La Guardia Civil alertó de amenazas yihadistas tres meses antes del ataque a un funcionario en Murcia
Los funcionarios denuncian que Interior restó importancia a aquella nota que advertía que el yihadismo les había colocado en su punto de mira.
19 julio, 2022 03:20La Guardia Civil alertó a finales del pasado mes de abril de las duras amenazas del terrorismo yihadista hacia los funcionarios de prisiones, a los que ponían en el foco como objetivo de sus ataques. Tan solo tres meses después de aquel aviso que circuló en el seno del Ministerio del Interior, un radical islamista degollaba con una lata de sardinas a un trabajador en la cárcel de Campos del Río (Murcia).
El funcionario se salvó de una muerte segura por tan solo unos centímetros, los que separaron el corte de la vena yugular. Fueron otros internos quienes sujetaron al atacante antes de que llegaran otros compañeros, agredidos posteriormente también por el mismo preso. Le taparon la herida y le atendieron con rapidez. "Tú eres el primero", le dijo el agresor, según aseguran fuentes penitenciarias a EL ESPAÑOL, antes de cortarle el cuello.
Quienes trabajan a diario en el complicado mundo de Instituciones Penitenciarias apuntan que estaríamos ante el primer ataque yihadista en el seno de las cárceles españolas. Como tal lo está investigando la Audiencia Nacional.
A finales del pasado mes de abril, la advertencia fue muy clara en una de las penitenciarías. El Grupo Central de Información y Control Operativo (GCICO) de la cárcel de Pamplona acababa de lanzar una señal de alarma tras detectar una amenaza del terrorismo islamista dirigida, específicamente, hacia los trabajadores de los recintos penitenciarios.
Según aquella nota interna, avanzada por EL ESPAÑOL, el peligro se localizó en una revista dirigida a los lobos solitarios y al mundo del yihadismo. "Matad a todos los guardias, seguidles hasta casa y apuñaladles", rezaba, entre otras soflamas.
Aviso infravalorado
Tras la advertencia, Interior reclamó a los trabajadores de cada prisión que extremasen "las medidas de seguridad, tanto dentro como fuera del establecimiento". Además, se les pedía que actuasen "con precaución, conscientes del riesgo existente".
La intención de la publicación yihadista no era otra que la de amedrentar o intimidar a los funcionarios de las prisiones. Así, grupos yihadistas instaban a sus simpatizantes para que atacasen a esos integrantes del Ministerio del Interior. Tal y como denuncian los funcionarios de distintos colectivos sindicales, las altas instancias del departamento, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, infravaloraron aquel aviso.
Posteriormente, en respuesta a una pregunta parlamentaria, Interior aseguraba haber tomado todas "las medidas necesarias" en materia de protección contra la amenaza yihadista. Hace tan solo unos días, el trabajador degollado por el radical islamista en Murcia se encontraba solo en su turno vigilando a 125 internos. El recluso había llegado pocos meses atrás procedente de la prisión de Puerto III (El Puerto de Santa María, Cádiz), donde había protagonizado graves incidentes, pese a lo cual no se le había aplicado el régimen de primer grado.
Consultadas fuentes oficiales de Instituciones Penitenciarias, por el momento no ofrecen respuesta alguna a este periódico. "No hicieron nada y además dieron instrucciones a los diferentes directores, para que no se volviera a publicar un aviso de ese tipo -explican desde el sindicato de prisiones Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM)-. No solo no dieron importancia al informe del Servicio de Información de la Guardia Civil, y no establecieron medidas más restrictivas con los presos vinculados al islamismo radical y Yihadismo, sino que lo ocultaron y como hemos podido comprobar, progresaron de grado a un interno relacionado con el islamismo, radicalizado y conflictivo".
Este mismo colectivo insiste en que no se trata de un suceso aislado. "Hablamos de una política para no aplicar el régimen cerrado, el más restrictivo. Pero es que hay internos que no pueden estar en régimen ordinario por el peligro que representan. Desde hace unos meses ya ni se les separa del resto de internos, rara vez se les aplica el régimen de 'primer grado', el adecuado para mantener el orden y convivencia. Por ello, tanto tienen más fácil salir de permisos aun cometiendo faltas disciplinarias".
El sindicato ACAIP-UGT revela a EL ESPAÑOL que, una vez se sepa quién se hace cargo de la investigación, se personarán en la causa como acusación particular: "Puede tratarse del primer ataque a un funcionario de prisiones por parte de un lobo solitario en el contexto del terrorismo yihadista. Por parte de la administración no se ha tomado ninguna medida".
Este mismo colectivo revela a este periódico que, 18 días después del incidente, el recluso culpable de la brutal agresión que casi le cuesta la vida al funcionario continúa encerrado en aislamiento en la misma cárcel. "Normalmente se produciría el traslado a otro centro. Debería haber sido trasladado de prisión, no puede ser que permanezca en la misma prisión en la que realizó el ataque. Nos encontramos ante un ataque de un islamista que ha atacado a un funcionario de prisiones, cuando hace tres meses el terrorismo islámico puso en el foco a los funcionarios de prisiones. No podemos descontextualizar una cosa de la otra".
"Debía estar en primero"
También Jorge Vilas, portavoz de CSIF, alude al "buenismo" que sigue imperando en Instituciones Penitenciarias desde la llegada hace 4 años del equipo de Grande-Marlaska. "Tenemos claro que existe un problema de radicalización en las prisiones. Nosotros entendemos que gracias al buenismo estaba clasificado en segundo grado pese a que era un perfil muy peligroso y debía estar en primero. Hay una política de maquillaje de estadísticas por parte de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. La orden es reducir el número de internos a base de terceros grados".
"Hay una sensación de impunidad en Murcia -insiste desde CSIF- por parte de los internos al ver lo ocurrido". Si se produce alguna revuelta tras lo ocurrido, el sindicato anuncia que se personará penalmente contra todos los directivos.
Desde la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), concluyen, tras sus trabajos de estos meses, que tanto Interior como la Secretaría General "han abandonado a su suerte a sus trabajadores".
"No solo no mejoran nuestras condiciones económicas y laborales -prosiguen en APFP-, sino que poco les importa los peligros a los que estamos expuestos en este duro, hostil y peligroso trabajo. Trabajo desde luego nada reconocido ni valorado, empezando por ellos mismos. No entendemos ese afán por vender una realidad tan distinta a la que vivimos los trabajadores penitenciarios".