Juan Carlos I ha llegado a España para participar en las regatas de la II Volvo Autesa Cup que se celebran este fin de semana en Sanxenxo, pero ni ayer ni hoy ha podido subir a bordo de su Bribón debido al mal tiempo. Jane Abascal, el primer oro olímpico español, ha tomado el testigo del Emérito como patrón del barco y se ha lanzado a la mar junto al resto de tripulantes, que están dispuestos a revalidar su título de campeones en la regata con o sin el rey.
Pedro Campos tampoco ha subido al Bribón. En su lugar, se ha limitado a ejercer de 'chófer real' otra mañana más. Llegó conduciendo su Volvo al Club Náutico de Sanxenxo (RCNS) hacia las 11:00 de la mañana y se fue por el mismo lugar que llegó una hora después.
Juan Carlos I, de nuevo, iba de copiloto. Ventanillas subidas y ni una sola declaración a la prensa. Durante sesenta minutos aguardó dentro del vehículo frente al pantalán del que salen los barcos, esperando indicaciones. Pero, tal y como señalan fuente del náutico, entre sus allegados ha imperado el "sentidiño", es decir, la prudencia. Hace frío, el cielo está encapotado y el viento es muy fuerte.
"Tiene 85 años y debemos preservar su salud. Quieras o no, el día está feo, con olas, no está para alguien de esa edad estar tres horas en el agua", aseguran. El resto de la tripulación del Bribón ha izado vela sin él. Además de Abascal, participan en la regata David Louzao, que sustituye a Pedro Campos; Roi Álvarez, Alberto Viejo y Eduardo Marín, todos ellos avezados navegantes que cuentan con un palmarés internacional en deportes náuticos.
Hacia las 12:00 de este domingo, Campos arrancó el coche y volvió a su domicilio con el Emérito, un búnker custodiado por cámaras de televisión y su equipo personal de seguridad (liderado por 'Mochi', su fiel escudero'). Allí se hospedará, previsiblemente, lo que queda de día.
El temporal, por tanto, ha acabado con la esperanza de Juan Carlos I de participar en el torneo organizado por el RCNS. Durante su visita a España, sólo ha podido subirse al Bribón en dos ocasiones: la primera, el jueves por la mañana, cuando él y su tripulación salieron a la Ría de Pontevedra para ejercitarse de cara al sábado. La segunda fue el viernes, pero tuvieron que abortar el entrenamiento a una hora de zarpar debido a las previsiones de lluvia.
Desde su llegada el pasado miércoles, Juan Carlos I ha mantenido un perfil muy bajo. No se ha dejado ver ante las cámaras, no ha dado declaraciones y se ha limitado a saludar con la mano desde la distancia o desde el interior del vehículo de su amigo. La actitud es la opuesta a la del año pasado, cuando el exjefe de Estado se paseó por el Club Náutico saludando a sus fans y tanto el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, como su amigo Pedro Campos, presidente del Náutico, atendieron a las preguntas de la prensa.