El ministro de Defensa Nacional de Portugal, Nuno Melo, ha reclamado este viernes a España que entregue el pueblo pacense de Olivenza, ubicado cerca de la frontera entre los dos países y que cuenta con 12.000 habitantes, subrayando que es un municipio portugués "por tratado" y entiende que es un derecho "justo" exigir esta reclamación.

"Olivenza es portuguesa, naturalmente, y no es ninguna provocación", ha señalado en declaraciones a los medios desde Estremoz, en el distrito de Évora, según recoge la agencia portuguesa Lusa.

El ministro ha explicado que según el Tratado de Alcañices, firmado por la Corona de Castilla y el reino de Portugal en 1297, el Estado portugués no reconoce a Olivenza como territorio español. Nuno Melo ha recordado que ya defendió esta cuestión cuando era eurodiputado, por lo que no está dispuesto a renunciar a esta reclamación.

Por su parte, el líder del Partido Socialista, Pedro Nuno Santos, ha rechazado las declaraciones del ministro, que ha tildado de "extrema gravedad" y con "impacto en la política exterior", especialmente con las relaciones diplomáticas con España. Así, ha exigido responsabilidad al primer ministro, Luis Montenegro.

El alcalde de Olivenza, Manuel José González Andrade (PSOE), ha afirmado que los discursos que buscan "separar mediante fronteras, en pleno siglo XXI, estaban más que olvidados y pertenecen a siglos pasados". "Pretenden dividir o enfrentar hablando de territorios sin pensar en las personas", incide. "Estoy convencido de que el ministro tiene asuntos más urgentes e importantes de los que ocuparse en este momento", agrega.



"Olivenza está plenamente satisfecha y siente orgullo de su pasado y de su historia porque nos hace singulares y nos permite tener una identidad única en toda la Península Ibérica", ha manifestado.

Los oliventinos y sus descendientes pueden adquirir la nacionalidad portuguesa y los rótulos de sus calles están en ambas lenguas.

A mediados del siglo XX en Olivenza el idioma que se escuchaba en las calles era el portugués, aunque ese vínculo transmisor que se había mantenido durante siglos se ha ido rompiendo al morir las generaciones mayores, por lo que hoy en día hablan portugués más de 1.500 oliventinos, fundamentalmente los ancianos, pero también los más jóvenes, que se han beneficiado de las medidas de impulso para mantener en el municipio el conocimiento de la lengua lusa.

Una disputa reavivada

Si se viaja hasta 1999, el entonces embajador de Portugal en España, Antonio Martíns da Cruz, dijo que la reclamación por parte del Ejército portugués de la población fronteriza de Olivenza "es una cuestión que no tiene actualidad diplomática", después de que algunas voces del ejercito luso apuntaran que España debería haber devuelto esa población.

Tres años después (2002), el entonces líder socialdemócrata José Manuel Durao Barroso afirmó que la cuestión sobre la soberanía de Olivenza no debía obstaculizar las excelentes relaciones entre España y Portugal. "Hay que ser objetivos, realistas y pragmáticos. Hoy esa cuestión no es de manera ninguna prioritaria", afirmó.

Sin embargo, ese mismo año, el que fuera coronel del Estado Mayor del Ejército Portugués, Américo José Guimaráes Fernandes, opinó en Badajoz que Olivenza era "una parte integrante del territorio portugués" aunque matizó que la última palabra sobre este asunto la deben tomar los oliventinos.

No obstante, el coronel e historiador matizó que las relaciones actuales entre ambos países "son de hermanos" y apuntó que la influencia de Portugal en la historia de España ha sido tan grande como la del país hispano en el luso, a la vez que insistió en que Portugal "jamás fue una amenaza para la integridad de España".

Un año después, el tema adquirió carácter internacional cuando se divulgó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense incluía la cuestión de la soberanía de Olivenza en sus fichas sobre Portugal y España.

"Esto lo ha dicho la CIA -señaló el alcalde-, un organismo muy prestigioso pero, en mi opinión, un poco riguroso y un tanto distraído, y que casi nos obliga a inaugurar la Feria con trajes de camuflaje", afirmó el alcalde Ramón Rocha en la inauguración de un evento taurino.

Sobre esta misma cuestión, el ya ministro portugués de Asuntos Exteriores Antonio Martins da Cruz dijo que la cuestión de Olivenza está congelada, no debe reabrirse "y no figura en la agenda política" con el país vecino.

El ministro, en declaraciones difundidas por los medios de comunicación portugueses, rechazó la posibilidad de emprender cualquier diligencia diplomática y opinó que "tenemos que actuar cautelosamente con los asuntos que pueden comprometer las relaciones con uno de los mayores socios económicos de Portugal".

"El problema de Olivenza -dijo el ministro luso- está congelado desde el Tratado de Viena, de 1815", que España no aceptó, y Martins da Cruz sólo admitió que el diferendo podría resolverse entre ambas naciones en otro momento.

En 2004, el exembajador de España Máximo Cajal presentaba su libro 'Ceuta y Melilla, Olivenza y Gibraltar. ¿Dónde acaba España?', en el que plantea la necesidad de que España reconozca abiertamente la existencia de un problema con Portugal a causa de Olivenza.

Según expuso, Olivenza es española, "aunque sólo sea por razones geográficas", pero manifestó que sería bueno que España tomara conciencia de ello y buscara alguna fórmula que aliviara ese malestar, porque "admitir la existencia del problema denotaría cierta sensibilidad".