Irene Niño, la inspectora que atrapó al 'violador del ascensor', la encargada de seguir los pasos de Errejón
- Al frente de UFAM Madrid, esta inspectora jefe tiene un equipo de 140 agentes dedicados a investigar la violencia contra la mujer en la capital.
- Más información: Los 'wasaps' que Mouliaá aporta a su denuncia: un chat con su amiga en el que narra su "decepción con Errejón"
La inspectora jefe Irene Niño es probablemente la mayor referencia policial de todo Madrid en asuntos relacionados con violencia contra la mujer. "Sabe más que la propia unidad central de Policía Judicial", señalan mandos policiales que conocen su trabajo. Será ella la encargada de indagar sobre la denuncia presentada por la actriz Elisa Mouliaá contra el ya exdiputado Íñigo Errejón por un delito de naturaleza sexual.
Niño lleva 15 años investigando crímenes relacionados con la violencia de género en la capital. Se ha encargado de agresiones sexuales, casos que, casi siempre, acaban resuelto de forma exitosa. "Es seria, rigurosa, equilibrada en sus decisiones", señalan a EL ESPAÑOL quienes conocen su labor policial.
Actualmente, está al frente de la UFAM, la Unidad de Familia y Atención a la Mujer que se creó en el año 2015 y desde la que se atiende a víctimas de violencia de género.
El equipo con el que cuenta la inspectora jefe Niño es considerable. Trabajan en unas dependencias propias. A su cargo, dos inspectores, 23 subinspectores, 25 oficiales de policía y 90 agentes como personal operativo adscrito a su unidad.
En total, 140 agentes divididos en dos secciones: protección e investigación. La primera se dedica a dar apoyo y velar por las mujeres maltratadas de la ciudad. La sección de investigación es en la que ha recaído la denuncia contra el exdiputado de Sumar y co-fundador de Podemos.
Irene Niño tiene en la UFAM una guardia de 24 horas los 365 días del año. En cada turno de esa guardia cuenta con ocho o nueve agentes disponibles. Fueron ellos los que este pasado jueves, al filo de las 12 de la noche, recibieron a Elisa Mouliaá en sus dependencias, la escucharon y comenzaron a investigar su denuncia contra el político progresista.
El violador del ascensor
Por sus manos han pasado todos los casos importantes de la última década y media. Una de las investigaciones de los últimos años en la que ella y su equipo lograron un éxito incontestable fue la Operación Moon. En el año 2017, cuatro mujeres, todas de en torno a los 20 años de edad, denunciaron haber sido raptadas en torno a las mismas fechas en los alrededores del Hospital de la Paz, al norte de Madrid.
Todas ellas contaban la misma historia. Un hombre las abordaba en su coche a plena luz del día, cuando iban solas por la calle. Sacaba una pistola, las maniataba, las introducía en el maletero para llevarlas a un apartamento en el que vivía en Segovia. Allí las violaba y horas más tarde las devolvía de nuevo al centro de la ciudad.
El monstruo se llamaba Pedro Luis Gallego, el violador del ascensor, un delincuente sexual liberado tras la derogación de la doctrina Parot en 2015. Con múltiples casos a sus espaldas, al poco de salir volvió a actuar. Fue Irene Niño y su compañera, la inspectora Esther Pulido, quienes lograron descubrir a este reincidente depredador.
Ahora, la inspectora jefe Niño tiene ante sí otro caso mediático, que ya está provocando un seísmo político en la izquierda y en la política en general. Horas después de conocerse la dimisión de Errejón por los episodios narrados por diversas mujeres anónimas, Mouliaá dio el paso. Y fue a una comisaría a denunciarle.
Horas después, los agentes a cargo de la inspectora jefe Niño en la UFAM le preguntaron a la intérprete si se sintió víctima de un delito sexual. Ella respondió que sí. Así consta en la denuncia, publicada por EL ESPAÑOL.
Los hechos narrados en ella se habrían producido en septiembre de 2021. Según el documento, una tarde de finales de ese mes, Errejón y Mouliaá acudieron a una fiesta en casa de una amiga de la intérprete. Allí, a instancias del dirigente, que cogió a Mouliaá del brazo, entraron en una habitación de la vivienda y el político cerró el pestillo de la puerta "para impedir que la denunciante pudiera escapar".
Dentro de la estancia, de acuerdo con la denuncia, el político comenzó a tocarle y besar distintas partes del cuerpo. Sobre todo, los pechos y los glúteos. No obstante, la actriz no pudo concretar ante la Policía si fue por debajo o por encima de la ropa, "aunque recuerda que le llegó a quitar el sujetador al tiempo que le decía frases lascivas". "Todos estos hechos ocurrieron sin consentimiento de la declarante", subrayaba la denuncia.
"Acto seguido, empujó a la dicente [Mouliaá] sobre la cama y el denunciado se sacó su miembro viril, comenzando a lamer la zona de los pechos (...). La dicente recuerda que se sintió paralizada y que no consintió nada de lo que sucedió".
La narración continúa, y Errejón le insistió que se fueran de la fiesta a su casa. Ya en el vehículo, a mitad de camino, la actriz recibió —según relató ante la Policía— una llamada de su padre, que estaba al cuidado de la hija de Mouliaá. Le comunicó que la niña tenía 40º de fiebre, "extremo que no preocupó a su acompañante, el cual no reaccionó en absoluto".
"Íñigo mantenía una actitud fría e impasible a lo que estaba sucediendo", narra la denuncia. Pese a la extrañeza y la incomodidad, la actriz accedió a subir al domicilio del entonces diputado, quien, "sin mediar palabra, comienza a besar a la denunciante en los labios", y volvía a practicarle tocamientos.
La denuncia expone que la actriz aparta entonces a Errejón y le dice que se siente muy incómoda. Está preocupada, dice, por la salud de su hija. Finalmente, le espeta: "Íñigo, sólo sí es sí. Parece mentira que me esté pasando esto contigo".
Al instante le reprocha "no saber qué es la seducción, los tiempos y la escucha". Errejón, según la denuncia, le contestó "dándole las gracias y diciéndole que eso le iba a servir para futuros encuentros". Al oírlo, Mouliaá sintió "sorpresa, repulsión y decepción".