Juicio a Eduardo Zaplana: 20 sesiones de confesiones "a escondidas" y muchas preguntas en el aire
El tribunal de la Audiencia de Valencia tendrá que examinar los próximos meses los indicios y argumentos de las partes para llegar a un veredicto.
26 mayo, 2024 03:34Punto final. El juicio contra Eduardo Zaplana por supuesta corrupción celebrado en Valencia quedó visto para sentencia el jueves después de 20 sesiones y más de ocho años de instrucción.
El expresidente de la Generalitat y exministro de Trabajo del PP no ha faltado ni a una sola sesión desde que en marzo llegó el momento de sentarse en el banquillo tras dos aplazamientos.
Así, era imposible que pasara desapercibido en un juicio que ha sido más corto de lo previsto, pero tan intenso como se preveía, con jornadas maratonianas de seis horas y sin apenas recesos. Ahora ya solo queda conocer el veredicto del tribunal.
En este juicio se ha escuchado que Zaplana era el "jefe" de una organización criminal. Que habría cobrado comisiones a través de una "maquinaria de transformación del dinero" tras el supuesto amaño de las ITV y del plan eólico valenciano, las primeras privatizaciones de su Gobierno.
Sin embargo, no se ha exhibido ni un solo documento que acredite que el dinero era del exministro o que participó del supuesto amaño que otros acusados han admitido.
Es decir, para la defensa no hay prueba alguna de blanqueo de capitales ni de que Zaplana estuviera en la sombra de las sociedades investigadas o los bienes adquiridos.
Ha sido un juicio con un enorme coste personal para Zaplana. Un político con fama de seductor ha visto como su mejor amigo de la infancia Joaquín Barceló, conocido como Pachano, y quien fue su jefe de Gabinete, Juan Francisco García, admitían a pies juntillas el relato de la acusación para no volver a entrar en prisión, aunque tengan que pagar multas millonarias.
El que fuera jefe de gabinete de Zaplana admitió a preguntas del fiscal que la adjudicación de las ITV estuvo predeterminada, es decir, "amañada" para que se le adjudicara al grupo Sedesa, empresa del veterano político valenciano Juan Cotino, expresidente de Les Corts y ex director general de la Policía con Aznar, fallecido en 2020 por covid.
"Se confeccionaban los pliegos para que tuviera los menores problemas posibles y estuviera en situación de ventaja, pero no se podía asegurar, porque el concurso estuvo ajustado y se aplicaron las circunstancias legales. Pero sí estaba en situación de ventaja", dijo.
Sedesa ganó los concursos "y hasta 2004 no hubo ninguna conversación más".
De acuerdo con la declaración de los acusados, un tercio de las plusvalías que se generaron con las privatizaciones se ingresaron en dos sociedades luxemburguesas, Imison Internacional y Fénix Investments, que estarían a cargo de Joaquín Barceló y el propio García. La primera mercantil la había constituido Juan Cotino en 2001 con 640.000 euros y la gestionaba Beatriz García Paesa, sobrina del espía Francisco Paesa.
Los sobrinos de Juan Cotino, acusados en este juicio, también dejaron solo a Zaplana y reconocieron la operación.
"El pago [6,4 millones, según la Fiscalía] se produjo cuando en 2005 transferimos las sociedades con sus plusvalías internamente".
Zaplana negó que tuviera conocimiento de estos hechos y atribuyó la responsabilidad al que fuera su jefe de Gabinete. El tribunal le permitió una breve intervención tras estas declaraciones y el exministro relató la mala relación que arrastraba desde hacía tiempo con Cotino para negar los sobornos.
"Yo rompí relaciones con el gobierno de Camps. Fue un episodio bárbaro desde un punto de vista político y mediático", insistió. "Cuando en teoría se encarga de hacerme llegar una remuneración no sé por qué [2005], yo no tengo ninguna relación con Cotino".
Pero el pasado jueves, García se reafirmó en su alegato final ante el tribunal.
"Era mi superior jerárquico en la Generalitat. Es difícil entender que yo realizara operaciones al margen de su conocimiento. Eran actuaciones de un alto cargo del PP y de un alto cargo de la Policía que tenía acceso directo al presidente de la Generalitat. No tiene sentido pensar que yo hice algo sin conocimiento de él. Al final esos fondos eran de la familia Cotino y Barceló era el administrador para realizar inversiones".
"Pues testaferro"
Amigo, asesor, compañero de travesías por el Mediterráneo, alto cargo de su Gobierno... Joaquín Barceló Pachano era todo en uno. Pero fue detenido en 2018 y en el juicio dijo que Zaplana le engañó.
"Yo era amigo, le hacía favores. Si eso se llama testaferro, pues testaferro".
"Le dije que sí. Acepté al pensar que era una cosa transparente y lícita", declaró Barceló. "Me dijo que eran 2,5 millones de euros, y que si me podía hacer cargo de él, porque él estaba en política y no podía".
Barceló relató cómo fue el viaje a Luxemburgo para reunirse con Beatriz García Paesa y formalizar el traspaso.
"A Luxemburgo fuimos en un avión privado los Cotino [Vicente y José, sobrinos de Juan], Juan Francisco García y otro señor que no sé quién era. Allí me entrevisté con Beatriz García Paesa. Yo tenía que firmar un papel que luego no ha aparecido por ninguna parte".
Zaplana ha mantenido una versión totalmente opuesta. El político denunció la falta de transparencia de los acuerdos para admitir los hechos porque consideró que se han hecho "a escondidas". El entorno del expresidente ha atribuido estos meses los pactos al instinto de supervivencia de sus colaboradores.
No obstante, su jefe de Gabinete negó la falta de transparencia en los acuerdos con el fiscal y detalló que se reunió con Zaplana en el domicilio de su hija para hablar de este asunto.
"Le expliqué que iniciaba, por indicación de mi abogado, un proceso de acuerdo de conformidad y que como amigo suyo le sugería que él podría hacer lo mismo. Que pensara en él, en su familia, en Mitsouko, Elvira y Saturnino o Paco El Gasofa [amigos de Zaplana, todos acusados], porque la suerte de todos ellos iba a estar ligada a la de él. No reproduciré su contestación. Sólo diré que dijo que no".
"No hay más"
Pero el exministro se desmarcó hasta el último día de esta estrategia para defender lo que ha mantenido desde que fue detenido en 2018: "Se ha querido trasladar una imagen, una idea, meramente criminal de una persona que usa y abusa de sus relaciones personales. Me considero un buen amigo de sus amigos, siempre sin contraprestación".
Además, Zaplana reiteró, de pie y mirando de frente al tribunal, que "todos mis bienes son los que se analizan en la pericial económica. No hay más".
"Ni en momentos complicados de mi enfermedad; no relaté otra cosa en mi testamento que aquello que existía para mí porque jamás tuve otros bienes que los que allí reflejé. Después de los registros, comisiones, nueve meses en prisión digo lo mismo que dije en marzo de 2019, no he cometido ninguna ilegalidad al frente de la Generalitat y no he tenido nunca dinero en el exterior".
A modo de conclusión, abandonó la sala en la que ha pasado gran parte de los últimos meses con un alegato a favor de la política: "En esta etapa tan difícil para mí, manifiesto mi satisfacción y orgullo por mis años de dedicación a la vida pública y a la presidencia de la Generalitat. Para mí fue un honor dirigir equipos de personas que entregaron lo mejor de sí mismos. Ha sido un honor y un privilegio dedicarme a la vida política aunque su ejercicio me haya traído aquí. Aunque, de que yo esté aquí, no tiene culpa la política".
"Como un hurón"
Para la defensa no hay prueba alguna de blanqueo de capitales ni de que Zaplana estuviera al tanto de las corruptelas de su jefe de Gabinete.
Pero sus mejores amigos son los que aparecen en las sociedades. Además, se reunía con el supuesto testaferro uruguayo en Madrid, Fernando Belhot, y la Guardia Civil asegura que comprobó que disfrutó de bienes en los que no figuraba como titular.
"Pese a que aparecía a nombre de una sociedad, era suya. Él la reformó, llevó los muebles y la ocupó. Pero subía en montacargas para ocultarse, porque no quería ni que se le viera como inquilino. Entraba en su casa como un hurón", acusó el fiscal.
La declaración de Belhot era una de las más esperadas. Su despacho en Montevideo se vio salpicado en el caso Odebrecht, la mayor trama de corrupción en América Latina. Su nombre salió por primera vez a la superficie en España con el estallido del caso Lezo.
El abogado declaró por videoconferencia desde Uruguay y aseguró que conoció en febrero o marzo de 2009 a Eduardo Zaplana: "Era una persona de prestigio público por su carrera política y como empresario de una consultora de asesoría a empresas".
"Zaplana me manifiesta que un amigo suyo de la infancia, Pachano, era un desarrollador inmobiliario que había realizado inversiones fuera de España y que su asesor financiero le había montado una estructura empresarial tanto en España como en el exterior. Y me piden asesorar en la estructura financiera. Yo no era especialista en derecho español, pero sí les di mi opinión sobre la estructura en Luxemburgo, una sociedad llamada Imison, y les dije que no era una estructura óptima para lo que ellos buscaban".
Con el tiempo, conoció quién era el verdadero propietario del dinero.
"En principio, se me dijo que el dinero era de Barceló. Pero quien tenía poder de decisión era el señor Zaplana, el verdadero decisor de las operaciones que se podían realizar. Y con el tiempo, él me manifiesta que era el dueño de la gran mayoría de sus activos y que no quería hacerlo público por su exposición pública, como miembro de un partido importante en España y por su carácter de empresario".
Belhot no pudo aportar ningún documento que respaldara su declaración porque "la actividad que realizaba estaba basada en la confidencialidad fundamentalmente y en la absoluta tranquilidad de los clientes".
El mismo argumento utilizó Beatriz García Paesa cuando declaró como testigo desde su despacho de Luxemburgo.
No obstante, la fiduciaria negó que se mencionara a Zaplana durante las operaciones. "Su nombre nunca fue mencionado, jamás".
Zaplana declaró que Belhot "nunca" ha gestionado su patrimonio. Según la versión del exministro, Belhot era "una persona muy conocida en Madrid que se dedicaba a los negocios", con la que tuvo "una relación amplia". "Me ha propuesto varias operaciones económicas que nunca han fructificado". Ahora ya no queda "ni confianza ni simpatía", dijo.
De 19 a 17 años
Zaplana no eludió ninguna situación incómoda en el juicio y demostró ser un político con experiencia que ha sido alcalde de su ciudad, Benidorm, presidente autonómico, ministro y portavoz del Gobierno y del grupo parlamentario de su partido en la oposición.
Durante cuatro horas, respondió a todas las preguntas de la Fiscalía con total tranquilidad. El interrogatorio fue tan preciso que su abogado rechazó hacer más preguntas.
Zaplana lo intentó, pero no le creen. La Fiscalía está absolutamente convencida de que ha demostrado que los 6,4 millones de euros hallados en Suiza, y que permanecen retenidos por la Justicia española, son suyos, y no se movió ni un ápice de esa creencia.
Al finalizar el juicio, Anticorrupción mantuvo la pena de cárcel para el expresidente, pero pasó de una petición de 19 a 17 años, tras retirar el delito de falsedad documental por el que había sido procesado.
El fiscal Pablo Ponce recriminó a Zaplana su "falta de honradez" al no asumir su responsabilidad en los supuestos amaños de las ITV y del plan eólico, y por "usar a tantos amigos" para su propio beneficio.
"Habríamos entendido, dado que se había aprovechado de todo el dinero y de tantas personas, que tuviera la honradez de reconocer lo que hizo ante un tribunal y ante sus amigos. Haber reconocido su participación. Pero sin embargo no lo ha hecho", aseguró.
El fiscal tiró de sarcasmo para reforzar su posición ante el tribunal y su alegato final incluyó referencias a la canción que Joaquín Sabina dedicó al Dioni.
La referencia sirvió para explicar la relación entre Zaplana y el político valenciano Juan Cotino, del mismo partido pero enfrentados por la guerra abierta entre Zaplana y su sustituto en la Generalitat, Paco Camps, tras ser designado ministro de Trabajo por José María Aznar.
"Como dice la canción, las mulatas, cuando son de bandera, confunden el corazón con la billetera. Aquí no hablamos de corazones, sino de negocio. No hablamos de amistad, sino de dinero, que no tiene ni patria ni color. Es, simplemente, dinero. No sé si Cotino se hablaba o no con Zaplana, pero no es lo relevante", dijo el fiscal.
"Verdad artificial"
La defensa de Zaplana respondió al informe del fiscal con la misma contundencia.
Daniel Campos, exfiscal y abogado del político valenciano, lamentó que se haya creado una "verdad artificial" que "se ha mantenido hasta el día de hoy".
"No se ha buscado en ningún momento la verdad, sino apuntalar la versión que la Guardia Civil dio en noviembre de 2015 y que sirvió para meter en la cárcel a Zaplana en mayo de 2018", subrayó.
El abogado comenzó su informe cuestionando tanto la instrucción de la causa como el trabajo de la Policía Judicial, a la que calificó de "antigua", "propia de un régimen anterior del 78".
A continuación, se centró en los conocidos como papeles del sirio, documentos que sirvieron para abrir el caso y que un ciudadano de origen sirio dijo haber encontrado en un inmueble que tenía alquilado en Valencia, y que había pertenecido hasta el año 2006 a Zaplana y su mujer.
El documento se analizó y no se encontraron huellas de Zaplana. Por tanto, consideró que es "materialmente imposible" que él tuviera contacto con esos papeles.
"Es imposible que esos papeles pudieran ser dejados en 2006 en el domicilio porque uno de ellos llevaba fecha de impresión de noviembre de 2009 y, otro, portaba datos registrales de una sociedad que tampoco pudieron ser incorporados sino a partir de 2008", añadió.
Estos papeles sirvieron a la juez para encargar una serie de diligencias y para dictar la entrada en prisión de Zaplana.
Para apoyar la versión de la supuesta conspiración, la defensa citó en el juicio como testigos al exgerente de la empresa pública Imelsa Marcos Benavent, a quien se los entregó el sirio, y al excomisario José Manuel Villarejo, quien habló de montaje.
Villarejo fue el primer testigo propuesto por Zaplana en declarar. El comisario jubilado apuntó ante el tribunal a un "interés" por el PP y por el expresidente del Ejecutivo central Mariano Rajoy por "cargarse" al expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro con el PP.
"Pensaban que podía disputarle el liderazgo", manifestó.
"Y yo le dije que era un error usar malas artes para implicar. Que si había sospechas, habría un procedimiento ortodoxo", afirmó.
Mientras, Marcos Benavent identificó los documentos que tenía el sirio, pero no se ratificó en su declaración.
"No estaba en condiciones físicas ni mentales para declarar. Fui obligado a ir a declarar a la Ciudad de la Justicia el 22 de mayo de 2018. La UCO vino a buscarme. Después de estar toda a noche bebiendo y fumando. Yo no estaba en condiciones de declarar, ni de ir a ningún sitio. No me tenía en pie. En ningún momento me dijeron que venía a declarar por este tema".
"Tiró la droga"
La acusación mantiene que estos hechos no guardan ninguna relación con la investigación y así lo considero el juzgado, y posteriormente la Audiencia de Valencia, durante la fase de instrucción.
No obstante, la defensa de Zaplana destacó en sus conclusiones las revelaciones.
"La teoría de la conspiración es a la que aludía Eduardo cuando fui a verle a Picassent, cuando me decía 'esto me lo han montado. No puede ser'. Ahora, visto lo visto, llego a la convicción de que esto fue un montaje desde el primer momento y se creó una verdad artificial que se ha mantenido hasta hoy", dijo Daniel Campos.
Según la versión defendida por el abogado de Zaplana, el dinero hallado en Suiza sería del propio testaferro uruguayo.
"En mis tiempos de Antidroga era frecuente que cuando los narcos sentían el aliento de la Guardia Civil tiraban la droga, no porque fueran filántropos, sino para librarse de la imputación que se les venía encima. Eso es lo que hizo Fernando Belhot: tiró la droga por la borda al sentir el aliento de la Justicia española, andorrana y brasileña, que también le investigaba", insistió el letrado.
"El dinero iba a ser decomisado inmediatamente porque estaba en trámite la comisión rogatoria a Suiza. Así, Belhot consiguió impunidad absoluta y salvar el dinero que se fue a sus cuentas de Uruguay. Se fue de rositas y con el dinero", manifestó.
Fechas
El tribunal de la Audiencia de Valencia tendrá que examinar los próximos meses los indicios y argumentos de las partes para llegar a un veredicto que resonará en la política.
La primera sentencia tardará en llegar y es más que probable que se conozca ya en 2025, según reconocieron fuentes judiciales a EL ESPAÑOL.
Si Zaplana es condenado, no ingresará inmediatamente en prisión porque la sentencia definitiva tardará mucho más. No obstante, si la pena finalmente fuera elevada podría tener que volver a la cárcel sin esperar al Supremo, en el caso de que se apreciase riesgo de fuga.
Se trata de una causa con una especial complejidad, que requiere de un pronunciamiento solvente y sosegado. Son los tiempos que se suelen manejar en estos casos. El juicio contra Camps por Gürtel, por ejemplo, finalizó en octubre del año pasado y todavía no se conoce la sentencia.