España recibirá, esta semana, 10 millones de dosis de las vacunas contra ómicron de Pfizer y Moderna. Así lo ha anunciado este lunes la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Estas vacunas se usarán para inmunizar de la segunda dosis de refuerzo a los colectivos vulnerables: mayores de 80 años y personas institucionalizadas (en residencias de ancianos). Todavía no se ha decidido cuándo se empezará a vacunar.
Deberá de ser la Comisión de Sanidad Pública la que, en el transcurso de esta misma semana, marcará las fechas. Se prevé que sea a partir de la segunda quincena de septiembre, cuando se empiecen a programar las citas para la campaña de vacunación de la gripe.
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Y es que, según los expertos en Salud Pública, el objetivo siempre ha sido inmunizar a la población más vulnerable a la vez. Es decir, pinchando gripe y covid para poder reforzar su inmunidad frente al invierno y reducir los fallecidos.
El objetivo de Sanidad siempre ha sido esperar a que llevaran estas vacunas de segunda generación (adaptadas a ómicron) porque se ha probado que es mejor una inmunización por booster (mezclar vacunas).
La inmunidad con un booster heterólogo (un refuerzo vacunal distinto al utilizado en la pauta primaria) confiere una duración de la inmunidad más larga para permitir espaciar más las dosis de refuerzo. Es decir, es mejor vacunar la segunda dosis de refuerzo con un suero distinto.
Respecto a dónde se llevará a cabo la vacunación, las autonomías rechazan la idea de reabrir los vacunódromos y creen que, si la población diana es la misma que la de la gripe, el proceso se puede llevar a cabo en los centros de salud o consultores locales.
Las autonomías insisten en que la coincidencia de los virus SARS-CoV-2 y gripe podría incrementar el riesgo para la población más vulnerable. "Por ello es importante conseguir una elevada cobertura de vacunación antigripal y no sólo de la Covid".
En este mismo sentido, la Comisión Europea ha presentado una estrategia para prevenir una nueva ola fuerte Covid durante la temporada de otoño-invierno.
Un plan que exige a todos los Gobiernos de la UE dos medidas prioritarias: redesplegar sus estrategias de vacunación -tanto de pauta original para los que aún no la tienen como de terceras o cuartas dosis- y establecer sistemas de vigilancia preventiva integrados para enfermedades respiratorias.