Más incidentes con menos presos en las prisiones de Marlaska: 13 situaciones violentas al día
Según los datos a los que ha podido acceder EL ESPAÑOL, se producen sobre 4.500 al año. Casi 13 al día. Un funcionario agredido cada 36 horas.
30 diciembre, 2021 06:01Noticias relacionadas
Para la plantilla de funcionarios de las prisiones de toda España acudir al trabajo entraña muchas veces un alto riesgo. Se enfrentan a la posibilidad de una agresión de internos violentos a los que tienen que vigilar. Y lo hacen sin la consideración de agentes de la autoridad. Algo que, desde hace años, es su principal caballo de batalla a la hora de que los internos, antes de agredirles, se lo piensen dos veces.
Por eso entre muchos de ellos surge un sentimiento de alarma al comprobar que los incidentes y las agresiones no se han reducido en los últimos años, ni siquiera con muchos menos reclusos en las cárceles de los que había antaño. Todo lo contrario: la cifra sigue un preocupante aumento.
Según los datos oficiales de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a los que ha podido acceder EL ESPAÑOL, otorgados tras una pregunta a través del Portal de Transparencia, en España ha habido 23.049 episodios violentos en las prisiones entre los años 2016 y 2020. Son en torno a 4.500 cada año. Casi 13 sucesos de estas características al día. Una agresión dal personal penitenciario cada 36 horas.
En 2016, se produjeron 4.397 incidentes violentos. En 2018, año en que Fernando Grande-Marlaska y su equipo se hicieron cargo del Ministerio del Interior, 4.751. En 2019 ascendieron hasta la cifra récord de 4.905. En 2020, pese a las restricciones de la pandemia y el mayor control sobre las prisiones y el aislamiento social de manera individualizada, se produjeron 4.439 sucesos violentos.
De este 2021, del cual todavía no se ofrecen los datos al no haber terminado el año, los funcionarios esperan que las estadísticas siguan la misma y funesta senda.
Como se puede constatar, las agresiones no solo se sostienen en el tiempo, sino que año a año, desde 2016, han ido aumentando a la vez que un buen número de presos salían de las cárceles. En esa fecha, hace un lusto, había 52.807 presos en las prisiones españolas. En 2020, 47.311. En estos números no están contabilizados los presos de las cárceles catalanas, puesto que tampoco figuran sus estadísticas en el global de agresiones e incidentes al no depender de la Secretaría General de Prisiones.
"Sale muy barato agredir a un funcionario"
A lo largo de los últimos años, desde Instituciones Penitenciarias se ha tendido a infravalorar las denuncias individualizadas que, cada semana, como una gota malaya, las asociaciones y sindicatos de funcionarios denuncian en los medios de comunicación. Los reclusos conocen esta circunstancia y, por ello, explican los sindicatos, aprovechan esa situación: "Sale muy barato agredir a un funcionario".
Son múltiples los ejemplos de la conflictividad a la que tienen que hacer frente día tras día los funcionarios en un sistema penitenciario cuyo líder, Ángel Luis Ortiz, es visto por sus subordinados como una persona "de buenas palabras", pero que se preocupa más por los presos que por los funcionarios. Sin ir más lejos, a su llegada implantó un protocolo para evitar posibles abusos sobre los presos. En concreto, dio la orden de limitar a "situaciones excepcionales" el uso de las esposas o correas de sujeción mecánica para reducir a los presos que protagonizasen incidentes.
Desde su llegada, Ortiz tenía como principal reto el aumento exponencial de los terceros grados en España. Algo que ha conseguido sobremanera. Tal y como quedó reflejado en una respuesta parlamentaria a una pregunta del Partido Popular en el Congreso, desde la llegada de Marlaska y Ortiz a Interior, se han concedido 18.691 terceros grados, 1.273 de ellos en contra de la junta de tratamiento.
¿A qué se debe que, pese a que hay muchos menos reclusos en las cárceles que hace cinco años, la cantidad de agresiones se mantiene al alza? Desde el sindicato ACAIP, mayoritario en las cárceles, creen que se debe a diversas circunstancias: "La falta de personal, unida a la carga de burocracia que se ha dado al puesto de trabajo de los funcionarios de módulo 2".
Apuntan también a las distintas instrucciones dadas por la secretaría general referidas a cacheo, requisa y aplicación de medios coercitivas, más laxas hacia el recluso. A su juicio, todo ello "ha provocado una falta de autoridad total del funcionario y la sensación de impunidad del interno que protagoniza un incidente. Prácticamente no tiene consecuencias, son mínimas para ellos".
Una de las reivindicaciones que mantienen los empleados con la administración es la de que se realice una formación universal a todos los empleados públicos penitenciarios para poder atender estas situaciones de la mejor manera posible. "No se trata solo de una formación en materia de defensa personal, sino también encaminada a la prevención y la resolución pacífica de conflictos", aseguran en ACAIP.
Invierno duro
El final de este año 2021 está siendo especialmente duro para los funcionarios. Un interno de 19 años falleció en la prisión de Aranjuez tras una pelea con otro preso. Una brutal paliza envió al hospital a otro recluso en Puerto III (Cádiz). En ambos casos, se actuó con celeridad y profesionalidad, aseguran los trabajadores. "Pero no se puo evitar el resultado". Estas situaciones, aseguran, causan gran frustración entre los trabajadores: "Vemos como la falta de personal y la carga de trabajo burocrático que padecemos nos impide tener un buen control de todas las dependencias de un centro".
Los trabajadores de las cárceles creen también que una cosa que está ocurriendo mucho es que se coloca a un buen número de internos en los módulos que no les corresponde. "Muchas veces se clasifica a estos en módulos obedeciendo a un criterio de capacidad del módulo y no pertinencia en función del perfil del interno". Esto provoca, aseguran, que aparezcan presos de perfil peligroso o "no adecuado" en módulos de respeto: "Además, hay muchos internos que deberían estar en primer grado o en un régimen de vida restrictivo, pero por la política penitenciaria de 'todo el mundo es bueno' no se aplican".
De ese modo, al final hay una mezcla de internos en los módulos que conforman, según fuentes penitenciarias, "verdaderas bombas de relojería".
Son muchas las causas por las que se produce un incidente entre internos dentro de una prisión.
La escasez en las plantillas también supone un verdadero problema ante esta clase de situaciones. "Actualmente hay más de 4000 vacantes -revelan en ACAIP-. La administración debe reconocer la labor de los trabajadores penitenciarios, con una retribución acorde a las funciones realizadas y con una reclasificación de centros que se adecue a la realidad actual de las prisiones, la nueva tipología de delitos y los distintos perfiles de los reos".