La Autoridad Portuaria de Las Palmas adjudicó a finales del año 2018 un contrato por valor de 400.000 euros a la empresa de Joaquín Francisco Giménez, el 'narcobuzo' detenido en Brasil por introducir fardos de cocaína en los respiradores subacuáticos de grandes buques.
Según el documento público al que ha accedido EL ESPAÑOL a través de la Plataforma de Contratación del Sector Público, el contrato fue adjudicado el 14 de noviembre de 2018 a la empresa Canary Diving Services S.L. (CADISER) con el cometido de realizar "mantenimiento e inspecciones submarinas para la autoridad portuaria de Las Palmas".
Tal y como aparece en la web del directorio del Puerto de Las Palmas, la empresa de Giménez es una de las que figuran, además, en el listado de compañías utilizadas para "trabajos submarinos".
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, a este hombre de 34 años ya se le conoce en los medios brasileños como El Aquaman del crimen. Un buceador profesional que había alcanzado cierta fama y notoriedad en el submundo del narcotráfico, según los investigadores de la Policía Federal brasileña, quienes terminaron echándole el guante el pasado 11 de enero.
Giménez respondía a ese seudónimo debido al grado de perfección que había alcanzado a la hora de introducir fardos de droga en enormes mercantes. Para ello se sumergía en las profundidades para luego ocultar desde el agua los lotes de las sustancias estupefacientes. Las introducía en el interior del casco de los buques, que luego la transportarían desde el otro lado del Atlántico.
"Familia destrozada"
Joaquín Francisco actuaba por la zona de Vitoria, la capital del estado de Espíritu Santo, en el sureste de Brasil. "Tenía las herramientas adecuadas. Tenía un equipo razonable. Lo principal era su conocimiento para realizar la inmersión", aseguraba Rogério Lages, agente de la Policía Federal, hace unos días.
Además de Joaquín, los datos del Registro Mercantil detallan que esta firma, constituida en el año 2016, se dedicaba fundamentalmente a actividades de "reparación y mantenimiento naval".
En los datos de la compañía figura el nombre de otra persona. Este periódico ha intentado recabar su opinión, a lo que ha respondido desmarcándose por completo de las actividades presuntamente ilícitas del buzo: "No me interesa saber nada de esta persona. Cualquier actividad de CADISER era responsabilidad única suya como única persona que llevaba la administración efectiva de la sociedad".
Insiste además en que nunca participó "de forma activa más allá de cuatro gestiones puntuales". "Mi papel aquí es testimonial y además de perjudicado en este caso. Ya hay más de una familia destrozada por lo sucedido y no sería justo que se mezcle mi actividad con la de esa empresa", añade.
Según la Policía Federal, Aquaman fue contratado por la pandilla de Marcos Camacho, alias Marcola, un traficante local, para coordinar diversos envíos de cocaína a Europa. ¿De qué forma? Usando su experiencia en estructura de barcos y buceo en aguas profundas.
Después logró huir de Espíritu Santo, pero fue detenido en Guarujá, en el estado de São Paulo. Los policías fueron alertados de la presencia de un cargamento de cocaína. Al presentarse en el puerto, descubrieron in fraganti al español. Vestía un traje de neopreno y estaba preparado para lanzarse al agua. Ahora los agentes tratan de averiguar si logró embarcar la droga en navíos que habrían partido de al menos dos puertos, los de Vitoria y Santos.
Método 'patentado'
Fueron los colombianos quienes patentaron el sofisticado método de introducir alijos de cocaína en los respiradores subacuáticos de los grandes buques. No son pocas las organizaciones que recurren a los especialistas en esta técnica, y muchos saben que hay algunos, como Joaquín Francisco Giménez, que dominan como nadie esa práctica.
Según las informaciones que manejan expertos en la lucha contra el narcotráfico de la Policía Nacional, consultados por EL ESPAÑOL ya hay casos de estas características detectados en España. Hace apenas dos años, los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) desmantelaron en Avilés (Asturias) una organización que utilizaba precisamente a estos narcobuzos profesionales con el fin de introducir en Europa grandes cantidades cocaína a través de embarcaciones de gran calado.
Aquella fue la primera operación policial realizada en España de esas características. Dos de ellos fueron arrestados in fraganti cuando extraían la droga ocultada en los bajos de un buque mercante procedente de Perú. Se trata de dos narcobuzos profesionales que, durante días, habían estudiado la forma de llevar a cabo la extracción de las sustancias estupefacientes.
Gracias a este procedimiento, los buzos especialistas logran introducir los paquetes y así la mercancía no es descubierta en los controles rutinarios. Nadie, solo ellos, logran rastrearla. Por eso le colocan un GPS o una baliza y con ese señal realizan el seguimiento del envío.
Una vez en puerto, otros buzos, o acaso los mismos, retiran la mercancía con discreción de la misma manera, sumergidos bajo las aguas del puerto. Ese era, según los investigadores brasileños, el trabajo en el que Giménez destacaba por encima de cualquier otro.