Los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que buscaban información en la órbita independentista en Cataluña y País Vasco han sido ya reasignados a otras áreas, dejando de indagar sobre actividades cercanas al separatismo radical.
Según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL en los servicios de inteligencia, esta decisión se ha hecho efectiva en el último mes, después de que las advertencias sobre este posible cambio trascendiesen este verano.
Así pues, aquellos agentes destinados a conseguir información en las esferas más próximas a la izquierda abertzale y al separatismo en Cataluña han sido reasignados a otros objetivos. El CNI ha recibido orden de moverles a otras áreas en las regiones en las que operaban.
A partir de ahora se dedicarán a investigar sobre el crimen organizado, el yihadismo y el espionaje de potencias extranjeras, principalmente.
Las fuentes consultadas insisten en que los servicios secretos no van a desaparecer de Cataluña y del País Vasco, pero aclaran que ahora les han sido encomendadas otras tareas diferentes en las que ya se venía trabajando también.
Las fuentes consultadas atribuyen la decisión a la presión que los socios del Gobierno llevan meses ejerciendo en esas autonomías. Desde el estallido del caso Pegasus, ERC y EH Bildu no han cesado de apremiar cambios a la Moncloa en esa dirección, para evitar cualquier injerencia de los servicios secretos en las actividades del separatismo.
El primer paso lo dieron al desvelarse el espionaje autorizado judicialmente por el Tribunal Supremo a personas clave del independentismo en los años del procés en los que hubo mayor violencia en las calles.
Poco después, el Gobierno reveló que los móviles de algunos de sus miembros también habían sido infectados por el programa Pegasus. El espionaje sufrido por varios ministros y el presidente fue el argumento que utilizó el Gobierno para justificar el cese de Paz Esteban, la directora del CNI.
[Algunos de los espiados por el CNI eran los elegidos por Puigdemont para montar el 'CNI catalán']
La cabeza de Paz Esteban, servida en bandeja al independentismo, no sirvió para aplacar las presiones. Tras la llegada de Esperanza Casteleiro al frente se da ahora este paso. "Tiene una misión. Fue escogida por algo", apuntan las mismas fuentes en los servicios secretos. Ese algo es la orden de terminar con las vigilancias y las escuchas en ambas comunidades a la órbita separatista.
Investigación en Cataluña
Según su propia ley reguladora, de 2002, las pesquisas realizadas en Cataluña por los servicios secretos en los últimos años estaban justificadas: el CNI tiene la obligación de "prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o la integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones". De todo ello informa directamente al presidente del Gobierno.
En los años duros del procés, los Comités de Defensa de la República (CDR) habían convertido Barcelona en el escenario de una guerrilla urbana. En octubre de 2019, el CNI inició las escuchas en el teléfono móvil del entonces vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
La sospecha de que Aragonès tuviese contacto con alguno de los coordinadores de los disturbios fue lo que llevó a la inteligencia a emplear Pegasus en su teléfono, tratando así de desentrañar su participación. El auto del juez del Tribunal Supremo Pablo Lucas, que dio autorización para estas pesquisas al "entonces máximo líder de ERC en libertad", así lo justificaba.
Por aquellas fechas los CDR empujaban incluso a ERC a no tender la mano al PSOE. En plena negociación de la investidura de Pedro Sánchez, presionaron con pintadas reclamando la autodeterminación como "derecho" irrenunciable y llamando a los republicanos "botiflers".
Los días posteriores a la sentencia del procés su violencia inundó las calles de la Ciudad Condal. A diario afloraban las barricadas, improvisadas con contenedores en llamas. Esos sectores radicales del separatismo han sido responsables de las acciones violentas más graves en los últimos años en Cataluña entre constantes llamanientos a la desobediencia.
Por eso, indagar en el independentismo violento y sus grupos más radicales se había convertido en una misión clave para los servicios de inteligencia. Ante la supresión de ese cometido, los agentes se dedicarán ahora a otros ámbitos.
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