Las cinco diferencias entre los mensajes de Felipe VI y Carlos de Inglaterra: del cariz religioso al coro de góspel o las banderas
- El monarca británico busca la complicidad de la nación llevando su discurso al ámbito personal. Contrasta la falta de reacciones políticas en Reino Unido.
- Más información: El Rey reclama "diálogo", "consenso" y "serenidad" a los políticos para defender la "democracia liberal"
Un día después del mensaje de Nochebuena de Felipe VI, le tocó el turno al rey Carlos III de Inglaterra, que pronunció su discurso a la nación en el día de Navidad, a las tres de la tarde, como es tradición en el Reino Unido. Se trataba de su tercera alocución navideña, tras la muerte de su madre, Isabel II, el 8 de septiembre de 2022.
El gusto por la pompa y el boato de la realeza de Gran Bretaña se dejaron notar en la intervención del Rey, así como la cercanía con la que se suelen dirigir desde la Casa de Windsor hacia el pueblo.
El mensaje de Carlos III comparte algunos elementos con el de Felipe VI, aunque también existen bastantes diferencias, como ocurre con la propia monarquía británica y la española. Estas son las cinco más destacadas entre los discursos de ambos monarcas.
1. Puesta en escena
Este año Felipe VI había decidido cambiar de ubicación: en lugar de su despacho en el Palacio de la Zarzuela se decantó por el Salón de Columnas del Palacio Real, un lugar con más solemnidad.
Carlos III también modificó su emplazamiento, aunque en su caso salió fuera de las dependencias reales por primera vez en los últimos 18 años. El espacio elegido fue la capilla de Fitzrovia, que antiguamente formaba parte del Hospital Middlesex de Londres.
Desde allí el monarca británico se dirigió a la nación en pie, desde un plano medio en el que no se le veían las manos. Una imagen que contrasta con la imagen sentada y gesticulante de Felipe VI. El monarca británico padece una enfermedad llamada dactilitis, que provoca que se le hinchen las manos, por lo que prefirió ocultarlas para su discurso.
La vestimenta era muy similar, ambos con traje oscuro y corbata azul. La única diferencia es el pañuelo en la solapa de Carlos III, más clásico que el jefe de Estado español.
De fondo, el rey de Inglaterra tenía un árbol de Navidad y unos adornos florales en la capilla, que después fueron donados a una organización de ayuda a enfermos de cáncer. Felipe VI apareció también con un árbol a un lado y al otro una fotografía de la DANA de Valencia y las banderas de España y la Unión Europea.
Esta es otra de las diferencias, ya que Carlos III no mostró ninguna enseña nacional. Sólo se ve una bandera al final de la realización, en unas imágenes de archivo en las que aparece una selección deportiva.
2. Realización
Una de las principales diferencias es que en Reino Unido la realización va rotando entre la BBC, Sky y la cadena ITV, aunque después todas puedan emitir el mensaje. Este año, la señal la realizó la privada Sky News, fundada por el magnate Rupert Murdoch.
Mientras, en España la señal siempre ha dependido de TVE, si bien la distribuye a las televisiones privadas, que deciden si emitir o no el discurso.
En cuanto a la ejecución, en las imágenes que vieron los ingleses, se abren las puertas del Palacio de Buckingham, donde se encuentra la banda real tocando el himno nacional. Al finalizar, aparece un rótulo en el que se lee "The King" (el rey) y acto seguido, Carlos III en pie desde la capilla del viejo hospital.
A los 20 segundos de que aparezca por primera vez en pantalla, su discurso queda cubierto por imágenes de archivo en las que se ve a él y a la reina Camila junto a veteranos de guerra o en actos de la Commonwealth. En el resto del discurso se solapa el monólogo del rey con imágenes del resto de la familia real o de acontecimientos de la vida social del país.
En España, el discurso del Rey siempre ha tenido una imagen estática, en la que lo único que aporta algo de dinamismo son los cambios de plano del monarca sentado.
Y si la puesta en escena británica había comenzado con la banda real interpretando el God save the King, finalizó con un un coro de góspel, liderado por una joven negra, cantando un villancico clásico llamado Once in Royal David's City.
En su lugar, el mensaje de Felipe VI termina con una foto familiar y un breve plano del Palacio Real con el himno español de fondo.
3. Duración
Aquí el desequilibrio es notable. El monólogo de Carlos III duró 6 minutos y 20 segundos, mientras que el de Felipe VI se extendió durante 13 minutos y 50 segundos, el doble que el de su homólogo británico. Además, el rey de Inglaterra aparece aún menos tiempo en pantalla, cubierto en algunos momentos por las citadas imágenes de archivo.
Teniendo en cuenta la duración total, con las escenas musicales del principio y el final, en Reino Unido la realización se prolongó durante 10 minutos y 30 segundos por los 16 minutos de la producción en España.
4. Contenido
También en el fondo los discursos de uno y otro son muy distintos. El Rey de Inglaterra, en ese tono paternal que suele ejercer la monarquía británica, llevó su mensaje al terreno de lo personal, buscando una relación íntima con la nación.
En un año en el que él y Kate Middleton, la mujer del príncipe de Gales, han anunciado que padecen cáncer, Carlos III le dio las gracias al personal médico que le ha atendido a él y a otros miembros de su familia. "También estoy tremendamente agradecido a aquellos que me han ofrecido palabras de compasión y ánimo", dijo mirando fijamente a la cámara desde un plano más corto.
Carlos III también se refirió a los soldados veteranos en el 80º aniversario del desembarco de Normandía, a las guerras abiertas hoy en Oriente Medio y el centro de Europa, a las organizaciones humanitarias y a los miembros de la Commonwealth.
Además, su discurso tuvo un alto contenido religioso, con constantes referencias bíblicas, a Jesús y a la Natividad. "El mensaje de los ángeles a los pastores, que debería ser de paz en la Tierra, trasciende toda fe y filosofía", dijo, desde una antigua capilla.
Hay que recordar que el Rey no es sólo el jefe de Estado del Reino Unido sino que también ostenta el cargo de gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra.
Mientras, el discurso del Rey es eminentemente laico y suele hacer un repaso de los aspectos más relevantes de la vida social y política de nuestro país. Este año, Felipe VI incidió en los afectados por la DANA -e hizo alusión a quienes participaron en las labores de rescate-, habló de inmigración, el problema de la vivienda o la crisis climática y pidió "serenidad" a los políticos.
Y, más allá de dirigirse a los españoles en nombre de él y su familia, tampoco hubo ninguna referencia a su ámbito privado.
5. Reacciones
La respuesta al mensaje del monarca también es completamente opuesta en uno y otro país. En Reino Unido se escucha, se respeta y no se comenta. No hay reacciones políticas al término del discurso. Ni siquiera los irlandeses del Sinn Féin -que están representados en el Parlamento británico pero no juran lealtad al Rey ni a las instituciones británicas- hicieron valoraciones.
El único que se pronunció, por sentido de la institucionalidad, fue el primer ministro, el laborista Keir Starmer. "El mensaje de fortaleza y de unidad de Su Majestad el Rey nos da esperanzas de un futuro mejor. Dios salve al Rey. Y feliz Navidad a todos", escribió Starmer en sus redes sociales.
En España la liturgia es muy distinta. Tradicionalmente, al día siguiente los partidos salen a valorar el discurso del jefe del Estado. Este año sólo PP y PSOE se refirieron a él en términos positivos, mientras que todos los socios de Gobierno fueron críticos en mayor o menor medida. Sorprendió también el silencio de Vox.
Tampoco en la prensa británica -ni siquiera en los tabloides- se encuentran críticas sonadas. Eso sí, en cuanto a las audiencias, en España el discurso sigue cayendo el número de espectadores, al igual que en Reino Unido.
Siete millones de británicos escucharon en Navidad a Carlos III. Cinco millones menos que los que vieron ese día el final de la comedia Gavin and Stacey en la BBC y dos menos de los que se pusieron delante del televisor esa noche para disfrutar de la película de animación Wallace & Gromit: Vengeance Most Fowl, también en la BBC.