Un Felipe VI emocionado ha asistido este viernes a la última entrega de los Premios Princesa de Asturias antes de que su hija, la heredera al trono, cumpla 18 años. Tal y como ha recordado, el próximo 31 de octubre "será su jura de la Constitución ante las Cortes Generales, un acto de enorme trascendencia institucional, simbolismo histórico y compromiso personal".
Muy atentos con los pasos que va dando Leonor de Borbón, sus padres, los Reyes, se muestran "profundamente orgullosos de su sentido del deber, de su entrega y de la ilusión con la que afronta su futuro". Así lo ha enfatizado esta tarde el jefe del Estado en el teatro Campoamor.
Después de ensalzar a los premiados de este año, el monarca ha dedicado buena parte de su discurso a reflexionar sobre el contexto actual, marcado por una cruzada de violencia que recorre el mundo desde Europa del Este hasta Oriente Próximo. Al respecto, ha pedido "responsabilidad" para proteger la democracia. Y, en el caso concreto de España, ha reclamado "unidad" para afrontar los problemas.
"Tenemos que ser conscientes de todo lo que hemos alcanzado como Nación, todo lo que hemos construido y prosperado, con tanto esfuerzo; de lo necesario que es conservarlo y preservarlo de todo aquello que lo pueda erosionar y de que debemos cuidar lo mejor de nuestra historia", ha enfatizado.
En plena incertidumbre política, el jefe del Estado ha subrayado: "Son muchos nuestros problemas y las soluciones llegarán, como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España, de la unidad, nunca de la división. Si queremos construir algo que trascienda y tenga sentido, la colaboración, y el compromiso de todos, es más imprescindible que nunca".
Clama por la paz
Previamente, ha lamentado que el Siglo XXI "no está siendo" aquel periodo que muchos anhelaron al comienzo, cuando parecía vislumbrarse "un mundo más pacífico, más estable, más ordenado". Nada más lejos de la realidad, ha señalado que el nuevo milenio ha "traído el regreso terrible de la guerra, en su versión más descarnada y brutal; así como el vértigo de su extensión".
"Como si las lecciones severas de un pasado no tan lejano hubieran caído en el olvido, proliferan de nuevo los enfrentamientos causando auténticas tragedias de gran magnitud y alcance global, llenas de horror y devastación, que ignoran y desprecian la vida, la dignidad y los derechos humanos de millones de personas", ha agregado.
Sobre la situación en Oriente Medio, Felipe VI ha recordado aquel galardón que entregó la que entonces era su fundación en 1994, al primer ministro de Israel, Isaac Rabín, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat. "Ese reconocimiento se debió a su decisivo esfuerzo para crear las condiciones de paz en la región".
Felipe VI ha señalado que la paz es "la única manera de garantizar un futuro mejor, seguro para toda la Humanidad". Porque, a su juicio, el panorama actual, "de guerras y de conflictos", no sólo deteriora el orden internacional y sus reglas; sino que también provoca que las economías se resientan "con efectos muy dañinos para todos, especialmente para los más vulnerables".
En general, el monarca ha advertido de una deriva "que aparta" a las naciones de la "noble idea" que deben compartir de "respeto y seguridad". "Necesitamos cooperar seria, profunda y sinceramente para abordar los grandes retos globales", ha apostillado.
Acto seguido, y ya en clave doméstica, ha advertido: "Pero la sombra se extiende también sobre las democracias, sobre los principios y valores que inspiran y garantizan nuestra convivencia. Su fragilidad es un recordatorio para no caer en la pasividad".
Por ello, Felipe VI ha asegurado que, "en estos tiempos que vivimos, teniendo en cuenta todos los desafíos" por delante, "es la hora del mayor sentido de la responsabilidad". "Siempre lo es, ciertamente, pero en estas circunstancias, ese deber debe extremarse. La paz, el bienestar económico y social de millones de personas y la preservación de los valores democráticos así lo exigen".