Juan Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, ha acudido este miércoles al Congreso con una actitud vehemente y parlanchina. Al contrario que en otras ocasiones, este célebre personaje no acompañaba su rostro de ningún adorno para comparecer en una comisión de investigación sobre la 'operación Cataluña' y otros asuntos de las denominadas 'cloacas' del Estado.
La cabeza al aire, sin su característica boina a medio lado, los ojos sin parches y una boca al descubierto: nada de mascarilla. Ha hecho gala de esa transparencia en el aspecto igual que del torrente discursivo sin tapujos: introducía chascarrillos en medio de las preguntas, se explayaba en sus respuestas, tiraba de sorna en los términos...
Nada en la aparición de esta persona -que habita a la sombra de las fuerzas del orden, con conexiones en el CNI y los medios de comunicación- ha tenido tintes oscuros o con toques de vergüenza. Villarejo ha respondido largo y tendido desde las seis y media de la tarde a todos los que tomaban el turno y formulaban preguntas.
Uno de ellos, de los primeros, ha sido Pablo Echenique. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados ha empezado por un tema a priori sorprendente: su relación con dos figuras televisivas, Antonio García Ferreras y Ana Rosa Quintana. Echenique le ha preguntado sobre las reuniones con el periodista de La Sexta y sobre los papeles que publicó en uno de sus programas relativos a una supuesta cuenta en las islas Granadillas del por aquel entonces líder del partido, Pablo Iglesias.
"Respecto a Ferreras, le diré que me parece un magnífico profesional. Un hombre que finge que no me conocía y con quien tuve algunas comidas como gente de mi interés", ha dicho, añadiendo: "Yo le aclaré a Ferreras que le habían engañado. No tengo mala opinión de Ferreras, aunque ahora me niegue como todos los Judas".
Ferreras, ha contestado Echenique, "sabía que lo de Granadillas era mentira". "Dice que era muy burdo. Dice que él mató -mediáticamente, por supuesto- a Monedero. No fue engañado. Dio la información falsa sabiendo que era falsa. Respecto a esto, yo le pregunto: ¿Sabe quién pudo fabricar la basura falsa de Granadillas? ¿Cómo es de habitual hacer estas cosas?", ha interrogado.
Y volvió el Villarejo irónico: "En todos los Estados de todos los gobiernos, y tú como comunista lo sabrás, hay un departamento que es el 'agitprop', agitación y propaganda. Usted sabe que en un momento determinado se establecen las pautas para decidir qué interesa o no interesa. Pero vuelvo a insistir: nadie aquí aguantaría una comida o lo que se habla de forma distendida, que muchas veces se salen de tono", ha apuntado, ya que en esas charlas se ve "la realidad pura y dura, lo que es y piensa España".
No tenía Villarejo que "defender a Ferreras" porque "no es muy cariñoso últimamente". "Y le he dicho que me debe una cena, que pagué yo las últimas", ha zanjado, antes de abordar la siguiente cuestión, sobre Ana Rosa Quintana y la supuesta mediación de la periodista para conseguir unos papeles que ayudaran a su marido, Juan Muñoz.
"La conozco desde que éramos solteros, ¡la prehistoria!", ha exclamado, antes de eludir si le pagaron 20.000 euros para extorsionar a Francisco Urquía, un exjuez, con un vídeo acompañado de prostitutas y consumiendo cocaína. "Veo que su señoría tiene interés en que me crucifiquen del todo. No tengo ningún inconveniente en repetir lo que dije en el juicio: no me arrepiento de haber ayudado a mi querida Ana Rosa Quintana. No es cierto que a mí me abonaran 20.000 euros. Era para el CNI", ha zanjado.