Cesan al subinspector de la 'patada en la puerta' por auxiliar con ese método a una mujer maltratada
Marlaska defendió una actuación similar cuando la misma unidad entró en una fiesta durante la pandemia. Los compañeros se vuelcan con el agente.
9 febrero, 2022 02:26Noticias relacionadas
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El subinspector jefe del grupo de la Policía Nacional del caso de la 'patada en la puerta' acaba de ser cesado de su puesto por sus superiores tras una actuación similar. En este caso, su unidad tuvo que acceder al interior de un domicilio de un barrio de Madrid con el fin de auxiliar a una mujer que había sido maltratada por su pareja.
Fuentes policiales detallan a EL ESPAÑOL que uno de sus superiores comunicó su cese al subinspector el pasado domingo, una semana y media después de la actuación. Le dijo que se trataba de una decisión "ordenada por la superioridad" porque la citada intervención en el caso de violencia machista "no ha gustado".
En un plazo aproximado de 15 días el subinspector tendrá que ponerse a disposición de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana para que le indiquen su nuevo destino. Las fuentes consultadas indican que será relegado a las Unidades de Seguridad y Protección, un puesto considerado extraoficialmente como una unidad de castigo, mayormente integrada por efectivos recién salidos de la academia y funcionarios condenados al ostracismo policial.
La actuación cuestionada ahora por sus superiores por la que ha sido relegado el subinspector se produjo el 27 de enero. La unidad policial, según las mismas fuentes, no tuvo más remedio que entrar en el inmueble del agresor al mediar un delito flagrante.
La misma unidad llevó a cabo la famosa actuación del 21 de marzo de 2021 en un apartamento de la calle Lagasca, que ha quedado para las hemerotecas como la de "la patada en la puerta". En aquella actuación, los agentes decidieron irrumpir para desmantelar una fiesta ilegal que ya duraba tres días. Ahora están siendo investigados por un juez.
En aquella ocasión, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, salió a defender la actuación de los agentes. También fueron respaldados por numerosos mandos del cuerpo. Ahora, por otra entrada similar, pero al domicilio de un presunto maltratador, se ha decidido apartar de su puesto al subinspector.
Maltratador con antecedentes
Los hechos en cuestión tuvieron lugar en torno a las cuatro y media de la madrugada del pasado 27 de enero. Tal y como figura en el atestado, conocido por EL ESPAÑOL, la unidad policial recibió el aviso de un taxista que había encontrado a una mujer que pedía "socorro a gritos" en una calle del barrio madrileño de San Blas.
La mujer ni siquiera llevaba abrigo, pese a las bajas temperaturas. En cuanto vio llegar a los policías se lanzó entre sollozos hacia ellos, "con la voz entrecortada" y visiblemente nerviosa. Contó que estaba con su pareja, que habían empezado a mantener relaciones sexuales y que, tras enfadarse con ella, comenzó a agredirla, "golpeándola en la cabeza con la mano abierta".
El hombre contaba en su haber con antecedentes por violencia de género, tal y como pudieron comprobar los policías antes de decidir entrar en la casa. En concreto, ya había sido detenido dos veces por malos tratos en el ámbito familiar a otras dos parejas anteriores. En su ficha policial constaba un arresto más por un delito de lesiones.
Según la mujer, tras el inicio de la agresión, echó mano de su móvil para llamar a la Policía. Él se lo arrebató y al instante la echó a la calle por la fuerza, golpeándola en la cabeza, tirándole del pelo y quedándose con todas sus pertenencias dentro de la vivienda. Entre ellas, el móvil personal, otro del trabajo, el bolso, las llaves de casa, el pasaporte, la cartera con sus tarjetas de crédito y algo de dinero en efectivo.
Tras haber sido arrojada a la calle, la mujer insistió al agresor para que le abriera la puerta con el fin de recoger sus pertenencias para así poder regresar a su casa. Él se negó. La víctima contaría luego a los agentes cómo no era la primera vez que la echaba del apartamento.
Los policías, tal y como figura en el atestado, se acercaron al domicilio y comprobaron que las luces del salón estaban encendidas. Tras subir hasta la puerta del inmueble, llamaron al timbre en varias ocasiones y escucharon "perfectamente" ruidos, así como a alguien que hablaba "en el interior del domicilio". La mujer les aseguró a los agentes que el presunto agresor estaba dentro.
Entrada a la casa
Los policías llamaron una y otra vez al timbre y se identificaron al grito de "Policía". Exigieron al hombre que saliera y le devolviera a la mujer todas sus pertenencias, pero no obtuvieron respuesta. La mujer les dijo que tenía miedo de volver a su casa pues el agresor tenía sus llaves y temía, tal y como dijo a los integrantes de la patrulla, "que pudiera ir allí en cualquier momento a matarla".
Entonces el subinspector, jefe del operativo, valoró "la necesidad urgente" de intervenir "para proteger a la víctima" y "evitar la propagación del mal que la infracción penal acarrea" (el agresor tenía en su poder las pertenencias de la mujer, entre ellas las llaves de su piso). Y procedió a ordenar la entrada al interior de la casa.
Una vez accedieron al inmueble comprobaron que el supuesto agresor acababa de escapar por una de las ventanas. Localizaron el bolso de la víctima, las llaves, el móvil del trabajo de la mujer, su pasaporte y la cartera. Pero ya no estaba el Iphone, su teléfono personal con el que había tratado de llamar a los agentes.
Tras recuperar sus cosas, la mujer fue custodiada por los policías hasta su casa, solo después de que un indicativo del SAMUR le prestara atención sanitaria. La unidad dejó precintado el apartamento y estableció un dispositivo de vigilancia ante la casa, con agentes camuflados de paisano, con la esperanza de que el agresor regresara al piso en el que sucedieron los hechos.
Cartas de compañeros
Así fue como ocurrió. En cuanto se marcharon los coches de la patrulla, el agresor apareció andando por la calle en dirección a la vivienda. Antes de entrar en el piso fue interceptado por uno de los agentes, que se identificó como policía nacional antes de detenerle por los delitos de coacciones, lesiones, malos tratos y hurto. No opuso resistencia. El teléfono de la mujer no apareció por ninguna parte.
El subinspector a cargo de este operativo, ahora depuesto de ese cargo, lleva 20 años en el cuerpo. Era jefe de Subgrupo Operativo a cargo de las llamadas de la sala del 091 Seguridad Ciudadana. Estaba destinado, desde hacía una década, en la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, en los Grupos de Atención al Ciudadano. Había sido galardonado dos veces con la Cruz al Mérito Policial con Distintivo Blanco.
Tras enterarse de su cese, más de 60 compañeros destinados en las unidades de Seguridad Ciudadana han remitido cartas a título personal en contra de esta medida. Le definen con palabras tales como "un líder ejemplar", "un excelso compañero" o un policía "fundamental" que solo despierta "admiración" entre quienes han trabajado a sus órdenes.