Eran conocidos como los Señores de la droga. El suyo era un mega cártel dirigido desde la ciudad-emirato de Dubái, desde donde gestionaba la mayor parte del tráfico de cocaína en toda Europa. Los capos controlaban y dirigían las actividades criminales de la célula responsable de cada país.
Ellos se guarecían en ese santuario de Oriente Próximo, donde coordinaban y gestionaban todo, bajo la convicción de que allí eran intocables. Y hasta ahora mantenían de forma impune un alto nivel de vida, gracias a estas actividades ilegales.
La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, en el marco de la operación policial internacional denominada Desert Light, ha conseguido desarticular a este súper cártel que controlaba gran parte del mercado ilegal de cocaína en Europa. Han sido detenidas 49 personas en España, Francia, Bélgica, Países Bajos y Dubái. Siete de ellas son consideradas Objetivos de Alto Valor. Además, se han incautado 30 toneladas de cocaína con la que pretendían inundar Europa.
Según las estimaciones realizadas por EUROPOL, podría llegar a suponer un tercio del mercado total, lo que a juicio de los investigadores convierten a este cartel en una "verdadera ballena en el mundo del narcotráfico global".
Entre los pesos pesados arrestados se encuentra el propio líder de la organización. Se trata de un ciudadano británico vinculado a la Costa del Sol y que tuvo que abandonar España tras sufrir un intento de secuestro.
Se instaló entonces en Dubái. Desde allí seguía dirigiendo y coordinando las actividades criminales de la organización, manteniendo al mismo tiempo contactos y negocios de narcotráfico con el resto de Señores de la droga afincados en esta ciudad-emirato.
De la misma manera, la Guardia Civil logró identificar al proveedor de la droga en origen, un ciudadano panameño también afincado en esa ciudad. La organización criminal asentada en España disponía de dos estructuras perfectamente diferenciadas. La encargada de la extracción de la droga en los puertos marítimos comerciales y otra responsable del blanqueo de capitales a través de sociedades Real Estate, dedicadas a las inversiones inmobiliarias.
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La primera de ellas estaría situada entre las provincias de Barcelona y Málaga. Tenía una influencia directa en el Puerto de la Ciudad Condal y estaba conformada por dos ciudadanos de origen búlgaro y tres de origen español. Una de esas ciudadanas arrestadas trabajaba en el puerto de Barcelona y era responsable de la entrada y salida de vehículos.
La otra rama del negocio estaba compuesta por personas de gran confianza del líder de la organización criminal. Esta sección estaba afincada en la Costa del Sol, centro neurálgico de sus actividades financieras, desde donde habrían adquirido bienes muebles e inmuebles y participaciones por valor de unos 24 millones de euros, que integraban de esta forma en el circuito económico legal.
En los registros aparecieron elementos que vinculan a los investigados con la actividad criminal, así como más de 500.000 € en efectivo, 3 armas cortas con cargadores municionados y artículos de lujo, Entre ellos, vehículos de alta gama, alguno con precios cercanos a los 300.000 €.
La operación se llevó a cabo de forma simultánea entre los días 8 y 19 de noviembre en Dubái y varios países europeos. El objetivo era desarticular de un solo golpe la estructura logística, representada por los grupos criminales responsables de la introducción de la droga en cada país, así como de descabezar la organización.
En España se detuvieron a 15 personas en Málaga, Madrid y Barcelona. También se registraron más de 21 domicilios y empresas relacionadas con esta organización criminal.
La operación se inició con la aprehensión, por parte de la Guardia Civil, de un contenedor en el Puerto de Valencia en marzo de 2020. Mediante este lote la red pretendía introducir 698 kilos de cocaína en Europa.
En aquel momento no se produjo ninguna detención, pero el hallazgo dio lugar a un amplio intercambio de información, auspiciado por EUROPOL, con numerosas agencias policiales de otros países. El trabajo dio sus frutos, al lograr la identificación de las personas responsables de la introducción del contenedor, así como de su “contaminación” en origen, Panamá.
De esta manera, durante el transcurso de la investigación, se ha podido comprobar que se había establecido en España una organización criminal que estaba introduciendo contenedores con cocaína oculta en su interior a través de los puertos de Barcelona, Valencia y Algeciras. La red había conformado un complejo entramado societario de inversiones inmobiliarias en la zona de la Costa del Sol, con el fin de blanquear los beneficios obtenidos del narcotráfico.