La banda de sicarios menores de edad que dirigía un chico de 14 años desde Alicante cobraba hasta 50.000 euros por crimen
- España era la base de operaciones de una oficina de cobros dirigida por un menor. Los asesinos, que actuaban en Europa, también eran adolescentes.
- Más información: Interior alerta de que Daesh intensifica la captación de menores: "Les ofrecen aventura al estilo de los videojuegos".
Los agentes que le detuvieron dicen que era un niño de carácter frío. Desde que comenzaron a vigilar sus pasos y su vida cotidiana, solo le vieron ir al colegio una vez. Un chaval del barrio de San Juan, en Alicante, con una familia asentada en una cómoda y discreta urbanización.
Aunque les pareciera increíble, el joven llevaba tiempo dirigiendo una red de sicarios para perpetrar asesinatos en toda Europa. Un grupo de asesinos a sueldo menores de edad.
Los agentes de la UDYCO Central y de la UDYCO Costa del Sol de la Policía Nacional están acostumbrados a investigar actos violentos de suecos, holandeses, franceses, pero todos cometidos por delincuentes adultos. "Nunca menores. Cuando nos llegó el aviso de Suecia pensábamos que estaban de broma", señala a EL ESPAÑOL uno de los investigadores.
Operación Carrusel
El chivatazo era verdad. Un niño de 14 años, con edad de cursar 1º de la ESO, dirigía una oficina de cobros del sicariato para una gran organización internacional. A su cargo, una decena de jóvenes pistoleros del norte de Europa.
Captaba a los potenciales asesinos a través de un canal de Telegram. Ninguno llegaba a los 18 años. Los pagos oscilaban entre los 20.000 y los 50.000 euros por objetivo, dependiendo del valor de la vida que hubiera que segar.
Con una advertencia de las autoridades suecas comenzó la investigación de la Operación Carrusel. Se iba a producir un ajuste de cuentas en La Costa del Sol, un crimen entre bandas en el que un motero resultaría asesinado. Un joven sueco de 17 años viajaba a España para consumar el crimen por encargo. Era uno de los tiradores pagados por el joven conseguidor.
Los servicios centrales de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) y de su sección en la Costa del Sol le encontraron ya en territorio nacional. Luego siguieron discretamente el rastro hasta Torremolinos y Benalmádena (Málaga), donde tenía que cometer el crimen.
Estuvieron cinco días tras sus pasos y monitorizaron cada uno de sus movimientos. El joven mantuvo perfil bajo, apenas salía del hotel, hasta que un día decidió dar una vuelta en patinete eléctrico hasta la urbanización en la que tenía que perpetrar el asesinato.
Lo hizo dos días seguidos. En los seguimientos los agentes comprobaron que buscaba las posibles vías de acceso a las viviendas, las entradas y salidas, los caminos de tierra para escapar... En definitiva, el joven preparaba el terreno para liquidar a un objetivo y escapar a toda velocidad.
La detención se produjo el pasado mes de mayo. Los investigadores decidieron arrestarle antes de que pudiera actuar. En el hotel encontraron guantes, cinta aislante, una brida. "En ese momento no tenía ningún arma porque estaba a la espera de que se la facilitasen. Siempre la obtienen justo al final, para evitar riesgos innecesarios". A raíz de esta detención, la investigación les condujo hasta la persona que había encargado el crimen. Un niño, de 14 años, que vivía en Alicante con su familia.
Se trataba de un joven con nacionalidad sueca pero nacido en Serbia. Vivía con su padre, un delincuente violento con antecedentes por tráfico de drogas. A la madre no le constaba ningún delito en el historial, pero conocía a la perfección el trabajo que estaba realizando su hijo.
"La organización llevaba desde tiempo atrás asentada en España, cuando detuvimos en mayo al sicario de 17 años ya estaban aquí asentados", explican los investigadores. Cuando llegaron al menor, no se lo podían creer. Era algo que sus homólogos en Suecia les contaban que ocurría allí desde hace años, donde existe un grave problema con el crimen organizado. Pero nunca imaginarían encontrar estar clase de organizaciones criminales en España.
Los padres del jefe de los sicarios no trabajaban. Solo vivían del mundo del crimen. Lo significativo fue cuando comenzaron a descubrir que todos los que tenía a su cargo también eran menores de edad. Junto al joven fueron detenidos dos de sus sicarios en Alicante. En uno de los registros se intervino una pistola.
Dicen los investigadores que el joven tenía cierta facilidad para conseguir captar a otros adolescentes para completar estos asuntos turbios. Para ello utilizaba canales de Telegram en los que lanzaba sus ofertas y sus objetivos a otros compatriotas. Solía tratar de conseguir perfiles de jóvenes como él. Chicos que ya hubieran estado en contacto con el mundo del crimen. Con pocas posibilidades de prosperar y muchas ganas de dinero fácil.
El padre, que jugaba "un papel fundamental", le ayudaba luego con los pagos. Era en su vivienda donde se centralizaba toda la actividad de la organización y estaba constituida como centro de operaciones. Allí se manejaban las cuentas de las redes sociales utilizadas para reclutar a los jóvenes y dar las órdenes para ejecutar los crímenes.
Cuando la investigación ha estado amarrada han procedido a arrestarle. Descubrieron que el niño de 14 años había previsto el envío de un fusil de asalto al joven sicario arrestado antes que él, para que cometiese el crimen en Benalmádena. También sabían para entonces que había llegado a España para matar a un miembro de un grupo motero rival.
Al mismo tiempo, la Policía Nacional detuvo en Dinamarca en la misma operación a otros dos menores de edad, también de nacionalidad sueca. Tenían la intención de cometer otro asesinato. Llevaban dos armas de fuego encima.
La operación se ha llevado a cabo junto a la Policía de Suecia y la de Dinamarca, bajo la coordinación de Europol y Eurojust. Por fortuna, que haya constatado la investigación, este clan no logró acabar con la vida de nadie en España. Sí que consumaron algunos objetivos en otros países del norte del continente.
Alerta de Europol
Hace algo más de un mes, Europol lanzó una nota de inteligencia advirtiendo de que el crimen organizado internacional en Europa estaba intentando reclutar para sí a menores de edad con el fin de seguir perpetrando toda clase de delitos. En ella, la agencia policial europea revelaba que lo detectado ahora en España no es un caso aislado.
"Las grandes bandas del continente están comenzando a integrar en sus organizaciones a menores, de entre 13 y 17 años de edad, asignándoles distintos roles: traficantes callejeros, mensajeros, operadores de almacenes, extractores de drogas del transporte marítimo, estafadores, e incluso, como vemos en esta operación, para cometer asesinatos", alertaba Europol.
El uso de menores para actividades de estafa antes era raro o inexistente, pero ahora representa casi el 10 % de los casos en algunos países. Estos jóvenes criminales se trasladan de una región a otra, de una ciudad a otra, lo que limita la capacidad de reacción de las autoridades locales y disminuye la probabilidad de arresto.
Las plataformas en línea se han vuelto fundamentales para reclutar menores. En las redes sociales, los narcotraficantes han conseguido crear contenido que romantiza a quienes se dedican al crimen organizado, exaltando esas actividades ilícitas.
Como ya ha revelado EL ESPAÑOL, esta práctica se está intensificando también entre las organizaciones yihadistas presentes en España. Fuentes de la lucha antiterrorista observan "un notable aumento" de los intentos de captación de adolescentes y niños por parte de organizaciones como Daesh (Estado Islámico) o Al Qaeda. Son ya un objetivo claro de la yihad, con cifras de jóvenes radicalizados que no deja de aumentar.