El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha reiterado sus críticas a la política de pactos que está llevando a cabo Pedro Sánchez, y en particular a la inminente ley de amnistía que, en virtud del acuerdo con el nacionalismo catalán, el nuevo Ejecutivo va a  impulsar. 

Según el que que fuera líder del PSOE, los pactos de investidura alcanzados por el nuevo secretario general de su partido han engendrado un Ejecutivo "ingobernable" formado por "forajidos". Se muestra pesimista, además, sobre la durabilidad del acuerdo, y es que, a su juicio, "cualquiera sabe cuándo le van a dar la puñalada" al presidente Sánchez.

En cuanto a la amnistía, Alfonso Guerra se muestra intransigente. "La mayoría no puede estar por encima de la ley, porque entonces esto sería la selva", afirma el histórico dirigente socialista en su primer encuentro tras la mediática entrevista que se celebró este miércoles en el programa El Hormiguero. En esta ocasión, Guerra jugaba en casa. Literalmente. 

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Vecino del barrio, Alfonso Guerra ha acudido al club Santa Clara para presentar su último libro, 'La rosa y las espinas', acompañado del expresidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla. La audiencia, en su mayoría formada por otros socios del mismo club, se ha mostrado amable con los ponentes, y también críticos con la situación que atraviesa el país. 

Alfonso Guerra, que formó parte de la Legislatura Constituyente, ha recorrido los años de la Transición española, una época en la que, subraya, "perseguidores y perseguidos" durante la dictadura pudieron llegar a acuerdo con la idea de que "nuestros nietos no podían vivir" la guerra y represión de las décadas anteriores. 

En este sentido, valora que "toda la generación" de la Transición "eligió poner a la fin a la confrontación", una postura radicalmente distinta a la que, a su juicio, impera en la política española actual. 

"La nueva izquierda", dice en alusión a los partidos que conforman Sumar, "no acepta la opinión" de quienes no piensan como ellos. Critica, además, el socialista, que "llaman facha" a los políticos de derecha, pero "no saben lo que es ser fascista". En este punto, ironiza, "¿han hecho [esos políticos] un Holocausto en su casa?".

Guerra entre partidos

Alfonso Guerra aboga por el diálogo entre partidos políticos, algo imprescindible, a su juicio, para lograr un buen funcionamiento democrático. Pone como ejemplo el Poder Judicial, cuya renovación podría obtenerse "si ponen nombres sobre la mesa con derecho de veto". 

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El que fuera vicepresidente del Gobierno apunta que "el nacimiento de los problemas" no es la causa de que se rebaje la calidad democrática de un país, sino "la actuación de los políticos". 

En este aspecto, Guerra acusa a los partidos que surgieron en 2014 –especialmente, a los que se sitúan en los extremos– de crear un Parlamento fragmentado, marcado por el "enfrentamiento" y el populismo. 

La figura del Rey

Ha sido menos serio, pero no menos crítico, el expresidente andaluz José Rodríguez de la Borbolla, que considera que Alfonso Guerra es un personaje "transversal" gracias a su sinceridad y su sentido común. 

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Rodríguez de la Borbolla, en referencia a los años de la Transición, ha reivindicado la figura del rey emérito Juan Carlos I como figura clave en el paso de la dictadura al sistema democrático. Y es que para el exdirigente andaluz, "dos días después de que muriese Franco", el rey "defendió" un modelo político diferente al de su antecesor, a pesar de haber podido optar por el continuismo. 

También Alfonso Guerra ha valorado la intervención del Rey, una figura que "hoy está opacada" por la prensa rosa, y asuntos de "moneda y faldas", pero que la Historia "no puede borrar" por su aportación a la Transición democrática. En este sentido, Guerra reconoce que "con el Rey nos equivocamos", ya que no podían prever la postura que el emérito adoptó en el 1975.