En tan solo un fin de semana, la incidencia española de la Covid-19 ha escalado 20 puntos. Este lunes, esta tasa —llamada IA14 y que mide la proporción de contagios de coronavirus por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días— se ha situado en 132,19, según consta en el último informe del Ministerio de Sanidad.
De esta forma, España supera con creces el riesgo bajo por Covid en el que se encontraba cuando la incidencia era inferior a 50. Y de esa situación no hace mucho tiempo: en el informe del 3 de noviembre, la incidencia se situaba en 49,31.
Además, días antes, el 13 de octubre, España registraba una IA14 de 40,52 puntos, la más baja tras haber superado la llamada quinta ola de la pandemia.
Pero este rápido crecimiento de la incidencia —en apenas 20 días, ha escalado desde menos de 50 a los 132 puntos actuales— no se traduce en una subida proporcional del resto de indicadores que constatan el azote de la pandemia.
Entre el 13 de octubre (IA de 40,52) y el 22 de noviembre (IA de 132,19), la incidencia se triplica. E incluso más: crece, de hecho, un 226,23%. Sin embargo, el aumento en la ocupación de camas hospitalarias en el mismo periodo es de un 55,33%: de 1.854 a 2880.
Algo similar sucede con la ocupación de Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs): de los 454 del 13 de octubre a los 522 del informe más reciente de Sanidad. O lo que es lo mismo: un crecimiento de 14,97%.
El crecimiento de la incidencia no es, por tanto, parejo al crecimiento de la ocupación de camas hospitalarias ni UCIs, un fenómeno al que contribuye en enorme medida la alta tasa española de vacunación contra el coronavirus.
Tal y como consta en el último informe de Sanidad sobre inoculación, el 89,1% de la población diana ha recibido la pauta completa de la vacuna contra la Covid en nuestro país, una cifra sensiblemente superior a las que aportan las naciones del centro de Europa, que sufren a día de hoy los mayores estragos de la enfermedad.
Tanto es así que el ministro de Sanidad germano en funciones, Jens Spahn, alertó el pasado domingo de que, tras el invierno, los alemanes estarán "vacunados, sanados o muertos", en una alocución a la población para que se vacune, especialmente tras el azote de la variante Delta a la nación bávara.
Tan solo el 68% de sus habitantes tiene la pauta completa contra el coronavirus —y un 70,5%, al menos una dosis—, una de las tasas de vacunación más bajas del continente.
Pero Alemania no es el único país del centro de Europa con datos de contagios preocupantes.
Austria inició ayer otro confinamiento, que supone el cierre de los bares, restaurantes, ocio y comercios no esenciales, tras contabilizar en las horas previas al inicio de la cuarentena 13.806 nuevos contagios de coronavirus, la cifra más alta registrada en un lunes desde el inicio de la pandemia.
El Gobierno austríaco teme ahora un colapso de sus ya saturados hospitales, aquejados por la agresividad de la variante Delta, y al también bajo nivel de vacunación: el 66% del total de 8,9 millones de habitantes ha recibido la pauta completa.
Por ello, el Ejecutivo del país —a pesar de ser consciente de la lentitud de esta medida— ya ha anunciado que la vacuna será obligatoria desde el febrero próximo.
Asimismo, Eslovaquia y República Checa vuelven a los puestos de cabeza en el mundo, junto con Eslovenia y Austria, en cuanto a incidencia de contagio de la Covid, con 1.229 y 929 positivos por cada 100.000 habitantes en los siete días previos, respectivamente.
Este lunes la Comisión Europea volvía a recalcar la importancia de la vacunación para hacer frente al coronavirus, especialmente en plena escalada de contagios en el continente.
Según ha enfatizado la comisaria de Salud, Stella Kyriakides ante el pleno del Parlamento Europeo, esta escalada en el número de casos se debe, en gran parte, a la población no vacunada o parcialmente vacunada.
"El aumento actual incluso en países que han conseguido altas tasas de vacunación se debe principalmente, aunque no exclusivamente, a los no vacunados o parcialmente vacunados. Esto ocurre en la UE y a escala global", expuso Kyriakides, tras volver a compartir ante los eurodiputados el "mensaje claro" de que las vacunas protegen frente a una enfermedad grave, la hospitalización e incluso el fallecimiento.