La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, organismo dependiente del Ministerio del Interior, acaba de dictar una nueva instrucción orientada a que los trabajadores de las cárceles introduzcan la "perspectiva de género" a la hora de prevenir y gestionar los suicidios de los presos en las cárceles de todo el país.
El documento, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, lleva la firma de Ángel Luis Ortiz, secretario general de Prisiones, mano derecha y hombre de total confianza del ministro Fernando Grande-Marlaska.
A su juicio, hasta el momento, los trabajadores de las prisiones no controlaban debidamente los estándares de género en los casos de suicidio, y por ello se necesita "un abordaje de forma diferente a como se ha realizado hasta el momento".
"La prevención e intervención debe realizarse teniendo en cuenta que mujeres y hombres presentan circunstancias diferentes, que es necesario profundizar en el conocimiento de las necesidades que presentan las mujeres para poder atenderlas y abordar terapéuticamente de forma eficaz el fenómeno de la conducta suicida en ellas", explica el texto de la nueva instrucción penitenciaria.
Son varios los objetivos del departamento dirigido por Ortiz. El primero de ellos "visibilizar y atender las diferentes necesidades entre mujeres y hombres en el ámbito de la prevención de suicidios". Interior busca también fiscalizar e "identificar sesgos de género del personal penitenciario en la aplicación del Programa de Prevención del Suicidio".
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Las fuentes consultadas indican que se ha firmado este mismo miércoles. Los directores de las cárceles la recibieron al mediodía. Muchos, aseguran estas fuentes, no daban crédito. "Los suicidios en prisión no son muchos, yo he sufrido alguno en algo menos de 30 años. Pero en porcentaje no hay más que en la propia sociedad. No tiene que ver nada la perspectiva de género para determinar o no a quien se aplica un protocolo de prevención de suicidios y su seguimiento posterior", aseguran las fuentes consultadas a este periódico.
"Reconocer roles"
La instrucción pretende también "reconocer los roles e identidades de género como parte del proceso de salud/enfermedad". Y lo explica así: "Las formas de vida impuestas por los roles e ideales a representar como hombre o mujer son determinantes psicosociales que inciden en la salud. Se trata de reconocer que estos factores también forman parte del proceso salud/enfermedad".
El objetivo último de la instrucción es "mejorar la eficacia del programa de prevención de suicidios adaptando su aplicación a las especificidades propias de la mujer en el medio penitenciario".
El texto que firma Ortiz sostiene que hay determinados "estereotipos" que "sesgan" con más frecuencia "la actuación profesional" de algunos funcionarios. Y estos proceden de "las representaciones sociales acerca de cómo son los hombres y las mujeres basadas en el modelo de género tradicional".
Prisiones pide a los funcionarios que a partir de ahora analicen "qué factores de riesgo pueden ser diferentes en hombres y mujeres para poder hacer una detección precoz de los casos y aplicar el programa cuando haya riesgo". Y expone una tabla comparativa los factores específicos según el género para que los funcionarios los tengan en cuenta.
"En el caso de las mujeres va a ser fundamental abordar sus procesos de victimización previa, por ser más frecuentes que en los hombres, y enfermedad mental, por presentar normalmente más dificultades. Por otro lado, es necesario fomentar su participación en actividades y programas del centro en igual medida que en el caso de los hombres, así como trasladarlas, en los supuestos en que esto sea posible, a centros penitenciarios cercanos a sus domicilios para no romper el vínculo familiar", señala la instrucción.
Críticas
El documento sostiene que, en el caso de los hombres, resulta "fundamental trabajar a nivel emocional, para que aprendan a aceptar sus emociones y a expresarlas. También se debe insistir en la importancia de pedir ayuda y en el desarrollo de estrategias de afrontamiento positivas, evitando otras como el consumo de drogas o la conducta agresiva".
La medida ha levantado las críticas entre los funcionarios de las cárceles. Así, el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), alega que "la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias se preocupa y dirige sus esfuerzos a problemas que están solo en sus mentes".
"Mientras los trabajadores se convierten en los más agredidos de la Administración, con una agresión grave al día, en prisiones no existe ningún sesgo respecto a derechos según sean los reclusos hombres, mujeres, homosexuales, lesbianas o transgénero. No lo hay y se les trata a todos por igual", señalan.