La huida de los ladrones que robaron la capilla Sixtina del vino ha llegado a su fin. La Policía Nacional ha detenido a los dos autores del golpe más mediático ocurrido en el Atrio de Cáceres: una pareja sustrajo 45 botellas, valoradas en un total de 1.648.500 euros, de este hotel de lujo de la capital extremeña.
Una de ellas, de incalculable valor histórico, era un Chateau d'Yquem única en el mundo y fechada en 1806, y se ofrecía en la carta del restaurante por 350.000 euros.
Según ha informado este martes la Policía Nacional, los arrestados "realizaron una planificación milimétrica del robo", llegando incluso a visitar el hotel hasta en tres ocasiones antes de ejecutarlo.
Tras el golpe, huyeron de España y han recorrido varios países europeos. Finalmente, han sido localizados en Croacia, en una operación coordinada entre la Policía Nacional, Europol, Interpol, agentes croatas y las Agregadurías de Interior de España en Rumanía y Países Bajos.
Ambos fueron detenidos cuando entraban al país desde Montenegro por el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina. Uno de los dos arrestados tenía vigentes otras dos órdenes de detención emitidas por juzgados madrileños. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, las botellas, por el momento, no han sido recuperadas.
"Altamente especializados"
Atrio es uno de los hoteles más célebres de la capital cacereña. Está ubicado en el casco antiguo y su restaurante tiene dos Estrellas Michelín. Su bodega, una de las más importantes de Europa custodia miles de botellas, es apodada como la capilla Sixtina del vino.
Los hechos sucedieron el pasado 27 de octubre de 2021 y fueron cometidos, supuestamente, por dos personas —hombre y mujer—, que, según la Policía, "demostraron estar altamente especializados y con experiencia, al realizar el robo con una planificación milimétrica".
La mujer se alojó en el Hotel Atrio. Presentó un documento falso suizo a la hora de formalizar su reserva. Tras cenar en el comedor junto a su cómplice, ambos visitaron la bodega, invitados por el personal, práctica totalmente habitual con los clientes.
Después, subieron a su habitación y, pasados unos instantes, el hombre abandonó la estancia para dirigirse al sótano, donde se encuentra la bodega. Tras acceder a ella con una llave maestra, previamente sustraída, introdujo las decenas de botellas en tres mochilas, en las que con anterioridad había metido toallas de la habitación donde la mujer se hospedaba. Así, evitó que el cristal se quebrase o ser delatado por el ruido del vidrio.
Mientras tanto, la mujer distrajo a uno de los empleados con la excusa de que le preparase algo de comer, a pesar de que la cocina ya estaba cerrada, dado que era madrugada. El robo fue descubierto a la mañana siguiente. Los autores habían abandonado el Atrio sobre las 5.30 h de aquella mañana.