El campo de tiro de los Alijares se encaja en una colina por la que asoma a menos de un kilómetro de distancia el Alcázar de Toledo. El silencio del paraje lo rompen los disparos de un pelotón acompañados de voces extranjeras. Es el sonido de decenas de hombres ensayando su puntería una gélida mañana de diciembre.
A las 10:00 hace más frío que en una nevera. Quizás por eso el Ministerio de Defensa escogió ese lugar como destacamento para el Toledo Training Command (TTC), el lugar en el que las Fuerzas Armadas adiestran a civiles ucranianos en el uso de armas y otras habilidades para convertirlos en soldados.
Las condiciones son aquí algo parecidas a las de su país. "La Academia está cerca de la base aérea de Torrejón, está cerca de Madrid pero lejos de la ciudad, y es la cuna de la infantería". Quien habla es el teniente general Francisco Braco, Comandante del Mando de Operaciones (MOPS) del Estado Mayor de la Defensa. Es uno de los mandos militares que presentan el entrenamiento.
Los alumnos son ciudadanos de a pie aprendiendo a manejar un rifle de asalto y a afinar la puntería. Aprendiendo a ejercitar el disparo a 200 metros de distancia del blanco con el fusil HK G36 del Ejército de Tierra. También practican torniquetes o ensayan el rescate de heridos. Serán adiestrados en desactivación de explosivos, se formarán en el empleo del sistema de artillería de campaña, en el uso del sistema antiaéreo Hawk -uno de los que España ha proporcionado a Ucrania- e incluso en materia de ciberdefensa.
Llegaron el 14 de noviembre. El elenco lo componen hombres de todas las edades. Nunca han entrado en combate. Pertenecen a diversos estratos sociales: hay universitarios y trabajadores, clase baja y media, unos son casi niños y otros, hombres con ya una cierta edad.
Defensa tiene previsto adiestrar en los próximos meses hasta a 400. Por el momento ya hay 64 ucranianos en la Academia de Infantería de Toledo que se alistaron desde diversos puntos del país. Pese a las temperaturas, nadie en el pelotón se queja. Estarán aquí cinco semanas en el cuartel.
A todos les une algo: han vivido la guerra en primera persona. Han perdido a personas queridas. Saben qué es que una bomba caiga en el tejado de tu casa o en la de al lado. Por eso, en cuanto supieron de la posibilidad de entrenarse al máximo y poder ayudar a las tropas de su país no se lo pensaron. Se subieron a un avión y pusieron rumbo a España. Como avanzó EL ESPAÑOL, Toledo toma ahora el relevo de Zaragoza.
Con el grupo ha llegado uno de los comandantes a las órdenes de Zelenski. Es el enlace con los mandos españoles. "Estamos aprovechando al máximo las horas que nos ofrecen. Tengo la misión de entrenar a gente para que luche por el país. Han dejado atrás sus familias. Volverán en cuanto puedan", explica con seriedad, a través de un intérprete.
Toledo Training Command
Los instructores son 70 militares españoles del Regimiento de Infantería América 66. Todos se han desplazado expresamente desde su base en Navarra. En cada tanda adiestrarán a unos 60 efectivos. El ratio de instructores por ucraniano es muy elevado. Esto les permite ofrecer una atención personalizada.
Esto resulta vital al inicio de la práctica de tiro, ya que al no estar familiarizados con los fusiles del Ejército de Tierra hay que tratar de evitar percances.
"Lo fundamental es trabajar con seguridad para evitar accidentes". Quien habla es el teniente coronel Francisco Iranzo, el jefe de la Unidad de Formación de Combate. Tras él los ucranianos se arrastran entre sí por el campo de maniobras.
El soldado español que les marca los ejercicios les pide que imaginen que su compañero acaba de perder una pierna. Y que hay que sacarlo cuanto antes del campo de batalla.
Reciben las instrucciones, aprenden a alejar al compañero de la línea de fuego enemiga, y ensayan una retirada. Así durante horas.
"Fueron reclutados el 1 de noviembre. Han vivido la guerra en su país. Son los primeros interesados en aprender. No es un entrenamiento puramente físico. No tenemos tiempo para conseguir endurecer al personal. Pero sí que es físico en el sentido de que están 10 horas portando el equipo de combate, que pesa, llevándolo de un lado para otro", dice Iranzo.
Edad media: 34 años
La edad media es de 34 años. Los primeros días de instrucción iban a la enfermería pensando que se habían lesionado. Realmente solo tenían agujetas. Muchos días, al acabar la larga jornada de entrenamiento, los hombres de Zelenski tan solo quieren tumbarse en la cama a descansar.
Cuando llegaron la Academia de Infantería se les ofreció la posibilidad de que salieran algún día a disfrutar de la ciudad. Pero el comandante que les acompaña y les dirige declinó la invitación. Pasan todo el mes dentro de la Academia.
Esta especie de mili comprimida y acelerada les está haciendo progresar a buen ritmo. No han tardado en ver resultados. Ya saben disparar a la perfección. "En estas dos semanas ya han conseguido llevar el disparo al blanco. Ahora practicamos para que ese movimiento les surja de forma instintiva", continúa Iranzo.
A los aspirantes a soldados se les ha proporcionado todo cuanto puedan necesitar. Cuentan con alojamiento, comedor, redes wifi desde las que a diario intentan ponerse en contacto con sus familiares...
Su comandante los ve muy centrados. "Lo único que hacen es prepararse día a día en todas las disciplinas. Todas son importantes para poder volver y defender lo que es suyo".
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