"Aquí siempre hace frío, pero no es muy distinto al de Soria". El gélido invierno a pocos kilómetros del mar Báltico marca, junto a la sensación de calma tensa, el devenir de las últimas semanas de los efectivos de las Fuerzas Armadas en la base militar de Adazi, Letonia. Las temperaturas bajo cero son algo normal, al igual que los días que se acaban pronto, apenas cuatro o cinco horas de sol de las que disponen durante esta época del año. Allí también la sombra de Rusia es una compañera más.
Se trata de un elemento que planea y determina de forma ineludible todo cuanto sucede en ese lugar. Y más en las últimas semanas, en las que la escalada de tensión propiciada por Moscú -al colocar a 120.000 soldados en la frontera con Ucrania, así como dos divisiones de carros de combate- ha implicado que se agilice el despliegue de los aliados de la OTAN en sus misiones en la región.
Uno de esos aliados es España. Y uno de esos cometidos se encuentra en Letonia, donde 350 militares del Ejército de Tierra se integran junto a otras fuerzas aliadas en lo que se conoce como Presencia Avanzada Reforzada, uno de los baluartes fronterizos que la Alianza Atlántica emplea para velar por sus aliados.
Mientras tanto, ya se adentra por el Mediterráneo la fragata Blas de Lezo con cerca de 200 soldados en su tripulación. Salió esta semana del Arsenal de Ferrol, se aprovisionó y puso todo en orden en la base de Rota (Cádiz). Hace dos días, este miércoles, puso rumbo al Este en dirección al mar Negro.
Junto a él viajan el Buque de Acción Marítima (BAM) Meteoro y del cazaminas Sella, integrados en las fuerzas aliadas en ese gran mar interior cuyas aguas comparten Bulgaria, Ucrania, Rumanía o Georgia.
Además, la semana que viene partirán los Eurofighter del Ejército del Aire. Las aeronaves del Ala 14 quienes alcen el vuelo también hacia esa región. Así, en tan solo unas semanas, España contará con cerca de 700 soldados en la zona preparados para cualquier acontecimiento. Efectivos todos ellos pertenecientes a los Ejércitos de Tierra, Aire y de la Armada.
Al norte, entre los hombres del contingente español que vigila y patrulla las costas del Báltico, con algunos de los cuales ha podido conversar EL ESPAÑOL, destaca la sensación de que, por el momento, todo seguirá pendiendo de un hilo, al igual que en las últimas semanas. La principal preocupación es, además, averiguar cuál será el siguiente movimiento de Rusia. Qué serán capaces de hacer en la frontera. "En Ucrania no le van a dar ni un metro a Putin después de lo de Crimea".
Los ejercicios diarios y las instrucciones en Letonia prosiguen con total normalidad. No se ha producido ninguna directriz a mayores. Junto a los españoles, otras fuerzas internacionales como Canadá aportan sus hombres hasta sumar, entre todos, un contingente de unos 2.000 hombres.
España facilita, eso sí, una serie de medios de mayor valor que los ofrecidos por las otras potencias: 6 carros de combate Leopardo, y 14 vehículos de combate de infantería Pizarro, así como varios transportes oruga acorazados tipo M-113.
Hackeo con drones
Si hay algo en lo que destacan los rusos y en lo que el contingente en Letonia trata de mejorar es en la llamada guerra híbrida. "En eso nos sacan años luz. Los problemas que hemos tenido aquí alguna vez con ellos suelen ser de lo que entendemos por guerra electrónica. Aplican sus servicios de inteligencia a este cometido, tienen edificios de hackers dedicados a robar información", aseguran las fuentes militares consultadas.
Los rusos, en ese sentido, no tienen rival. Estas mismas fuentes detallan algunas de las artimañas de Moscú para con el contingente afincado en Letonia. Utilizan los drones equipados con unos repetidores que imitan la señal de las torres de telefonía y los envían a sobrevolar las inmediaciones de la base de Adazi.
"Una vez pasa el dron y engancha y se conecta con el sistema ya eres suyo. Hackean las torres de telefonía. Eso nos lo han hecho muchas veces. Quienes estábamos en la operación teníamos las direcciones IP fuera de Letonia". Toda medida de seguridad es poca ante la capacidad de ataque cibernético de los rusos."Fue así como entraron en Crimea".
La guerra híbrida, en términos militares, hace alusión a una estrategia militar en la cual se emplean tanto artimañas tecnológicas, ataques virtuales e incluso técnicas de desinformación como la difusión de fake news. Ucrania, de hecho, ya da por sentado que ese sector de la maquinaria militar rusa, perfectamente engrasada, ya ha comenzado a funcionar. No en vano, tienen claro que el ciberataque que sus servidores sufrieron la semana pasada llevaba el sello inimitable del Kremlin.
Los militares en Letonia recuerdan cómo la invasión de Crimea fue, en el peor sentido de la palabra, una clase magistral a la hora de utilizar la desinformación y la guerra híbrida para vencer en una contienda armamentística. Cuando se quisieron dar cuenta ya les habían invadido. "Te digo que voy a entrar, que no, te bloqueo los servicios de internet, y cuanto te da cuenta ya lo han hecho. A los ucranianos les pilló en bragas, porque no eran técnicas de guerra convencional".
"Los ucranianos responderán"
Ahora cunde la sensación en la frontera rusa de que los ucranianos están más preparados que entonces para enfrentarse a los hombres de Vladímir Putin. "Cuentan casi con un millón de efectivos sumando a los reservistas. Llevan años armándose", insisten las fuentes consultadas. "No se van a dejar. Y esa es ahora nuestra mayor preocupación".
Los más de 100.000 efectivos de las tropas rusas junto a los carros de combate aguardan en la frontera. Pero esta vez será diferente. "Si Rusia da el paso, los ucranianos responderán. Ahora pueden hacerlo".
En Letonia, con los 350 españoles hay unos 400 canadienses, y así hasta completar un contingente de 2.000 militares. "Eso delante de todas las tropas rusas no es nada, pero sirven como punta de lanza. Con este despliegue nuestro la OTAN dice: 'No vais a entrar, sabéis que estamos aquí, y si nos hacéis algo los que tenemos detrás van a ir contra vosotros'".
Entretanto, las pruebas de armamento, los ejercicios de instrucción continúan. "Seguimos ensayando todo igual -insiste uno de los efectivos-, aunque sabiendo que esta vez podría pasar de verdad. Podríamos tener que disparar de verdad. La posibilidad está más cercana, pero creemos que los rusos no se van a atrever".