Pompeyo, junto a los investigadores tras el registro de su casa.

Pompeyo, junto a los investigadores tras el registro de su casa. Santi Otero EFE

España CARTAS BOMBA

El jubilado prorruso que envió las cartas bomba estaba fabricando más explosivos en su casa

Cuando los agentes llegaron a la casa de Pompeyo González Pascual para arrestarle, se encontraron con materiales precursores con los que había confeccionado los sobres.

27 enero, 2023 02:52

Pompeyo González Pascual se pasó los últimos días antes de ser detenido tratando de borrar su rastro. Los investigadores detectaron que había empezado a deshacerse de evidencias que le apuntarían como el autor del envío de las seis cartas bomba a la embajada de Ucrania en Madrid, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a otros miembros del Ejecutivo y edificios oficiales. Y por eso los agentes decidieron actuar.

El arresto se produjo con la certeza de que era él quien había remitido los paquetes repletos de explosivos. Cuando llegaron a la casa, apuntan a EL ESPAÑOL fuentes próximas a la investigación, se encontraron con materiales precursores con los que había confeccionado los sobres. Advirtieron que había vuelto a las andadas. 

Así fue como descubrieron, según revelan fuentes de la investigación, que el jubilado prorruso estaba fabricando nuevos sobres con explosivos en el interior de su casa de Miranda de Ebro (Burgos). Las fuentes consultadas no precisan cuándo podría haber tenido listos estos nuevos paquetes bomba.

Operación Konvert

Por el momento, se desconoce cómo pudo llegar a adquirir los conocimientos para elaborar los sobres pirotécnicos y los materiales potencialmente explosivos. Los datos que se obtendrán del análisis de los dispositivos electrónicos hallados en su casa arrojarán más luz sobre los hechos en los próximos días.

Konvert significa "sobre" en ucraniano. Fue el nombre escogido por los investigadores de la Brigada Provincial de Información de Madrid que durante casi dos meses se han dedicado al arduo trabajo de localizar a una persona sin más pistas que seis cartas, con una elegante y clásica caligrafía. 

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Las cartas remitidas presentaban características similares: tenían la misma caligrafía, eran del mismo color, fueron enviadas desde España, todas a través de Correos, y en ellas se halló la misma clase de sustancia explosiva. Tal y como publicó EL ESPAÑOL, la Policía sospechaba que todos los paquetes explosivos fueron enviados por la misma persona y desde la provincia de Valladolid

No había ninguna nota en su interior. Los datos iniciales llevaban a pensar en que el plan pudo ser ejecutado e ideado por un solo individuo. Así parece que ha sido. La caligrafía de los sobres llevó a los investigadores, de entrada, a pensar en que el autor podía tratarse de una persona de edad avanzada.

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Los agentes decidieron tirar del hilo a través de las cámaras de cada una de las oficinas desde las que se enviaron los paquetes a los respectivos edificios oficiales. El recorrido hacia atrás les llevó a Castilla y León.

Al analizar los sobres lograron detectar la empresa que los vendía. Comprobaron uno por uno los compradores, hasta identificar a un individuo. Se trataba de una persona mayor, ya jubilada, residente en Burgos. Era la misma comunidad desde la que se habían enviado presuntamente los paquetes.

Actuó solo

Pompeyo declarará este viernes ante el juez de la Audiencia Nacional. Será el magistrado José Luis Calama quien decida si lo manda a prisión provisional. 

Hace tan solo unos días, el New York Times publicaba una investigación, citando fuentes de la inteligencia norteamericana, según la cual el grupo ultraderechista Movimiento Imperial Ruso, vinculado a los servicios secretos de Rusia, estaría detrás de las cartas. Si bien la operación habría sido planificada a través de un grupo de extrema derecha afincado en España. 

Dos días después, la Brigada Provincial de Información ponía en marcha el dispositivo para detener al principal sospechoso. Los agentes habían descubierto que tras las misivas había en realidad un hombre de 74 años con un marcado carácter prorruso, nostálgico de la Unión Soviética, residente en Miranda de Ebro, extrabajador del ayuntamiento de Vitoria y con amplios conocimientos informáticos.

La hipótesis de los investigadores es que fue él mismo quien se adoctrinó, a través de los foros y canales que seguía con asiduidad en internet. Por el momento no se ha acreditado ninguna conexión de este jubilado de Burgos con los servicios de inteligencia del Kremlin, próximos al líder ruso Vladímir Putin.