Un alto voltaje recorrió este jueves, de atrás a delante, de Ferraz a Marqués de Urquijo, de Princesa a Pintor Rosales, a las más de 8.000 personas que se presentaron ante la sede del PSOE para protestar por el acuerdo alcanzado entre PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la amnistía al separatismo.
Los gritos de miles sonaban potentes, más que ninguna otra jornada. Volaban hacia las ventanas de Ferraz rasgados, con fuerza, como la pirotecnia empleada poco después por los radicales de las primeras filas contra los antidisturbios. "La sede de Ferraz, la vamos a quemar", exclamaban.
Jóvenes, mayores... Gente de todas las edades y clases sociales. Fue la manifestación más numerosa de cuantas que se han producido esta semana. Tampoco hasta entonces se había palpado una tensión de tal magnitud, ni ese nivel de indignación en la muchedumbre que denunciaba el acuerdo que exonera al independentismo y borra todos sus crímenes.
Sobre las diez menos cuarto de la noche, los radicales, casi todos veinteañeros, tomaron el control. Fue entonces cuando comenzaron a arrojar sin parar petardos a la Policía. También cristales, botellas y ráfagas de pirotecnia.
La olla a presión terminó por estallar a las diez y media de la noche con los violentos haciéndose fuertes en los primeros 20 metros del vallado dispuesto por la Policía Nacional. Cientos de personas les increparon desde el principio. El esfuerzo resultó inútil.
[Cargas policiales, gases y detenciones en las inmediaciones de Ferraz]
Los colectivos extremistas dominaron distintos puntos de la concentración. Sobre todo, en la parte delantera de la concentración, donde se vieron banderas franquistas y simbología ultra y se escucharon cánticos a favor de Franco e, incluso, saludos con los que algunos ensalzaron el nazismo. Pasadas las diez y media, los antidisturbios tuvieron que cargar en la calle Marqués de Urquijo.
En ese momento, comenzó la batalla campal. Los ultras arrancaron papeleras y se las lanzaron a los policías. Una parte escapó hacia abajo, hacia el Parque del Oeste. La otra mitad, hacia la calle Princesa. Allí, montaron una barricada, junto a la estación de metro de Argüelles. Se incendiaron contenedores, se arrojaron botellas de vidrio, bengalas, se insultó ferozmente a la prensa una y otra vez. Mientras tanto, los agentes fueron efectuando arrestos. Hasta 24 personas fueron detenidas, según la Delegación del Gobierno de Madrid.
Sobre las escaleras de la cripta, en el atrio del Santuario del Inmaculado Corazón de María, en la esquina izquierda hacia Ferraz, los asistentes se hacían hueco como podían. Desde su posición, algo más elevada, apreciaron el aumento progresivo en la agresividad de los ciudadanos. Algunos les enardecían: "¡Hacen bien, hacen bien! Dejadlos, que se están manifestando".
Había llegado el caos. Minutos después de las primeras cargas, los agentes desplegaron todos sus efectivos de forma táctica para romper el bloque violento. Emplearon menos gas lacrimógeno que el martes y que el lunes, y más táctica policial para embolsar y dispersar a los asistentes.
Movilización inédita
La convulsa jornada política propició una movilización que hacía tiempo que no se veía en la capital. Tanto, que una parte de la misma no comenzó en Ferraz, sino que se inició en otro punto distinto de Madrid antes de llegar a la sede del PSOE.
A las 19.00, cerca de un millar de personas se concentraban frente a la sede del Parlamento Europeo en Madrid en el Paseo de la Castellana. Al acto tenía previsto acudir el expresidente del PP catalán y fundador de Vox Alejo Vidal-Quadras, quien horas antes fue víctima de un intento de asesinato al salir de su domicilio en el barrio de Salamanca de la capital.
Muchos de los presentes portaban velas en su recuerdo, y se escucharon cánticos como: "Alejo, amigo, España está contigo". El acto contra la amnistía frente a la sede de la Eurocámara en Madrid lo organizaron colectivos de jóvenes como S'Ha Acabat!, Revuelta, Libertad Sin Ira o la organización Neos.
También participaron políticos del PP como Cayetana Álvarez de Toledo, Alfonso Serrano o Alicia Sánchez-Camacho. En la concentración se vieron, sobre todo, banderas españolas y europeas, como muestra de la moderación de estos grupos, frente a los de estética ultra que, de nuevo, detonaron los disturbios en la calle Ferraz.
Allí se gritaron consignas en inglés dirigidas a Bruselas, como: "Sánchez convierte a España en una dictadura" o "Europa despierta, España no está en venta". Transcurrida media hora, los manifestantes formaron una columna organizada con pancartas en la cabecera que cortó el Paseo de la Castellana y se dirigió a pie hacia la sede del PSOE en Ferraz por el centro de la ciudad.
Los ciudadanos mantuvieron en todo momento una actitud pacífica y animaron a los transeúntes a unirse a su columna. Pasadas las 20.00 horas, llegaron a Ferraz al grito de "Abran paso a la juventud de España", entre aplausos de los presentes. Allí tuvieron un encontronazo con media docena de miembros del partido ultra Democracia Nacional, quienes los increparon por "peperos".
Los radicales, además, acosaron a una reportera de Televisión Española que acompañaba a la columna cuando trató de hacer una conexión en directo. La periodista tuvo que abandonar el lugar.
El final de la noche fue sólo para la violencia. El sonido de fondo eran los atronadores disparos de las pelotas de goma. También, las ambulancias y las sirenas de la Policía. Los ultras, tras escapar hasta Princesa, prendieron fuego a varios contenedores para montar barricadas. Luego, lanzaron vidrios y latas a los agentes. A muchos los atraparon policías vestidos de paisano.
Hubo quien huyó del lugar tras generar el caos entre miles de personas. Un centenar de manifestantes improvisó en medio de la calzada una sentada pacífica. Otros optaron por llamar "perros" a los agentes a los que media hora antes habían lanzado todo tipo de proyectiles incendiarios. Los gritos continuaron desde los balcones. Ése fue el fin de la concentración.