España se quita 699 días después la mascarilla y Sanidad quiere 'sustituirla' por la cuarta dosis vacunal
El Consejo de Ministros aprueba eliminar su uso en interiores a excepción del transporte público y los centros sanitarios.
19 abril, 2022 03:37Noticias relacionadas
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El Consejo de Ministros elimina este martes la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores. Lo hace 699 días después de que el 21 de mayo de 2020 el Gobierno estableciera, por primera vez, el uso obligatorio de esta protección tanto en espacios cerrados como al aire libre.
Desde entonces, la entrada a los bares, centros comerciales, bancos o supermercados ha estado ligada a la utilización obligatoria de una mascarilla para evitar contagios de Covid-19. Una necesidad que, a partir de este miércoles y tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), será historia.
Han tenido que pasar casi dos años para decir adiós a esta medida icónica de la pandemia que algunos expertos pedían suprimir tras la sexta ola. La llamada gripalización de la Covid ha traído consigo que España se quite la mascarilla, aunque las autoridades sanitarias siguen alerta.
Prueba de ello es la propuesta que el propio Ministerio de Sanidad ha hecho llegar a la Ponencia de Vacunas, el grupo de expertos que establece la estrategia de vacunación. Tal y como ha explicado la ministra Carolina Darias, su departamento ha puesto a trabajar a sus expertos en la posible decisión de extender la cuarta dosis de la vacuna contra la Covid-19 a todos los segmentos de la población.
La propuesta está en una fase muy inicial, aunque fuentes de la Ponencia de Vacunas ya han descartado a EL ESPAÑOL que sea algo a ejecutar en un corto plazo, pese a que "vacunas tenemos de sobra".
Desde algunas comunidades autónomas, resaltan que la tercera dosis no ha terminado de "calar" entre la población más joven y que es "pronto" para hablar de un cuarto pinchazo "si no se han inmunizado con el tercero".
Mascarilla
La retirada de la mascarilla que aprobará este martes el Consejo de Ministros tiene algunas salvedades. Su uso seguirá siendo obligatorio en el transporte público (sin ninguna excepción), en las residencias de ancianos y en los centros sanitarios: desde hospitales y centros de salud hasta farmacias.
Quedan algunos espacios en blanco que ni el Ministerio ni las CCAA van a regular. Por ejemplo, serán los servicios de recursos humanos de cada centro de trabajo los que decidan si se debe de llevar mascarilla o no.
Preguntadas por este caso, varios gobiernos autonómicos descartan estar trabajando en leyes que complementen al Decreto de de Sanidad en los colegios o el ámbito laboral. De esta forma, los centros de trabajo tendrán como única guía el consejo de la Ponencia de Alertas del Ministerio, que aconseja a usarla siempre que no se respete la distancia de 1,5 metros ni la ventilación adecuada de la sala.
No es la primera vez que el Gobierno anuncia la retirada de las mascarillas, aunque sí se estrena en interiores. Tras obligar a su uso en todo tipo de espacios con la primera desescalada, el Ministerio eliminó las mascarillas al aire libre el 26 de junio de 2021.
Fue el anunciado como "el decreto de las sonrisas" y retiraba su obligatoriedad al aire libre siempre que se pudiera guardar una distancia de 1,5 metros. Para poder adaptarse a la ley de nueva normalidad, el Gobierno decidió legislar mediante un Real Decreto ley que debía de ser posteriormente aprobado en el Congreso de los Diputados.
Fue la misma técnica que utilizó cuando las volvió a imponer en exteriores hace apenas unos meses. El inicio de la sexta ola a las puertas de las Navidades y la presión de varias CCAA llevó a Pedro Sánchez a eliminar el decreto de las sonrisas con un nuevo Real Decreto Ley lleno de polémica.
Los expertos no apoyaban al Gobierno ni tampoco varios gobiernos autonómicos que llevaban meses pidiendo que se flexibilizaran las medidas cuando la población apenas estaba vacunada. Aun así, el Ejecutivo siguió adelante y, ante la crispación política, tomó dos decisiones.
Primero anunció en un Consejo de Ministros extraordinario previo a Navidades la norma de la vuelta de las mascarillas a la calle. Era similar al que se había redactado para quitarlas en junio, pero con un apunte: si se aprobaba este Real Decreto ley, el Gobierno no debería de volver a pasar por el Congreso de los Diputados para quitar o poner la mascarilla.
La medida fue controvertida, aunque coló. Y es que el Ejecutivo presentó un RD Ley que obligaba a los grupos contrarios a imponer la mascarilla a votar a favor de ello. Lo hizo uniendo a la medida Covid, otra que beneficiaba a los más vulnerables: una paga extra a las pensiones para compensarlas con el IPC de 2021.
Dos meses después, el 8 de febrero, el Consejo de Ministros usó el poder que había conseguido en el Congreso para eliminar (de nuevo) el empleo de mascarillas al aire libre. Lo hizo previo paso por el Consejo Interterritorial y obteniendo su bendición pese a no le era necesario.
Igual que ocurrió en el Consejo Interterritorial del pasado 6 de abril, Darias sólo tiene obligación de dejar constancia de la decisión ante las CCAA para, posteriormente, llevar al Consejo de Ministros su aprobación. Es por eso por lo que el punto no estaba incluido en el orden del día, no precisaba de votación alguna.
Cuarta dosis
El debate de la cuarta dosis para la población general llega justo cuando se cumplen seis meses desde que los mayores de 80 años comenzaron a vacunarse de la tercera dosis. Es la fecha estimada de protección de la vacuna, según algunos estudios, y por la cual se reabre el debate.
Lo cierto es que tanto para los expertos como para el propio Ministerio es algo a estudiar, aunque no de forma inmediata. Los datos de la tercera dosis en la población que no vice en residencias de ancianos son muy altos, pero bajan conforme se reduce la edad.
Según las últimas informaciones del Ministerio de Sanidad, sólo el 50% de la población general tiene la tercera dosis de refuerzo. El mayor porcentaje está en los mayores de 60 años, donde el 92% de los mismos tienen esta pauta.
El porcentaje se reduce considerablemente en los mayores de 50 (76%) y en los de 40 (60%). Es por eso por lo que algunas regiones creen que todavía es pronto para hablar de cuarta dosis para "todos".
Sí consideran que el debate hay que centrarlo sólo en mayores de 80 años, sobre todo por la rapidez con la que se ha propagado la variante ómicron silenciosa que, en apenas un mes, se ha convertido en la predominante en todo el país.
En estos momentos en España sólo se vacunan con la cuarta dosis las personas con inmunodeficiencias primarias, las que tienen una infección por VIH con 200 cel/ml (analítica de los últimos 6 meses), fibrosis quística o síndrome de Down con 40 o más años de edad (nacidos en 1981 o antes).