Manuel Broseta, 30 años de un crimen de ETA sin resolver: aún se desconoce a los autores materiales
Tres décadas después, el asesinato del profesor valenciano es uno de los más de 300 que está sin resolver o con autores desconocidos.
15 enero, 2022 02:00Noticias relacionadas
La mañana del 15 de enero de 1992 el catedrático Manuel Broseta caminaba por la avenida Blasco Ibáñez en dirección a la facultad de Derecho de la Universidad de Valencia. Pasaban unos 20 minutos de las diez de la mañana y detrás de él, a unos tres metros de distancia, le seguía una alumna.
Cuando cruzó los jardines próximos al edificio, dos miembros de la banda ETA se acercaron a Broseta, pidieron a la alumna que se apartara con el argumento de “esto no va contigo” y un terrorista le disparó un tiro en la nuca, a bocajarro. Murió de manera inmediata. Era el tercer atentado mortal en un mes que perpetraba el comando itinerante que dirigía el terrorista José Luis Urrusolo Sistiaga.
Este sábado se cumplen 30 años de un crimen que sacudió a la sociedad valenciana y conmocionó a todo un país. El aniversario llega semanas después del ongi etorri a Ignacio Etxeberría Martín, alias Mortadelo.
Manuel Broseta Pons, natural de Banyeres de Mariola (Alicante), era una de las personalidades más influyentes de la Comunidad Valenciana. Además de docente universitario, era un político con proyección que promovió los pactos autonómicos y se le situaba como futuro líder del centro-derecha valenciano.
Había sido secretario de Estado para las Autonomías en el Gobierno de Adolfo Suárez, senador por Valencia por UCD y formaba parte del Consejo de Estado. También acumulaba cargos directivos en compañías del sector privado. Tenía 60 años, estaba casado y era padre de tres hijos. Rechazó llevar escolta porque no quería poner en peligro la vida de funcionarios a cambio de protección.
Tres décadas después, el caso sigue sin culpables materiales. La Audiencia Nacional condenó en 2003 a Francisco Mújica Garmendia, José Luis Álvarez Santacristina y José Luis Urrusolo Sistiaga como inductores.
Sin embargo, años después, en 2015, se absolvió a los acusados de apretar el gatillo por falta de pruebas: Juan Jesús Narváez Goñi, Pajas, e Itziar Alberdi Uranga. Ambos fueron detenidos en 2014 tras pasar 22 años escondidos en México.
Este viernes, la Generalitat Valenciana recordó su figura con una conversación celebrada en el Saló de Corts del Palau entre el presidente Ximo Puig y uno de sus hijos, Pablo Broseta. "Antes de dictar sentencia lo que hacía es escuchar y, en segundo lugar, ponerse siempre al otro lado de la mesa", recordó ayer su familia.
Frente a Puig, el hijo del profesor criticó al Gobierno de Pedro Sánchez por su política de acercamiento de los presos de ETA: "Muchos terroristas se van a acoger al tercer grado y serán tratados como delincuentes comunes". "Hay decisiones que no han sido consensuadas con las víctimas", lamentó.
Sin respuestas
Hay más de 300 asesinatos de ETA, en torno a un 40 % del total, sin resolver. Son crímenes con autores materiales no identificados.
La absolución de los acusados del asesinato de Broseta cayó como un jarro de agua fría. El etarra Fernando Díez Torre les había incriminado ante la Policía, pero en el juicio rectificó su versión y afirmó que hizo su primera declaración bajo presión policial.
Tras el cambio de versión, la Audiencia Nacional concluyó que no existían elementos incriminatorios suficientes para acreditar su participación en el atentado.
La sentencia recogía que las huellas de los acusados recogidas en diversos objetos en un piso franco carecían de valor al no haberse encontrado en material "directamente" relacionado con el asesinato.
No obstante, la sentencia sí que consideró probado que la dirección de ETA dio instrucciones a miembros no identificados de sus comandos itinerantes para acabar con la vida de Broseta por ser un objetivo prioritario dada su gran relevancia social, política y económica. Dejó sin respuestas el atentado que cada 15 de enero recuerda Valencia.