El empresario José María Aldaya ha fallecido este martes a los 80 años edad en su domicilio familiar de Hondarribia (Guipúzcoa). Aldaia estuvo secuestrado por ETA durante 341 días, desde el 8 de mayo de 1995 hasta el 14 de abril del año siguiente.
"En nombre de toda la Diputación quiero trasladar mi más sentido pésame a los familiares y amigos de José María Aldaya. Sin duda fue uno de los exponentes más duros del sufrimiento provocado por ETA a nuestro Pueblo. Goian bego", ha señalado el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, en las redes sociales.
Aldaya fue secuestrado el 8 de mayo de 1995 tras salir de trabajar para dirigirse a su domicilio de Hondarribia (Guipúzcoa). Sus familiares denunciaron la desaparición poco después de que el coche del empresario fuese encontrado, abierto y sin señales de haber sido forzado, sobre las 22.00 horas en Irún, a unos dos kilómetros de la zona donde residía.
Desde un primer momento, las autoridades policiales señalaron a ETA como responsable de la desaparición de Aldaya, ya que su nombre se encontraba en las listas de posibles objetivos, incautadas al 'comando Donosti' 'Ipar-haicea' de ETA, desarticulado en agosto de 1991 en el barrio donostiarra de Morlans. En las listas se especificaba que la banda terrorista podría pedir por él un rescate de 1.000 millones de pesetas.
El 25 de mayo ETA se responsabilizó del secuestro de Aldaya a través de un comunicado en el diario 'Egin'. La banda señalaba que secuestró al empresario por "negarse a efectuar la aportación económica requerida para sacar adelante la lucha por la liberación de Euskal Herria", el denominado "impuesto revolucionario" que los terroristas exigían a empresarios e industriales del País Vasco.
Tras dos meses sin noticias por parte de ETA, el 20 de julio el diario Egin publicó en su portada y en una información interior sendas fotografías de José María Aldaya, en las que éste aparecía sin barba, vestido con una camisa y con un ejemplar del periódico en la mano. Las imágenes iban acompañadas de un comunicado de la banda terrorista en el que se atribuían varios atentados, pero no hacían ninguna referencia al secuestrado.
Durante los meses que duró el secuestro, las muestras de apoyo hacia Aldaya y su familia fueron constantes y se pusieron en marcha diversas iniciativas para pedir su liberación: manifestaciones, concentraciones, recogida de firmas o encierros.
El lazo azul, que ya lucieron en 1993 muchos ciudadanos como símbolo de rechazo al secuestro de Julio Iglesias Zamora, se volvió a ver en los balcones y las manifestaciones organizadas por asociaciones pacifistas vascas, como Gesto por la Paz, llenaron las calles del País Vasco.
Por su parte, la izquierda abertzale lanzó una campaña de "contramanifestaciones", apostándose frente a los que reclamaban la libertad de Aldaya, lo que dio lugar a diversos altercados.
Durante la madrugada del 14 de abril de 1996, José María Aldaya fue liberado en un bosque próximo al puerto de Azkarate, en la localidad guipuzcoana de Elgoibar, tras 341 días de cautiverio (el secuestro más largo de los cometidos por ETA hasta ese momento).
Tras su liberación, declaró que creía haber estado "bajo tierra", porque no oía nada y se volvía "sordo de silencio". Explicó que el habitáculo medía tres metros y medio de longitud, un metro de ancho y 1,95 de alto. La pared era de papel y debajo había escayola, mientras que el suelo era de plástico.
Dentro había un colchón, una mesa y una silla de camping, además
de un cajón que hacía las veces de water. El lugar era muy húmedo,
por lo que tenía que utilizar una bayeta para quitar la humedad que
se condensaba en las paredes. En ese lugar permaneció secuestrado por los terroristas durante 341 días.