El CNI señala a Marruecos tras el asalto a Melilla: 'Ha dejado de controlar los campos de migrantes'
Informes de inteligencia señalan que la monarquía vecina hace semanas que dejó de vigilar los en campamentos próximos a la frontera.
5 marzo, 2022 03:58Noticias relacionadas
12 meses después de la entrada a España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, las relaciones entre España y Marruecos están lejos de enderezarse. Hace un año Moncloa permitió su acceso sin pasar por el control de pasaportes y con documentación falsa, desencadenando un mes más tarde la mayor oleada migratoria que se recuerda: en menos de 48 horas, 10.000 personas cruzaron la frontera en Ceuta.
Todo ocurrió con el beneplácito y las facilidades concedidas a los inmigrantes de la policía de Marruecos, a cuyo rey, Mohamed VI, no sentó nada bien la falta de información en el viaje secreto del cabecilla saharaui. A la luz de los acontecimientos de esta semana, la situación no tiene visos de mejorar.
Un indicio preocupante que constata esta realidad son los informes de inteligencia, conocidos por EL ESPAÑOL, que en estas últimas semanas advierten de que Marruecos ha dejado de controlar los campamentos de inmigrantes subsaharianos ubicados al otro lado de la frontera, a la espera de una oportunidad.
Estas informaciones, conocidas tras la entrada de 3.700 inmigrantes subsaharianos en territorio nacional a través de la valla de Melilla, evidencian la dejación de funciones de las autoridades vecinas, acaso fruto de una relación con el Gobierno todavía sin recomponer.
Según las fuentes consultadas, las autoridades de la monarquía alauí suelen controlar a esos grupos de inmigrantes, denominados en la jerga policial como bolsas. Cada cierto tiempo, para descongestionar los parajes más próximos a la frontera, Marruecos les aleja a veces hacia el sur. Pero los informes elaborados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Guardia Civil y la inteligencia militar sostienen que Marruecos "hace mucho tiempo" que no lleva a cabo esa labor.
Miles en campamentos
"Como siempre, tienen la sartén por el mango", insisten fuentes sobre el terreno, expertas en el análisis de los fenómenos migratorios. La policía marroquí conoce a la perfección los lugares en los que se encuentran los campamentos de inmigrantes, sus movimientos y las zonas en las que se suelen instalar.
Desde allí, quienes cuentan con ahorros pagan las pateras a las mafias. Quienes no, con el tiempo se arriesgan tratando de saltar la valla.
Durante las últimas semanas, centenares de subsaharianos se fueron agrupando en los alrededores. "Depende de Marruecos el control que quieran tener -destacan las fuentes de inteligencia consultadas-. A veces los alejan hacia el sur. Pero hace mucho tiempo que no".
De este modo, en 48 horas se ha producido la mayor oleada migratoria que recuerda la valla de esta ciudad autónoma. De los 3.700 que treparon la alambrada a lo largo del miércoles y el jueves, 800 han conseguido llegar a España.
Los intentos de los últimos meses en nada se parecían a lo que estamos viendo esta semana. Estaban siendo intentonas de una magnitud mucho menor en comparación. En esta ocasión, insisten las fuentes consultadas en la frontera por EL ESPAÑOL, "lo intentaron todos a la vez". No en grupos de en torno a unas 200 personas, que era la tónica habitual de los últimos tiempos.
Quienes protagonizaron el salto más masivo que se recuerda en Melilla sabían que a primera hora de la mañana la protección policial es menor en torno al vallado. Los turnos se fortalecen por la noche con los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), un grupo de élite dentro del cuerpo cuya función principal es la de garantizar el orden público. A plena luz del día, nunca se había notificado un intento tan masivo de cruzar a territorio nacional.
El salto a la valla de Melilla que realizaron este miércoles por la mañana más de 2.000 inmigrantes de origen subsahariano logró su objetivo porque accedieron a través del único tramo del vallado cuya parte superior carecía de elementos disuasorios.
Obras paradas en la valla
Aprovechando en ambas jornadas los primeros rayos de sol, pertrechados con garfios y tornillería en los zapatos para poder trepar con mayor facilidad, los 2.000 subsaharianos se lanzaron a la vez desde Marruecos hacia España justo en ese tramo desprotegido de la frontera. Según la Delegación del Gobierno, el grueso de la entrada se produjo en tan solo diez minutos, entre las 09:30 y las 09:40 de la mañana.
Las fuerzas desplegadas en ambos lados de la frontera consiguieron repeler a miles de personas, pero se vieron desbordadas frente al intento de entrada más numeroso de los que hay registrados, según la Delegación del Gobierno de Melilla. 50 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado todavía se recuperan en el hospital de las heridas causadas por la virulencia de los ataques que recibieron.
Además, lograron acceder a través del único tramo del vallado cuya parte superior carecía de elementos disuasorios. Esto se debe, confirman fuentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil a EL ESPAÑOL, a que las obras programadas por el Ministerio del Interior para sustituir las concertinas por elementos "menos lesivos" llevaban un año paradas.
Son 4,5 kilómetros de los 12 que componen la valla. En su día, Interior decidió sustituir las polémicas y punzantes cuchillas por otros elementos como los llamados peines invertidos. Se trata de elementos que impiden a los inmigrantes la capacidad de trepar y de alcanzar la cima de la valla sin producirles lesiones.
Y así, el Gobierno sigue un año después sin reconducir la relación con Marruecos. Las señales que han llegado del otro lado del Estrecho no parecen corresponderse con esta voluntad. La embajadora marroquí llamada a consultas el 18 de mayo en pleno aluvión de inmigrantes en Ceuta sigue sin regresar. O la construcción emprendida por Marruecos de una piscifactoría en aguas próximas a las islas Chafarinas.
A finales del pasado mes de enero, EL ESPAÑOL reveló un movimiento sin precedentes llevado a cabo por Rabat en la frontera con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
La Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) marroquí emitió una orden para cambiar los puestos fronterizos de entrada a Ceuta y Melilla por dos comisarías de policía. Para ello, se ordenó la retirada de las señales con la designación de "fronteras". Ahora sólo permanecen los carteles con una leyenda que dice "bab" (puerta en árabe)
Rabat no ha ocultado nunca que su deseo es un cambio de postura por parte del Gobierno respecto al Sáhara Occidental que fuera en línea con el reconocimiento de la antigua colonia española como marroquí. Tal y como hizo en diciembre de 2020 Estados Unidos con Donald Trump aún como presidente.