El último balance del Ministerio del Interior sobre migración irregular señala que las llegadas por mar al archipiélago canario han aumentado un 25,8% respecto a 2021. En total, desde el 1 de enero al 15 de agosto han llegado a las islas 10.347, 2.125 personas migrantes más.
En cuanto a la llegada total de migrantes desde Marruecos a España, el número ha descendido sólo el 1,1% respecto al mismo periodo del año pasado. Es decir, que en los primeros siete meses y medio han llegado a España 203 personas menos que en ese tiempo en 2021.
La disminución es pequeña si se tiene en cuenta que el año pasado España y Marruecos atravesaban la peor crisis bilateral en las últimas dos décadas. Sin embargo, el pasado mes de marzo el presidente Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI sellaron la paz y, ya en abril, se comprometieron a luchar contra la migración irregular después de que el Gobierno español reconociese el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental.
En todo caso, las embarcaciones precarias siguen entrando a las Islas Canarias desde el sur de Marruecos y el Sáhara. El último fin de semana se produjo un repunte. En solo unos días llegaron a Canarias casi 800 personas en más de una decena de embarcaciones.
Esta concentración de entradas ha obligado a reforzar los recursos de acogida en Lanzarote, y a derivar a personas a Tenerife y Gran Canaria, donde están alojadas unos 1.300 migrantes, según los datos de la Delegación del Gobierno.
Según Txema Santana, asesor de Migraciones de la Vicepresidencia del Gobierno de Canarias, “agosto no está presentando un incremento relevante respecto a meses anteriores u otros agostos de esta década”. “Lo que ha ocurrido”, aclara a EL ESPAÑOL, es que se ha concentrado durante la semana pasada en la isla de Lanzarote, y eso ha hecho que se vea de forma más evidente”.
En esos viajes por la ruta migratoria marítima más peligrosa, se han producido naufragios. Esta semana, 27 personas han perdido la vida y otras mil han fallecido en lo que va de año, según las cifras de distintas ONG.
Además, otros 18 migrantes desaparecieron al hundirse una embarcación en la costa de Tarfaya, al sur de Marruecos, según denuncia Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras, en las redes sociales.
Redadas de subsaharianos
Desde Canarias, los políticos señalan al buen tiempo como responsable, porque las aguas del Océano Atlántico durante esta época están más calmadas. Investigadores sobre flujos migratorios secundan esta versión, aunque también apuntan a que el control férreo de las rutas marítimas de El Estrecho y de las terrestres por Ceuta y Melilla hace que se abran otras vías de salida en el sur de Marruecos.
Precisamente, al sur del país trasladaron a 1.300 de los 1.700 migrantes que intentaron entrar a Melilla el trágico 24 de junio. Al no recibir ayudas gubernamentales, están sobreviviendo en las calles, donde se van formando nuevos campamentos en los que malviven.
En todo caso, las redadas policiales para detener a personas de origen subsahariano en ciudades como El Aaiún, capital de Sáhara Occidental, comenzaron en marzo, como adelantó EL ESPAÑOL, y se están intensificando.
Antes, la Policía arrestaba a los migrantes que estaban en las calles. Por eso se escondían en el desierto durante el día y regresaban a sus casas por la noche. Este año comenzaron a entrar en las casas en redadas nocturnas.
“Como se escaparon ocho de un centro de internamiento al aire libre, ahora los encierran a todos en un cuarto, donde tienen que hacer sus necesidades”, explica Cynthia Magallanes, investigadora sobre migración en el norte de África que visitó El Aaiún en julio.
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En referencia al control por parte de las autoridades marroquíes, considera que “se puede comprar la protección de la Policía, y quienes no tienen dinero son los que más sufren. Verdaderamente, no hacen nada para parar la migración, el número de salidas es el mismo”.
De hecho, las ONG denuncian que “en ocasiones, estas detenciones se contabilizan como parte de las operaciones que Marruecos anuncia que ha rescatado en el mar”.
La cooperación migratoria entre España y Marruecos se ha visto reforzada en los últimos meses. Precisamente, en marzo, se reanudaron las devoluciones de migrantes irregulares al país vecino.
“Después de los cambios que se han producido entre España y Marruecos pareciera que Rabat está intensificando la vigilancia en territorio”, dice Txema Santana.
Más presión y precariedad
Según manifiestan las personas que sobreviven a la ruta, “las circunstancias son de mucha más presión, de mucha más precariedad antes de salir y para acceder a la salida, y eso está haciendo que todo sea más difícil”, confirma Santana desde Canarias.
En mayo, los Gobiernos español y marroquí celebraron en Rabat la XX Reunión del Grupo Permanente Hispano-marroquí sobre Migraciones, uno de los principales compromisos incluidos en la hoja de ruta acordada el 7 de abril tras el encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI.
La reunión “ha servido para analizar los nuevos retos en materia migratoria (…) y ha permitido centrar los principales puntos de colaboración entre ambos países en una materia clave en el marco de las relaciones entre España y Marruecos”, según un comunicado del Ministerio del Interior.
Asimismo, el 8 de julio viajaron a Rabat el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acompañado de su homóloga en la Unión Europea (UE), Ylva Johansson, con el fin de buscar fórmulas para frenar el flujo migratorio en la frontera sur.
Para ello, acordaron reforzar la colaboración policial y de las agencias de la UE con las autoridades marroquíes, y la puesta en marcha de investigaciones conjuntas.
Así, la semana pasada, una delegación encabezada por el director general de la Policía Nacional española, Francisco Pardo Piqueras, se reunió con el director general de Seguridad Nacional y Vigilancia del Territorio Nacional, Abdellatif Hammouchi, y trataron entre otros temas “la seguridad de los puestos fronterizos y los medios de luchar contra las actividades criminales de trata de seres humanos”, según informaron las autoridades marroquíes.
En cifras, la UE aumentará los fondos que asigna a Marruecos para la cooperación migratoria en un 50%: 500 millones de euros hasta el 2027. Un presupuesto que no cubre los gastos de Rabat, que utiliza esa cantidad anualmente.
El director de Migración y Vigilancia de Fronteras del Ministerio del Interior de Marruecos, Khalid Zerouali, calculó en una entrevista con EL ESPAÑOL que se destinan 200 millones al año sólo al control desde Kenitra, 50 kilómetros al norte de Rabat, hasta Ceuta y Melilla.
Desde la otra orilla, el asesor de Migraciones de la Vicepresidencia del Gobierno de Canarias, solicita “mejorar la coordinación en los rescates”. “Están pasando muchas horas desde que se reciben los avisos hasta que se producen los rescates, y esto está costando vidas. Es el caso del último naufragio en que han muerto 18 personas que tardaron ocho horas en rescatar en la zona SAR (responsabilidad de búsqueda y salvamento marítimo) marroquí”, concluye.
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