía mantiene su despacho de abogados en Madrid, no la ha olvidado, pero nunca ha albergado deseos de venganza en su interior. "Tras el 11-S mantuve y lo sigo haciendo que, en mi opinión, el terrorismo debe ser combatido sin violencia y sin ánimo de venganza", dice a EL ESPAÑOL.
Los días siguientes al ataque este hombre, que cuenta ya más de 80 años, se los pasó recorriendo puestos de emergencia consulados y centros de identificación de víctimas, removiendo hasta el último rincón para localizar a su hija y al marido de su hija. Todos esos lugares en torno a los innumerables escombros que se generaron tras la caída de las Torres Gemelas.
No hubo suerte. En realidad la búsqueda la inició con cierto pesimismo tras ver las imágenes de los atentados yihadistas en televisión. Nadie o casi nadie salía vivo de debajo de los restos de los que fueran los dos edificios más grandes del mundo.
"Sigo sin poder ir a la Zona Cero", dijo en el décimo aniversario de la catástrofe. Ha ido muchas veces de nuevo a la ciudad, pero nunca fue capaz de volver a acercarse al lugar en el que murió su hija. "El paso del tiempo consigue apaciguar los sentimientos, pero estos se repiten de una manera particular cada aniversario, sobre todo en los que son tan particulares como éste, el décimo".
Durante todos estos años, San Pío se ha dedicado a ofrecer sus servicios como letrado a la lucha contra el terrorismo. Dos décadas después de lo ocurrido continúa muy comprometido en esta causa. "El terrorismo es, sin duda, el resultado de una ideología totalitaria, generalmente marxista-revolucionaria, que mediante la realización de actos criminales busca aterrorizar a la sociedad, desestabilizarla, debilitarla y finalmente alcanzar su proyecto político".
Para San Pío resulta "evidente que los terroristas tratan de dar un sentido político a sus acciones –para intentar justificarlas- pero ese sentido político ni otros argumentos que utilizan no justifican la maldad intrínseca de sus criminales acciones".
"Se ha hecho muy poco"
De San Pío mantiene a día de hoy su despacho en la calle Hermosilla, en el centro de Madrid. Su hija era muy querida por todos en la familia. Aquello fue un duro golpe. Nada más ver las imágenes de los aviones y las torres tuvo la certeza de que ella había fallecido.
Desde entonces se ha dedicado a socorrer a otras víctimas del terrorismo: por ejemplo, los afectados y familiares de las personas asesinadas en el 11-M. ¿Cómo combatir el terrorismo desde el despacho? Cómo afrontar con elegancia y sosiego esa durísima realidad?: "Entre otras soluciones -dice- quiero recordar en este momento que a raíz del 11-S se anunciaron a nivel internacional una serie de medidas contra el terrorismo. Han pasado veinte años y se ha hecho muy poco".
A San Pío le gustaría que, entre las medidas a implementar, perdurase "la promesa que se hizo de crear un nuevo orden internacional con la cooperación entre aquellos países que cree en los medios pacíficos para alcanzar la paz".
El abogado concuerda con que se sigan rememorando en fechas señaladas como esta la más cruda realidad: que el terrorismo sigue existiendo. Y que sigue constituyendo un peligro real tanto en Occidente como en diversas partes del mundo. Y que hay que permanecer alerta.