23 inmigrantes han fallecido y 63 han resultado heridos este viernes después de un intento masivo de saltar la valla de Melilla, según informaron fuentes de las autoridades locales de la provincia marroquí de Nador, contigua a la ciudad española ubicada en el norte de África. El incidente ha dejado también 140 policías heridos, cinco de ellos en estado grave.
Sin embargo, algunas entidades, como Caminando Fronteras, hablan de un número mayor. En concreto, la activista y fundadora de esta organización, Helena Maleno, asegura que la entidad "puede confirmar 37 jóvenes fallecidos". Además, ha denunciado que "las víctimas" de este suceso han "agonizado durante horas bajo la cruel mirada de aquellos que debían socorrerles y no lo hicieron". Dichos datos también son corroborador por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) de Nador.
Del lado español, el balance de afectados fue menos grave y el asalto se saldó con 106 personas heridas, concretamente 49 agentes de la Guardia Civil y 57 inmigrantes, de los cuales tres tuvieron que ser trasladados al hospital.
La Delegación del Gobierno en Melilla ha cifrado en cerca de 2.000 los inmigrantes que este viernes han intentado acceder a la ciudad autónoma de manera irregular a través de la valla fronteriza, de los cuales al menos 130 han conseguido entrar en la ciudad y se encuentran ya en el Centro de Estancia Temporal (CETI).
Fuentes de la Delegación del Gobierno en Melilla han confirmado que esta madrugada no se han registrado intentos de entrada irregular a la ciudad, a diferencia de los dos días anteriores, en los que hubo presión migratoria en la valla fronteriza.
Este es el primer salto a la valla que se produce después de la nueva etapa en las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos. Las autoridades marroquíes han detenido a un millar de personas subsaharianas que se aproximaban a Melilla para intentar cruzar a Melilla. Durante una operación policial resultaron heridos decenas de agentes marroquíes y también de emigrantes.
Fuentes de seguridad, muchos de los emigrantes arrestados en su intento de acceder a Melilla son de nacionalidad sudanesa y provenían de bosques cercanos en los que se estaban congregando en los últimos días para llevar a cabo una entrada masiva a esta ciudad española en el norte de África.
Violación de derechos
Amnistía Internacional (AI) ha declarado tras los incidentes que "las autoridades españolas han llevado a cabo devoluciones en caliente". Estas prácticas, "están prohibidas bajo el derecho internacional, impiden a posibles refugiados formular peticiones de protección internacional, y también impiden la detección de personas en situación de vulnerabilidad".
"Aunque los migrantes hayan podido actuar con violencia en su intento de entrada a Melilla, en el control de fronteras no todo vale. Los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas deben ser respetados, y situaciones como la vivida hoy no pueden repetirse más. Pedimos a las autoridades españolas y marroquíes que investiguen de forma pronta y exhaustiva las graves violaciones a los derechos humanos que se han producido hoy a un lado y otro de la frontera", asegura Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España.
El intento más violento en años
Los emigrantes asaltaron la valla con una violencia que no se había visto en años, aseguraron fuentes de seguridad marroquíes, e iban armados con cuchillos artesanales, palos, martillos y piedras. También con ganchos para escalar la valla.
En su avance, incluso arrojaron un tipo de ácido hacia los agentes marroquíes, pero la sustancia no alcanzó a ninguno de ellos.
Un asalto esperado
Cientos de subsaharianos llevaban días congregándose en zonas de Marruecos cercanas a Melilla y preparando un asalto masivo a la valla, muchos de ellos de nacionalidad sudanesa, que contaban, según fuentes policiales marroquíes, con la colaboración de ciudadanos del país magrebí por su proximidad idiomática y religiosa (tanto en Sudán como en Marruecos se habla árabe y se profesa el islam).
Concretamente se estaban reuniendo en montañas difícilmente accesibles situadas en la comarca de Bini Buiafrur, a unos 20 kilómetros al oeste de Melilla.
Ante estos hechos, las autoridades marroquíes llevaron a cabo dos operaciones este jueves y el pasado sábado para intentar frustrar sus planes, que también se tornaron en violencia y acabaron con alrededor de 200 agentes heridos, uno de ellos de gravedad, según fuentes de seguridad.
España elogia a Marruecos
El asalto se produjo en un momento de sintonía diplomática entre España y Marruecos. Ambos países retomaron sus relaciones en marzo tras un año de crisis que tuvo su momento álgido en mayo de 2021, cuando miles de emigrantes entraron en la ciudad española de Ceuta, próxima a Melilla, ante la pasividad de las autoridades marroquíes.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, elogió hoy la colaboración marroquí para intentar frenar el asalto "violento y organizado" y se solidarizó con los agentes heridos.
Sánchez destacó la "extraordinaria cooperación" con Marruecos ante este asalto, que demuestra, dijo, la necesidad de mantener la mejor de las relaciones con el país vecino.
"La Gendarmería marroquí se ha empleado a fondo en tratar de evitar este asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad", añadió desde Bruselas.
El asalto se produce menos de diez días después de la reunión en Madrid entre los ministros del Interior de España, Fernando Grande-Marlaska, y Marruecos, Abdelouafi Laftit, en la que resaltaron la "ejemplar" cooperación entre ambos países en materia de seguridad, especialmente en el ámbito migratorio.
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La crisis entre Rabat y Madrid estalló en abril de 2021, cuando las autoridades españolas permitieron que el líder independentista saharaui Brahim Gali recibiera atención hospitalaria en España.
La situación se agravó el 17 y 18 de mayo de ese año con la entrada irregular desde Marruecos de más de 10.000 personas en Ceuta y la llamada a consultas de la embajadora marroquí en Madrid.
A partir de marzo pasado, se recondujo después de que Sánchez apoyara la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, antigua colonia española administrada ahora en parte por Marruecos y cuya independencia total reclama el Frente Polisario.