La amargura de la Reina Sofía: añora a Juan Carlos pero no le visita para proteger a la Corona
La Emérita, que cumplió 83 años el martes, habla mucho con su marido y siente preocupación por su estado de salud.
7 noviembre, 2021 06:52Noticias relacionadas
Tras varios meses sin ser noticia, y en los que ha seguido con su vida tranquila, la Reina Sofía ha vuelto a las primeras páginas de actualidad. Es algo que no le gusta porque considera que no le corresponde. Está más cómoda en su papel de secundaria, dentro de una institución tan expuesta como la Corona.
El martes celebró su 83 cumpleaños. Fue en una pequeña reunión familiar. Un almuerzo con tarta de chocolate (su favorita) a la que se acercó su hija Elena con Victoria Federica, su hermana Irene y el Rey Felipe. La Infanta Sofía come en el colegio, pero por la tarde se acercó a darle un beso a su abuela. Letizia no estuvo porque se encontraba rumbo a Paraguay. La otra gran ausencia fue su marido, Juan Carlos, que sigue en su exilio forzado (con vuelta inminente) en Abu Dabi.
Pero no toda la actualidad ha sido amable con la madre del Rey. Esta semana algunos medios publicaban que doña Sofía había recibido dinero de su marido a través de una fundación offshore registrada en Liechtenstein, la Fundación Endaxi. El primo del Emérito Álvaro de Orleans-Borbón ha salido al paso de esas noticias: "La Reina Sofía no tiene absolutamente nada que ver con la Fundación Endaxi. Nunca ha sido beneficiaria de esta fundación y jamás ha recibido dinero de ella. Ni la reina ni nadie, porque Endaxi nunca fue activada".
"Ella no sabe absolutamente nada. Jamás haría algo que no fuera ético, jamás. Es discreta, no le gustan los lujos ni las grandes compras, no necesita dinero, es feliz con lo que tiene", asegura una persona muy cercana a la Emérita.
Dura década
Doña Sofía lleva una década muy dura, casi insoportable. En realidad, es la gran damnificada por el tsunami que azota la Casa del Rey, nacido de los escándalos de las cuentas opacas de su marido. Desde que saltó el caso Noos, que terminó con su yerno Iñaki Urdangarín en la cárcel, parece que la familia Borbón y Grecia no levanta cabeza.
La Reina Emérita echa de menos a "Juanito", como llaman a Juan Carlos con cariño tanto ella como su hermana Irene, a pesar de las muchas zancadillas que él ha puesto en el matrimonio. De hecho, nunca ha pensado en el divorcio.
"Seguirán casados hasta el final de sus días. Son buenos amigos, que en el final de una vida es lo que se necesita. No ha ido a Emiratos porque la Corona está por encima de todo. Sufre mucho por lo que está pasando su marido, porque le tiene cariño. Siente una gran preocupación por su estado de salud y hablan muchísimo por teléfono. No ha ido de visita porque las circunstancias de la institución están por encima de todo", relata la misma fuente.
Quienes la conocen aseguran que Sofía nunca mira atrás. Está satisfecha con el papel que ha desempeñado, un trabajo de apoyo a quien ha sido Jefe del Estado durante casi cuarenta años. Ahora sólo aspira a vivir tranquila y ayudar en lo que se le necesite en la Casa Real. "Está lejos de jubilarse. Siempre dice que uno nunca se jubila de la actitud, y espera ayudar mientras la salud se lo permita. Sin miedo a la muerte. Nunca lo ha tenido", revela la misma persona.
No se jubila
Mientras Felipe VI no reclama sus servicios, Doña Sofía dedica sus horas a leer la prensa, a escuchar música clásica y a una misión que comenzó hace dos años y que le está llenando todo su tiempo libre: ordenar su archivo fotográfico. Más de 40.000 imágenes, muchas hechas por ella misma. Le gusta ver series y programas en la televisión y se apunta a encuentros virtuales por internet sobre temas de su interés.
Ella misma se definió ante la periodista Pilar Urbano como "una persona más bien reposada, introvertida y algo tímida". Y los que la tienen cerca añaden que es "una mujer escrupulosamente exquisita, educada, sensible y siempre pendiente de no dejar a nadie de lado en su trato personal. Es persistente en sus ideas y no es fácil hacerle cambiar", concretan.
"Otra de sus virtudes es su compromiso con la lealtad, su amor a la verdad y su sinceridad por encima de todo. Es muy detallista, lo que la lleva a cuidar a los demás, a no olvidar fechas significativas de sus familiares y allegados, a estar pendiente de lo que les gusta y lo que les disgusta. Un rasgo que sorprende es su gran sentido del humor. Es una persona graciosa, divertida, que cuenta chistes y que se ríe sin complejo alguno con sonoras carcajadas cuando algo le hace gracia", confiesa una de las pocas amigas que le quedan en Madrid.
No ha sido éste su cumpleaños perfecto; fue un día tranquilo y familiar, con flores, un almuerzo y llamadas de teléfono. Nada especial. A su lado, su hermana. En la recta final de su vida, mantiene su capacidad de entrega y seguirá ayudando mientras la salud le acompañe. Sin miedo a la muerte (nunca lo tuvo), no pregunta qué harán con ella y tampoco le importa lo que sucederá después.