"Hay que luchar por la causa (el islam). Por el islam mataría hasta a mis padres y a mis hermanos, si fueran politeístas".
Hace tan solo una semana, el pasado 24 de octubre, el joven Said B. A. se grababa en un andén del transporte público, a las afueras de Barcelona, pronunciando esas palabras para luego subirlas a su cuenta de Tiktok.
Llevaba días multiplicando el número de publicaciones en esa red social, en un canal que todavía permanece abierto, y en el que acumula 4 millones de likes.
Pocas jornadas después, esta misma semana, la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional comprobó que había tomado la decisión de ir un paso más allá, que estaba intentando comprar armas blancas y chalecos antibalas. Quería perpetrar un atentado terrorista en España.
Desde la masacre de los terroristas de Hamás en Israel, el pasado 7 de octubre, Said había incrementado notablemente la frecuencia con la que colgaba nuevas grabaciones en las que alecciona a sus seguidores contra los judíos y colectivos como el LGTBI.
Originario de Marruecos, estaba en situación irregular en España. El día 22 de octubre dice que "el régimen de Israel debe ser derrocado". El 23, que hay que asesinar a los líderes árabes para que vuelva el califato. El 18, que con las manifestaciones no se consigue nada y que la solución es la Guerra Santa.
El día 26, critica que pese a las relaciones entre Israel y Marruecos, Israel nunca hará nada por el Sáhara. Y que "va a haber una revolución en Marruecos, que el régimen va a ser derrocado". Que hay que acabar con Mohamed VI, porque es cómplice de lo que está pasando en Palestina.
"Es importante que sepáis que vuestro primer ministro en Marruecos es judío", profería. "Si sois hombres de verdad, no temáis pelear con vuestras armas. Si sois hombres, salid a la realidad. No os tenemos miedo, sois unos cobardes".
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Los especialistas en materia antiterrorista llevaban más de un año siguiendo sus pasos. Es ahora cuando han comprobado que estaba dispuesto a pasar de las palabras a los hechos, después de la llamada a la "yihad global" convocada a los cuatro vientos por líderes de Hamás en Oriente Próximo.
Y así, sus mensajes habían incorporado el matiz del antisemitismo en las últimas semanas. Aseguraba que muchos de sus vecinos tenían que ser derrotados al no practicar el verdadero islam. Planteaba imponer la sharía (la ley islámica) por la fuerza y usando la violencia si fuera preciso.
Las redes sociales
El problema, advierten a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación, es que el detenido había alcanzado unas cotas de resonancia pocas veces vistas en este espacio virtual. Contaba con 400.000 seguidores en su perfil, donde amenazaba con degollar a los enemigos del Islam, además de continuas referencias de odio contra los judíos y el colectivo de gays y lesbianas.
La investigación llegó a acreditar que el detenido, que había interiorizado el ideario y los postulados radicales y violentos de corte yihadista, utilizaba sus perfiles en redes sociales para incitar a la lucha armada, detectándose publicaciones expresas a favor de acciones yihadistas en Europa, sobre todo en España, tanto en represalia por la pérdida de Al-Andalus como ensalzando el ataque perpetrado en Algeciras el pasado 25 de enero en el que fue asesinado un religioso.
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El joven nació en 1998, es de nacionalidad marroquí y cuenta en su expediente con antecedentes por delitos comunes. La detención se produjo en Tarrasa (Barcelona), poco después de que el arrestado decidiera pasar a la acción. Al joven se le atribuye la presunta participación en delitos de enaltecimiento, adoctrinamiento y amenazas terroristas, También, delitos de odio.
Objetivo, los menores
Esta operación es la cuarta contra el islamismo radical desde hace semana y media, cuando el Ministerio del Interior decidió reforzar la alerta antiterrorista debido a las posibles repercusiones de la guerra entre Israel y Hamás, y tras los ataques perpetrados en Francia y Bruselas en los que han sido asesinadas varias personas.
Según fuentes de la lucha antiterrorista, en la actualidad se ha observado "un notable aumento" de la tendencia al adoctrinamiento en internet. Los menores son ya un objetivo claro de la yihad, con una cifra de jóvenes radicalizados que no deja de aumentar.
"Esto guardaría relación con una estrategia puesta en marcha por las principales organizaciones terroristas de corte yihadista a través de internet. Esta tiende a la instrumentalización de menores para incrementar la tensión terrorista en suelo occidental y para dar continuidad a la amenaza", señalan las fuentes.
El entorno virtual tiene una importancia ineludible en este fenómeno, ya que es el espacio donde centran sus esfuerzos las organizaciones terroristas. Lo que antes sucedía en las mezquitas ahora ocurre en una habitación con conexión a internet.