Rafael Marcos, el padre del menor que fue retenido durante dos años por la expresidenta de la asociación Infancia Libre, María Sevilla, recurrirá el indulto concedido por el Gobierno a la madre del niño.
"Vamos a por todas", asegura a EL ESPAÑOL. Su expareja, Sevilla, fue condenada a dos años y cuatro meses de cárcel por sustracción de menores tras haberse llevado a su hijo para evitar devolvérselo al padre. La Justicia también le retiró la patria potestad durante cuatro años, pero ahora la recupera y podrá ver al pequeño.
Finalmente, en 2019, fue localizado y rescatado. La madre se había integrado —y al niño con ella— en una organización de corte evangelista y ultrarreligiosa y mantenía al pequeño S. sin escolarizar ni vacunar. Cuando fue encontrado por la Policía, a sus 11 años, no sabía ni siquiera restar y vivía casi asalvajado, sin apenas socializar con otros menores.
Pese a estos precedentes, el Gobierno otorgó este miércoles a María Sevilla el indulto parcial. Rebajó su pena de cárcel a dos años y conmutó su inhabilitación para ejercer la patria potestad a cambio de 180 días de trabajo en favor de la comunidad.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, celebró el indulto como "otra nueva victoria de las feministas" y manifestó que esta medida de gracia salda una deuda con "las madres protectoras", entre las que incluyó a la recién indultada.
"Lo que están haciendo [las madres protectoras] no es otra cosa que defenderse a sí mismas y defender a sus hijos e hijas frente a la violencia machista de los maltratadores", indicó la ministra. Dos denuncias contra Rafael Marcos por supuestos abusos sexuales hacia el menor fueron archivadas. Tampoco fue condenado nunca por maltrato. Por ello, ahora, el padre avanza que ya prepara una querella contra la titular de Igualdad.
"Sentimos indefensión; se han vulnerado los derechos de mi hijo, que no quiere estar con ella", comenta Rafael Marcos a EL ESPAÑOL.
A su juicio, el indulto de su exmujer "no tiene ni pies ni cabeza". De ser admitida a trámite la querella, la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) obliga a celebrar un acto de conciliación previo al juicio, en el que Irene Montero podría retractarse de sus palabras o reafirmarse en ellas.
"¿Qué madre que proteja a sus hijos lo ha tenido así, oculto y en esas condiciones? Ha ido a la cárcel por ello...", subraya Rafael Marcos al valorar las palabras de la ministra sobre su expareja.
"Sin arrepentimiento"
A principios de mayo, la Fiscalía Provincial de Madrid se manifestaba a favor de conceder un indulto parcial a María Sevilla. Pero limitándolo, únicamente, a una reducción de su pena de prisión hasta los dos años.
En su escrito, el Ministerio Público recordaba que la mujer estuvo en paradero desconocido durante casi 24 meses, desoyó las órdenes judiciales y retuvo al menor en una finca situada en la localidad conquense de Villar de Cañas, donde fue encontrado sin escolarizar en marzo de 2019. Y la Fiscalía admitió que Sevilla no estaba arrepentida de forma "expresa y clara" de los hechos.
A pesar de ello, avaló rebajarle la pena a dos años de cárcel, al tratarse de su primer delito y tras haber abonado la condenada los 5.000 euros al padre del menor en concepto de responsabilidad civil.
Al Congreso con Podemos
En sus inicios, un emergente Podemos se vinculó a la asociación que María Sevilla presidió, Infancia Libre, supuestamente encargada de proteger a los menores que habían sufrido abusos.
Tal y como publicó este periódico, el entonces secretario general del partido, Pablo Iglesias, contactó con la organización en noviembre de 2015.
La simbiosis llegó hasta tal punto que María Sevilla, encabezando Infancia Libre, acudió al Congreso de los Diputados en marzo de 2017 a petición de Unidos Podemos-En Comù Podem-En Marea, para comparecer en la Comisión de Derechos de la Infancia y la Adolescencia.
Cuando fue detenida en 2019, Iglesias tuvo que aclarar que Sevilla "ni fue de Podemos ni tuvo sueldo ni cargo" en el partido.
"No quiere verla"
Según relata Rafael Marcos a EL ESPAÑOL, su hijo, que ya tiene 15 años, ha recibido la noticia del indulto a su madre con tristeza. "No le ha gustado; él no quiere verla", asegura por teléfono.
El padre comenta que, con el paso de los meses, el pequeño ha dejado atrás los meses que estuvo enclaustrado en aquella finca, sufriendo el adoctrinamiento religioso de su madre. Sin ir a clase ni relacionarse con otros niños. Con textos bíblicos pintados en las paredes. Sin vacunar.
"Ha sido como un jarro de agua fría —comenta el padre a preguntas de este periódico—. Mi hijo lo que quiere es estar tranquilo, como hasta ahora".
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