La entrevista tiene un interés especial. El principal, su regreso al plató como presidente de Gobierno. Aparte, arrastra unos cuantos ingredientes que le otorgan más atractivo: no va desde hace siete años, lo hace de nuevo a menos de un mes de las elecciones generales, ha pasado por diferentes radios, periódicos y televisiones dando charlas y, la última, ha apuntado al poder "mediático y económico" de derechas como culpables de insultos y maldad hacia su persona.
Pedro Sánchez va esta noche, a partir de las 21.45 horas, a El Hormiguero. Allí se entrevistará con Pablo Motos. Ya ha estado cuatro veces, aunque fueron todas entre 2014 y 2016, cuando estaba en la oposición (del Gobierno y de su propio partido). El líder del PSOE volverá, además, con un arsenal en la chistera: en las últimas semanas, se le ha visto en varios programas de Atresmedia, el grupo rival, y se ha defendido de una "burbuja del sanchismo" que le ataca con "mentiras y manipulación".
Bulos o desinformaciones sobre su figura pública o privada que, precisamente, han ido cebando la cita de este formato de entretenimiento. De hecho, la maquinaria de fake news ya se ponía en funcionamiento poco antes de que acudiera al plató. Por redes circuló que una de las limitaciones impuestas por el equipo del presidente es que no hubiera público y se usaran risas o aplausos enlatados. Era falso: los propios responsables del programa tuvieron que aclararlo con un sencillo tuit: "Pedro Sánchez no ha puesto ninguna condición para venir a El Hormiguero".
Aun así, con polémicas inventadas o no, el interés es alto. El presidente se enfrenta a un ambiente no tan cómodo. Los tertulianos del programa e incluso el conductor se han mostrado críticos con algunas decisiones del Ejecutivo. Incluso fueron implícitamente parodiados en un sketch del ministerio que alertaba sobre comportamientos machistas.
El Hormiguero, además, juega en el terreno del desenfado. Los invitados van "a divertirse", tal y como adelantan en la cabecera, y alteran levemente el procedimiento habitual de las entrevistas con intervenciones súbitas de las hormigas Trancas y Barrancas, con bailes o con secciones que se salen del guión pregunta-respuesta. Por su mesa han pasado, de hecho, otros candidatos como Albert Rivera, Pablo Iglesias o Mariano Rajoy. También irá Alberto Núñez Feijóo y ha estado Santiago Abascal, líder de Vox y que en esta ronda ha quedado fuera (provocando la queja de los seguidores del partido de ultraderecha).
Hay más factores que van caldeando la entrevista. Durante los últimos días, Pedro Sánchez ha estado 'de gira' por diferentes programas, como El Intermedio o Lo de Évole. Y en todos ha repetido que el resultado de las elecciones viene condicionado por la "manipulación", las "mentiras" y la "maldad" con la que se dirigen a él en medios de la derecha.
Todo el término del 'sanchismo', ha remarcado, es una "burbuja" que fomentan sus enemigos para hacerle caer. Desde las filas contrarias no están desgranando algunos hitos de su Gobierno como la subida del salario mínimo, el alza de las pensiones, la llamada Ley Trans o la de eutanasia y las ampliaciones sociales anunciadas para padres o personas vulnerables. Desde el otro bando, en campaña y a lo largo de unos cuantos meses, se le ha bombardeado por los indultos a independentistas, por el 'sí es sí' y su consecuente reducción de penas a violadores, o por sus pactos con EH Bildu.
"Que te vote Txapote" ha sido, de hecho, una de las frases más escuchadas últimamente. Alude al famoso etarra y a las supuestas conexiones de esta organización (que puso fin a su actividad en 2011) y el Gobierno. Algo que ha levantado un resorte en el presidente: en sus apariciones más recientes no ha evitado esas apelaciones despectivas y las ha enmarcado en la estrategia para acabar con él desde la élite. "Sigue la pista del dinero y lo sabrás", respondió a Jordi Évole sobre quiénes eran los que estaban en su contra.
Sánchez ha sacado a colación también su avión privado, el Falcon. Acribillado por el uso de este transporte, se ha defendido alegando que es un dispositivo institucional que han utilizado todos los presidentes y ministros que han pasado por La Moncloa. Otra de las críticas recurrentes es de ser un mentiroso -felón, que diría Pablo Casado- al confesar que "no dormiría bien" si tuviera que coaligarse con Unidas Podemos. Él ha dejado claro que no ha mentido, sino que ha "cambiado de opinión".
"Hay una cosa que tiene que quedar clara: mentir significa decir algo a sabiendas de que no es verdad con el propósito de engañar. Mentir es el 11 de marzo y ETA", aclaraba. "Rectificar o reconocer errores, como nosotros hemos cometido, y yo el primero, es otra cosa distinta", puntualizaba después, reconociendo a continuación que ha cambiado su posición sobre la política en Cataluña "por una causa mejor: la convivencia".
Otro elemento que amplía el interés por la entrevista es su desaparición de ciertos programas en la esfera de este universo anti-Sánchez a lo largo de la legislatura. En esta última aparición junto al presentador catalán evitó dar nombres, pero sugirió unos cuantos. La mayoría, del grupo al que pertenece El Hormiguero, Mediaset. Hasta su compañera Ana Rosa Quintana se ha sentido apelada: "Pero, ¿qué coño es eso de la derecha mediática? ¡Que se lo está inventando Pedro Sánchez! Estoy harta, os lo digo de verdad", dijo al iniciar su programa matinal.
Respecto a las demás apariciones en El Hormiguero, Pedro Sánchez será recordado por algunas anécdotas que han llegado a catalogarse como "zascas". En 2016, cuando se presentaba como candidato a las elecciones generales de aquel año, Pablo Motos le preguntó con quién iba a pactar para formar gobierno si tenía oportunidad. El líder socialista no fue del todo claro y el presentador dijo: "No te vayas por las ramas, que luego te das con ellas".
Motos se refería a un vídeo reciente en el que se le veía llegar a Ferraz y chocarse con un árbol. También le ha dirigido otros dardos. Al principio de su mandato, Pablo Motos dijo con sorna que en una película de reciente estreno duraban menos los personajes que en el gabinete de Sánchez, después de la abrupta salida de varios ministros. Y tras ser rechazada una entrevista por La Moncloa, señaló: "A lo mejor no viene porque no hay sitio para aterrizar el Falcon". Este martes se verá qué deriva toma la charla, teniendo en cuenta semejante historial y la actitud del mandatario.