Hace años que los pilotos de planeadoras de los clanes gallegos eran, en el mundo del crimen organizado, los más demandados por las organizaciones internacionales dedicadas al narcotráfico. La tendencia ha cambiado, como demuestran las recientes operaciones de la Policía Nacional. Ahora son navegantes búlgaros los que dominan el mar y a quienes recurren las mafias de España y de toda Europa.
"Los búlgaros han sido siempre marineros, y como las organizaciones buscan a los mejores, es ahora a ellos a quienes recurren", señalan. Sus contratadores son las mafias del Este de Europa, sobre todo serbias y albanesas.
Hace solo unos días, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional, en colaboración con la Armada, abordaba un velero que se dirigía a las costas españolas cargado de 50 fardos con 1.500 kilos de cocaína en su interior. Los agentes llevaban dos años con las investigaciones.
Tras detener la embarcación en pleno océano Atlántico detuvieron a sus tripulantes. En total fueron arrestadas siete personas. Había cuatro búlgaros implicados. Dos de ellos eran los pilotos. Otros dos, unos notarios involucrados en la trama.
A principios de 2022 los investigadores de UDYCO recibieron una información sobre varias personas que, presuntamente, iban a utilizar España como punto logístico para llevar introducir un gran envío de cocaína.
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Con el avance de la investigación, los agentes localizaron en un puerto de Alicante un velero que era el que se iba a emplear en esa operación. La embarcación, que afirmaba tener pabellón de EEUU, navegó hasta Tenerife, donde recaló facilitando datos falsos y cambiando su bandera por la de Bulgaria.
Los búlgaros se desplazaron desde Tenerife a Latinoamérica, llegando a Brasil, donde tuvieron que reparar la embarcación para poder navegar hasta el Caribe. A finales del pasado mes de abril, una vez que terminaron de acondicionar el velero, navegaron desde la isla de Santa Lucía hacia el sur con la finalidad de recibir la mercancía ilícita que se había acordado transportar hasta nuestro país.
Una vez cargados los 50 fardos de cocaína, la embarcación inició rumbo a España haciendo frente a las difíciles condiciones del océano Atlántico y subsanando los diferentes problemas mecánicos que fueron surgiendo. Fue entonces, a 1.300 millas de las islas Canarias, cuando cuando se decidió abordar a los búlgaros en alta mar.
La UDYCO lleva meses observando cómo se incrementa el número de embarcaciones de recreo capitaneadas por marineros búlgaros que se han especializado en portar grandes alijos con destino a España. "Venimos haciendo abordajes de veleros, bien sea de cocaína o de hachís, todo el año", señalan fuentes de la Policía Nacional especializadas en la lucha contra el narco.
En la idiosincrasia existente entre los grandes clanes de la droga en Europa, quienes están en la cima de la pirámide son los serbios y la mafia albanesa. Ellos son quienes tienen la capacidad económica suficiente para sufragar los gastos de cada operación. Y cuando necesitan introducir un nuevo envío desde Latinoamérica recurren cada vez más a Bulgaria. Es allí donde están los mejores pilotos.
Tres rutas distintas
En su periplo por el Atlántico, los búlgaros emprenden hasta tres rutas distintas para introducir la droga en Europa. La primera de ellas termina muy cerca de las islas Azores. "Es la que patentaron los lancheros gallegos", afirman a EL ESPAÑOL las fuentes consultadas en la lucha contra el narco. "Sueltan la mercancía en puerto o alguien va hasta allí conduciendo una lancha para recogerla. Los gallegos hace años que vieron el beneficio y se subieron a esa ola".
El segundo de los itinerarios va directo hacia la costa del Levante. Los tripulantes de estas embarcaciones atraviesan el Estrecho de Gibraltar y, para tratar de pasar inadvertidos, simulan estar de vacaciones, simples veraneantes que se dirigen en su ruta de reposo hacia algún puerto del Mediterráneo.
El tercero de los caminos es conocido por los investigadores como "ruta canaria". Tras coger la mercancía, los navegantes ponen rumbo al sur, a la altura del archipiélago canario, y se dirigen hacia Marruecos. Allí dejan enfriar la mercancía para luego volver a salir con ella en distintas lanchas hacia la Península.
La última embarcación intervenida es la sexta este año. Todas, a organizaciones criminales del Este. Estos clanes ya se han consolidado como los líderes en el tráfico de drogas por vía marítima, según indican desde UDYCO a EL ESPAÑOL. No es casualidad. "Los búlgaros son quienes más fiabilidad ofrecen a las grandes organizaciones. No tienen rival".