El Padre Ángel, en su despacho de Mensajeros de la Paz.

El Padre Ángel, en su despacho de Mensajeros de la Paz. David Morales

España ENTREVISTA

El Padre Ángel: "Quiero creer que no es verdad que las CCAA se peleen por ver quién acoge menos migrantes"

"Sigo triste con el pacto en inmigración; el Gobierno tiene toda la responsabilidad de resolver el problema".

"El pecado de Sánchez y Feijóo es que no dialogan; sólo queda esperar nuevas elecciones y elijamos a otros".

"No tengo ganas de morirme, pero la muerte sólo asusta cuando no has hecho nada en la vida".

Más información: El Gobierno acuerda con Junts el reparto de 4.400 menores inmigrantes no acompañados: Cataluña acogerá entre 20 y 30

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Los aposentos del Padre Ángel se encuentran en lo alto de una calle empinada llena de anticuarios. Sin ánimo de ofender, faltaría más, pero ahí, en su pequeña oficina, parece el tesoro mayor de todas esas reliquias. Él, de alguna forma, también es una pieza única, un incunable de los que ya son difíciles de encontrar

También los antiguos templos se alzaban en lo alto de las colinas. Pero el suyo, claro está, no es como los demás. Desde su despacho, una modesta estancia presidida por una mesa camilla y pintas de rebotica, maneja los resortes de todo lo que ha puesto en pie. Su iglesia, la de San Antón, en la que acoge a personas sin hogar las 24 horas del día, está a ras de suelo. Mucho más como es él. 

Eso está en el barrio de Chueca. Nosotros hemos venido a la zona del Rastro, donde también tiene un centro de día, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Un comedor para personas vulnerables, centros solidarios por toda España y proyectos por medio mundo completan la obra.

Acaba de cumplir 88 años y su agenda sigue siendo como la de un veinteañero. Nos urgen para la entrevista, porque después tiene que ir a solucionar unas inundaciones en una catedral que también gestionan en Mejorada del Campo. Así es Mensajeros de la Paz, la ONG que crearon hace 63 años el Padre Ángel García Rodríguez y su compañero y amigo, el Padre Ángel Silva.

Su compañero de viaje falleció hace un par de años. El nuestro, para no confundir, es el primero. Un hombre que nació en Mieres (Asturias) meses después de la Guerra Civil y que ha conocido todo el franquismo y lo que llevamos de democracia posterior. Hizo de la acogida a los pobres y los inmigrantes su mensaje y no ha tenido nunca reparos en decírselo a la cara a los políticos. 

Entrevista al Padre Ángel

Detrás del Padre Ángel real está el Padre Ángel en foto con Calvo Sotelo, con Felipe, con Aznar, con Zapatero, con Rajoy, con Sánchez, con Feijóo, con este Rey, con el anterior, con este Papa, con el de antes… Pocas personas han tenido tanto acceso a personalidades de distinto signo en España como él. Si cada país nombrara un pontífice vicario, como de andar por casa, probablemente le darían el cargo.

Comparte edad con el de Roma, al que ha ido a rezarle estos días a las puertas del hospital. Y toda la vitalidad que tienen esas personas mayores, capaces de sacar la lengua, burlones, como hacen los niños cuando dicen algo atrevido. A estas alturas de la vida dicen que se vuelve a la infancia, aunque a él la ilusión no se la han quitado nunca.

Padre, se me hace raro estar aquí con usted en una oficina y no verle en acción. Lo que ha montado en estos años parece casi un imperio.

Cuando uno es joven, siempre sueña con hacer cosas. Nosotros comenzamos hace 60 años en Asturias. Éramos dos curas jóvenes que empezamos a deshacer los hospicios para meter a los niños en hogares normales. Pusimos pisos en casi todas las provincias y así nació Mensajeros de la Paz. Entonces no estaba bien visto ni por los míos. Decían: "¿Cómo van a poder vivir juntos niños y niñas en un mismo piso?"

Aún así, el primer lugar al que llegó como sacerdote fue un orfanato. ¿Recuerda al primer niño con el que se encontró?

Sí, claro, lo tengo aquí [señala una fotografía enmarcada]. Es Salvadorín, uno de los primeros niños que llegó a nuestras casas. Ha muerto ya. Cuando me lo dijeron, hace unos seis meses, me puse muy triste. Cuando yo lo acogí tenía seis o siete años y han pasado sesenta y tantos; ya se me van muriendo algunos de ellos. Han pasado más de 60.000 niños por Mensajeros de la Paz, aunque para mí la cuestión no es la cantidad, sino que hayas podido abrazar, dar un beso a un niño e incorporarlo a la sociedad.

Cuando ve ahora a los menores que llegan de otros países, fundamentalmente de África, ¿le recuerdan a la España de la posguerra que usted vivió?

Me recuerda porque los primeros niños que llegamos a tener en Oviedo eran de Ceuta. Fuimos en coche, en un Dos Caballos, hasta Cádiz y después los llevamos a Covadonga. Eran niños emigrantes, o sea que esto no viene de ahora. A veces no éramos lo suficientemente bondadosos con la gente que venía a nuestra tierra, con el agravante de que nosotros nos hemos movido por toda España. Y nos acogieron, no nos rechazaron. 

Una de las asignaturas pendientes que tiene este Gobierno es legalizar a la gente. Lo que está sucediendo con la inmigración es de juzgado de guardia, es de ponerse tristes, de pensar cómo es posible que sea verdad lo que estamos viendo con nuestros ojos. Yo pienso vivir todavía casi otros 20 años y creo que me acordaré de cómo es posible que llegaran personas a España y las rechazáramos o incluso las dejáramos morir en el mar.

El Padre Ángel, frente a las oficinas de Mensajeros de la Paz, en Madrid.

El Padre Ángel, frente a las oficinas de Mensajeros de la Paz, en Madrid. David Morales

Antes de ir a eso, le quería preguntar por sus orígenes. Su padre trabajaba en una fábrica de Mieres y creo que no les sobraba nada. ¿Cómo era su casa?

Cuando nos hacemos mayores recordamos mucho la infancia. Yo tuve una infancia feliz, a pesar de las necesidades. El pan era racionado, nos daban una barra para cuatro personas que éramos en casa y con eso había que comer. Recuerdo que con seis o siete años le llevaba la comida a mi padre en una cesta a la fábrica y me quedaba mirando hasta que me daba un trozo de chorizo o lo que sea. Eso sabía a gloria. 

Su madre era hija de esa Asturias roja y su padre muy de derechas. ¿Es lo que le hizo a usted ser tan conciliador o eso se lo dio la Iglesia?

Yo creo que sí. Mis padres discutían mucho porque no tenían la misma ideología, mi madre no fue nunca a misa hasta que yo fui al seminario.

¿Era una roja peligrosa?

Y tenía razón pa ser roja. Porque a su padre y a sus hermanos los habían metido en la cárcel, a sus hermanas les habían cortado el pelo. Yo recuerdo ir con mi madre a ver a mis tías a la cárcel de Mieres. Y daba la casualidad de que mi padre era muy de derechas y mi tío era cura. 

Mi pueblo estaba dividido entre los que habían matado a unos y los que habían matado a los otros. Y yo vi aquello de niño, cómo traían a los que mataban en el monte porque eran de una ideología o de otra, mientras el cura ayudaba a las viudas o a los huérfanos. Eso te deja marcado. Yo pensaba que cuando fuera mayor quería ser cura como el de mi pueblo para ayudar a la gente.

Lo que está sucediendo con la inmigración es de juzgado de guardia, es de ponerse tristes, de pensar cómo es posible que sea verdad lo que estamos viendo con nuestros ojos

Hace unos meses hizo un llamamiento al PSOE y al PP para que reformaran la Ley de Extranjería. Ahora se ha reformado. ¿Está contento con el acuerdo al que se ha llegado?

Estoy más con el presidente de Canarias, que sigue estando triste y no lo entiende. He hablado con él muchas veces, ha venido a la iglesia de San Antón, no digo a llorar, pero sí a decir que teníamos que hacer algo.

También ha estado con el presidente de Ceuta, ¿no?

Sí, he estado con Juan [Jesús Vivas] muchas veces. Y he llegado a escribir una carta tanto a Feijóo como a Pedro Sánchez pidiéndoles que quería tomar un café con ellos dos a solas. Es cierto que uno a uno lo puedo hacer…

Pero usted quería juntar a los dos.

Y sin medios de comunicación, que por lo menos dijeran que sí a algo. No se puede estar en contra de legalizar a los inmigrantes para que tengan una vida mejor. Es verdad que tiene que haber normas y leyes, pero no hay autoridad en la tierra que nos pueda prohibir ir de un lugar a otro, que nos pueda prohibir buscar donde comer. Y si no les dejan venir se irán a otro sitio. Con el tiempo nos echaremos las manos a la cabeza, como nos pasaba cuando las mujeres no podían tener el carné de conducir o abrir una cuenta en el banco. 

El Padre Ángel reflexiona sobre la inmigración.

El Padre Ángel reflexiona sobre la inmigración. David Morales

Pero, ¿por qué dice que se siente más cerca del presidente de Canarias? Porque es verdad que se ha llegado a un acuerdo, aunque los dos grandes partidos siguen enfrentados.

Porque él es quien está sufriendo todo el peso de la inmigración, donde están esos 4.000 o 5.000 menores es en Canarias. Yo he estado en el puerto de El Hierro y he visto al alcalde y a la gente desesperada por ver cómo llegaban tantos cayucos. Entonces, no se entiende mucho cómo es posible que no se pongan de acuerdo las dos fuerzas más importantes dentro del Parlamento para conseguir resolver el problema de la inmigración.

¿No son capaces o no quieren?

Sólo queda esperar que vengan unas nuevas elecciones y elijamos a otros que no sean estos.

¿Y eso cambiaría algo? 

Sí. Estoy convencido de que yo no lo veré, pero tú sí que vas a ver a otros políticos con otro talante. Es decir, no es posible que nos pongan nerviosos todos los días con problemas que se pueden solucionar. Lo ha dicho el Papa Francisco 20.000 veces, que la solución está en dialogar. Él también dijo que dos de los grandes problemas que tiene la sociedad son la migración y la soledad, y ambos tienen arreglo.

Eso tiene remedio, pero los políticos no, según usted.

O se ponen de acuerdo o que vengan otros nuevos. Estos hombres son tíos buenos, tú los coges y te puedes tomar un café o una tortilla con cualquiera de ellos. Con Pedro Sánchez, con el mismo Abascal y con Feijóo. 

¿Con Abascal también iría usted? 

También. Si es de carne y hueso como nosotros. Él no me tiene mucha simpatía a mí, por aquel barco que vino con inmigrantes y me fui a buscarles… Pero después nos abrazamos en los Premios Príncipe de Asturias. 

Estamos hablando del diálogo y del consenso de los partidos, pero el pacto migratorio se ha firmado con un señor que está en Bélgica y que ha terminado imponiendo su criterio. Es verdad que Cataluña tiene más menores migrantes en sus centros, pero, ¿le parece solidario el hecho de que vaya a ser la comunidad que menos acoja en este nuevo reparto? 

Primero, no es de recibo que este problema lo resuelvan ellos sin contar con nosotros, con la sociedad, las instituciones, las oenegés… En la inmigración teníamos que estar todos. Cuando pasó lo de Ucrania, fuimos nosotros los que acogimos a las familias. Fuimos hasta Ucrania para traer gente aquí. Si nos preguntaran a nosotros, la respuesta que iban a encontrar no es que se ahoguen, que no los vayamos a rescatar o que los devolvamos a su país.

Abascal no me tiene mucha simpatía, pero estos hombres son tíos buenos. Son de carne y hueso como nosotros

Yo le preguntaba concretamente por el tema de Cataluña. Si no le parece raro que todo esto se resuelva desde fuera de España y siguiendo sus propios intereses.

Si hay algo que me escandaliza de esto, te lo puedo decir tranquilamente aunque quizás me pueda costar algún problema, es que todavía estoy esperando al primer presidente de una comunidad que diga: "Oye, mándame 100 o 200 a mí". Sin embargo, hay un montón de presidentes que están buscando empresas o instituciones para que vengan inversores, para eso si están rápidos. ¿Tú sabes la cantidad de colegios cerrados o instituciones donde podrían ir muchos de estos menores? Pues no, se están peleando a ver quién es el que menos coge.

En su despacho, durante la entrevista.

En su despacho, durante la entrevista. David Morales

Precisamente por eso le pregunto si cree que ese discurso puede ser solidario.

No me parece solidario, no me parece de recibo. Ayer [el pasado miércoles] venía de la UNESCO, de un homenaje a Mayor Zaragoza. Llegamos a las 11 de la noche al aeropuerto y me daban ganas de llorar, al ver a cientos de personas ahí durmiendo tirados. En este Madrid nuestro y en esta España nuestra hay gente que lleva meses en esas condiciones. ¿En qué país vivimos?

¿Qué le parece, por cierto, cuando se habla de estos chicos como menas, cuando se habla de reparto como si fuesen mercancía?

Como dice el papa Francisco, es una vergüenza. Ojalá no le pase a nadie eso. Y estamos hablando de lo negativo, pero hay más gente buena que mala.

Desde luego, pero discúlpeme que le insista. Cuando dice que los presidentes autonómicos están peleando por ver quién acoge menos chicos, le pregunto de nuevo qué le parece que haya una comunidad como Cataluña que imponga que ellos se van a llevar la parte más pequeña.

Me duele, me quiero llegar a creer que no es verdad. Pero es verdad, es verdad. Porque después se nos llena la boca, cuando hay riadas y demás, en ser solidarios. Pero cuando nos imponen algo así, no los queremos. Pero mira, yo me he encontrado al alcalde de Oviedo [PP] y al presidente de Asturias [PSOE] y les he dicho que me alegraba mucho de verlos juntos. Y uno de ellos me ha respondido que a veces los suyos no están muy de acuerdo en aparecer junto al otro. Esta es un poco la hipocresía, porque después los políticos se quieren, toman café, hablan a escondidas, se preguntan qué tal la mujer o los hijos. 

Ya me ha hablado de las comunidades, pero, ¿qué responsabilidad tiene el Gobierno en este acuerdo para la acogida de menores? 

Toda. El Gobierno tiene toda la responsabilidad de resolver el problema. Y yo me pregunto: ¿Por qué la sociedad civil no salimos a la calle y decimos, mándenos usted a todos los menores, que yo pongo a tres o cuatro en mi casa?

Usted que es sacerdote y que de esto sabe, ¿cuáles son los principales pecados de Sánchez, Feijóo y Puigdemont? 

Que no dialoguen, ese es el pecado mayor del que van a tener que dar cuenta. No puede ser "y tú más", tienen que dialogar. Cuando un matrimonio no dialoga, se rompe. 

Pero, ¿quién no dialoga? 

Los dos. 

¿Sánchez y Feijóo? 

Los dos. Y los culpables no son sólo los jefes, también los de la dirección de Ferraz y del otro lado.

Pero el presidente puede decir que él sí dialoga con sus socios...

Hay que dialogar con el adversario, no con los tuyos. Así es muy fácil. Habrá visto el diálogo en el Congreso, en el que uno pregunta por la prensa y el otro responde por la dana.

Es un diálogo de sordos.

Pero también es verdad que no hay gente que esté cerca de los políticos y les diga la verdad. Estoy convencido que no hay nadie que le haya dicho a Sánchez: "Presidente, ¿por qué no le has contestado?". Al contrario, están todos allí para decirle lo bien que lo ha hecho. Es que ni en los actos institucionales se dan la mano. No podemos vivir en un país en el que los tíos no se den la mano. Hay que pedirles que se quieran un poco, aunque sólo sea aparentemente. 

El Padre Ángel lamenta la ausencia de diálogo político.

El Padre Ángel lamenta la ausencia de diálogo político. David Morales

A usted lo admira buena parte de la izquierda y, sin embargo, creo que fue capellán con las juventudes falangistas.

Yo estuve con los falangistas, con los de las Jons, con los comunistas… Uno debe tener los pies en la tierra y si te invitan a un congreso los de Vox, los del PP o los del PSOE, ¿por qué no voy a ir?

¿Usted iría a un congreso de Vox, por ejemplo?

Ya he ido al congreso de Vox, y al congreso de Podemos. También he ido al del PSOE y al del PP.

¿Y no le han mirado raro en alguno de ellos? 

Te critican porque no saben que había estado ya con unos y con otros. Hace poco me han visto en una foto detrás de Pedro Sánchez y yo ya he dicho 40.000 veces que no soy de ningún partido, lo que tampoco quiere decir que esté en contra de ninguno. Incluso de esos que a veces no están muy de acuerdo con la doctrina de la Iglesia. Mi único secretario general es el Papa Francisco. 

Alguna vez ha mencionado una frase de Cantinflas, a quien creo que admiraba mucho, que decía que no quería que se acaben los ricos, sino que se acaben los pobres. Hace unos días hubo unas declaraciones de Juan Roig, presidente de Mercadona, que decía que se había sentido desamparado por los políticos durante la dana. ¿A usted le ha pasado? 

Desamparado y solo, sí. Me ha pasado muchas veces, pero no solamente con los políticos, también con quienes están conmigo. Cuando ocurrió lo del Covid le mandé una carta a todos los políticos que habían hecho algo por solucionarlo y entre esas cartas había una a Pablo Iglesias. Pues ya me dijeron que si yo era de ese partido. Pero no es algo que me preocupe, me preocupa más el abandono de los más desfavorecidos, de quienes duermen en los aeropuertos y en la calle.

De todas formas, entiendo que hay ricos y ricos, ¿no? Porque, ¿qué le parece  un señor como Elon Musk en Estados Unidos, que prácticamente decide los designios de un país?

Todos los dioses se caen menos el de verdad. Todos los que se creen dioses han caído en la vida. Los caudillos, los emperadores, los presidentes de instituciones y de gobiernos se caen.

¿Y cuáles son los más peligrosos? 

No los hay peligrosos, son todos de carne y hueso. Eso nos lo enseñó el covid.

Sí, pero hay unos más poderosos que otros.

Los sigue habiendo. Y tenemos que luchar por que compartan. Si no comparten, yo me atrevo a decir que hay que luchar por que se lo quiten y lo repartan entre los demás.

Las fotos con papas y presidentes empapelan su despacho en Mensajeros de la Paz.

Las fotos con papas y presidentes empapelan su despacho en Mensajeros de la Paz. David Morales

En lo que llevamos de año se está hablando constantemente de gasto militar, de rearme, de militarización... Usted, que será una de las personas más pacifistas de este país, ¿entiende este debate? 

No, no lo entiendo. En Amán, en Jordania, yo acompañaba al Papa Francisco en su viaje y le escuché decir con estos oídos: "Son tan criminales los que fabrican armas como los que las usan y matan con ellas". Es decir, a los hombres de paz no se les puede ocurrir pensar que las armas que se fabrican son para la defensa; son para matar. 

Solamente ver lo de Gaza nos tenía que avergonzar. ¿Cómo vas a estar de acuerdo en que haya armas que puedan destruir o matar a miles de niños y a miles de ciudadanos? Es imposible. Pero eso no quiere decir que seas antibelicisista, quiere decir que eres un tío normal, que no estás de acuerdo en que se mate a la gente. Ver a alguien con un fusil en Ucrania matando a otro repugna tanto que no puedes creer que sea verdad.

Tenemos que luchar por que [los poderosos] compartan. Si no comparten, yo me atrevo a decir que hay que luchar por que se lo quiten y lo repartan entre los demás

Pero, precisamente, porque eso ocurre y es verdad, en el caso de Ucrania ha quedado demostrado que el diálogo no está funcionando. Usted ha defendido siempre a este país. Entonces, si el diálogo no funciona y el debate belicista no es el adecuado, ¿cómo se puede abordar este tema? 

Jugaban con armas y quería ganar el que más armas tuviera. Ahora se habla muy mal de Trump, y es para hablar mal de él, pero si consigue el diálogo y se acaba la guerra, bendito sea el diálogo. ¿Por qué no lo hicieron antes, hace tres años? 

El problema es, ¿a qué costa? 

Es que el diálogo no es ganar, no es tener razón siempre. El diálogo a veces consiste en perder algo y ganar en otra cosa. 

Cuando hablamos de estos temas, ¿no le parece un poco absurdo pensar en lo que estábamos antes? ¿En poner un inmigrante aquí o allá? ¿No es algo ridículo?

Vivimos en un momento en el que la sociedad o la patria ya no son una tierra. Yo creo que no somos españoles ni europeos ni nada. Cuando estoy en cualquier sitio yo no me veo como un emigrante, me veo como un hombre, que es lo que somos.

Me ha mencionado varias veces al Papa Francisco. ¿Ha rezado mucho por él últimamente?

He rezado por él y él reza por mí también. He estado ahí rezando debajo del hospital en el que está. La última vez que nos vimos, nos dijimos: "Estamos vivos". Él va a salir y tiene ganas de vivir. Las personas mayores debemos seguir soñando y pensando en que nos quedan muchas cosas por hacer.

¿Y no teme que en el momento en el que él no esté, se venga un poco abajo esa idea que usted tiene, todo este proyecto? Es decir, que la Iglesia cambie y que lo que usted hace sea visto como una ocurrencia o un exceso. O algo peor, como una excentricidad de eso que ahora llaman el virus woke.

Primero, que nos quiten lo bailao. Lo que ha hecho o lo que ha dicho este Papa no nos lo va a quitar nadie. Y segundo, la Iglesia siempre ha tenido unos papas que habrán gustado más o menos. Pero la Iglesia no está hecha con hombres solos, con un Papa o con un cura. Y Mensajeros de la Paz no está hecha sola con el Padre Ángel. Así que, a mí igual, que me quiten lo bailao.

El Padre Ángel se despide en medio de las lluvias de Madrid.

El Padre Ángel se despide en medio de las lluvias de Madrid. David Morales

Me ha dicho antes que va a vivir 20 años más para seguir haciendo muchas más cosas, pero sin yo querer llevarle la contraria, cuando uno llega a este punto, ¿cómo se aproxima a la idea de la muerte? 

Pensando en lo que has hecho y, sobre todo, pensando en lo que has dejado de hacer. Eso es lo más tremendo en la vida. Por eso, los pocos o muchos años que nos queden hay que aprovecharlos para hacer más cosas buenas todavía. Yo no me he muerto nunca, pero me he estado muriendo varias veces, y la muerte sólo asusta cuando no has hecho nada en la vida. Yo no tengo ganas de morir.

Al final, ¿esa es la trascendencia, lo que uno deja?

Los que creemos sabemos que hay un más allá. Y los que no creen, como dice el Papa, tendrán un buen sitio también. 

Padre, ¿nos da su bendición o no hace falta? 

Sí, sí, pero me la dais también vosotros a mí.